Autor: EDUARDO MORAGA VÁSQUEZ / MATO GROSSO DO SUL, BRASIL
Brasil, la nueva estrella agrícola global
Es el principal productor de soya a nivel mundial y lidera en maíz, lo que le permitió transformarse en un fuerte exportador de carnes. Agricultores innovadores, I+D estatal y la demanda china ayudaron a levantar al gigante sudamericano. Llegó desde Río Grande do Sul en 1979. Estas eran tierras dedicadas al ganado. Llegó con una mano adelante y otra atrás”, explica Fernando Cervi, agricultor de Matto Grosso do Sul, ainicios de julio. El productor cuenta la historia de su familia mientras media docena de cosechadoras de maíz recorren el campo de los Cervi cerca de la ciudad de Maracaju. Es la “safrinha”, como se conoce en Brasil la producción de maíz que se siembra en campos que tuvieron soya. Fernando Cervi explica que en la temporada 2024-2025 su familia sembró 4.200 hectáreas de maíz. Para tener una referencia, esa área equivale a casi un cuarto de todo lo que se sembró en la Región de O'Higgins, el corazón maicero de Chile en la última temporada. “Hoy la agricultura es uno de los motores de la economía de Brasil”, agrega Cervi. Las estadísticas oficiales indican que en 2024 el sector agrícola representó el 23% del PIB brasileño y el 419% del valor de sus exportaciones. Además, el sector agropecuario genera el 17% de los empleos formales del país. En torno a Maracaju —una urbe de 32 mil personas—, las carreteras están llenas de camiones con acoplados cargados con el grano de la safrínha. Los maizales se repiten a ambos lados del camino y se pierden en el horizonte. Por momentos, el paisaje parece una copia de Indiana, en el cinturón maicero del Medio Oeste de Estados Unidos. Los Cervi, Maracaju y Mato Grosso do Sul son engranajes de una de las mayores y más recientes maquinarias de alimentos del mundo. Entre 2001 y 2021, el valor de las exportaciones agropecuarias de Brasil pasó de US$ 23 mil millones a US$ 120,6 mil millones.
El país es líder en exportaciones de soja (56% del total mundial), maíz (31%), café (27%), azúcar (449%), jugo de narancarne bovina (24%) y carne de pollo (33%), y es el segundo mayor exportador de algodón y etanol. Hace cuatro décadas, Brasil era 66 un importador neto de alimentos y su agricultura tenía como puntales la caña de azúcar, el café y la ganadería. No muy distinto que en los tiempos coloniales.
El cambio se dio gracias a que se alinearon muchos astros: desde la decisión gubernamental de apoyar la apertura productiva del “Cerrado” —una extensa área tipo sabana en el centro oeste del país—, sumado a desarrollos técnicos locales que permitieron desde la “tropicalización” de la soya hasta cultivar maíz inmediatamente tras esa leguminosa, pasando por una cultura agrícola muy abierta alainnovación y una demanda mundial que explotó en momentos que Brasil dio su salto agrícola. “Gracias a esta expansión, con poco más de 200 millones de habitantes, Brasil produce alimentos suficientes para atender las necesidades calóricas de unas 900 millones de personas, es decir, alrededor del 11% dela población mundial. Esta inserción internacional consolidó a Brasil como un actor central en la seguridad alimentaria global”, sostiene Jorge Meza, representante de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, FAO, en Brasil. GRANDES DIMENSIONES “Desde Chile no alcanzamos a entender las dimensiones de la agricultura de Brasil. Son como10 países en uno. Es un gigante, con agricultores de grandes superficies, muy abiertos a innovar y que miran el ejemplo de EE.UU. ”, sostiene Paulo Escobar, CEO de Biol Insumos Nativa, con una década de trabajo en ese país. El salto productivo de Brasil se dio gracias ala ocupación del Cerrado, un territorio que abarca buena parte de los estados de Mato Grosso, Goiás y Mato Grosso do Sul. En los años 70, el gobierno federal abrió esa zona —hasta ese momento considerada sin valor productivo— al desarrollo agropecuario, especialmente para la ganadería. A mediados de la década del 70, una helada dañó severamente la agricultura de los estados de Rio Grande do Sul, Paraná y Sao Paulo, en ese entonces el corazón productivo de Brasil. Algunos agricultores optaron por marcharse a estados como Mato Grosso. “Los agricultores que llegaron a cultivar el Cerrado tenían experiencia, conocimiento y eran abiertos a innovar”, sostiene Marcelo Lessa, director de empresas agrícolas de origen brasileño. Fueron esos agricultores los que convirtieron un avance técnico de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, Embrapa, similar al INIA en Chile, en un negocio multimillonario. La soya es una leguminosa que proviene de China y siempre estuvo asociada a climas fríos.
Desde los años 70, Embrapa se dedicó a desarrollar variedades adaptadas al clima tropical junto con un paquete Esta inserción internacional consolidó a Brasil como un actor central en la seguridad alimentaria global” JORGE MEZA REPRESENTANTE FAO EN BRASIL Brasil dejó en los últimos 40 años de ser un importador de alimentos y se tornó en uno de los mayores exportadores globales” PAULO PACHECO EMBAJADOR DE BRASIL Los agricultores que llegaron a cultivar el Cerrado tenían experiencia, conocimiento y eran abiertos a innovar” MARCELO LESSA DIRECTOR DE EMPRESAS AGRICOLAS Fernando Cervi maneja 4.200 hectáreas de soya y maíz. La alta cosecha de soya y maíz permitió aumentar la producción de carne vacuna, cerdos y aves. écnico local.
“Gracias a Embrapa, que trabaja mano con universidades y otros rganos públicos, Brasil dejó en los iltimos 40 años de ser un importalor de alimentos y se tornó en uno le los mayores exportadores globaes, adaptando cultivos como soya, naíz y algodón al clima y suelo de Brasil, e incluso el trigo. Embrapa ambién permitió el desarrollo de la ygricultura tropical, elaborando inque tornaron cultivos AITOz Z y porotos más resistenes a plagas y enfermedades.
La inrestigación perfeccionó la genética, ermitió al país ampliar su segurilad alimentaria y ser más producti70 y eficiente, con un efecto ahorraierra, produciendo más con menos y recuperando áreas de pastaje degradadas, lo que igual aporta a la sustentabilidad. También hay técnicas de cultivo que permiten dos o tres cosechas al año, aumentando la productividad”, sostiene Paulo Pacheco, embajador de Brasil en Chile. Si en el año 2000 la superficie de soya rondaba los 13 millones de hectáreas en Brasil, en 2015 llegó a los 33 millones de hectáreas y en 2024 superó los 47 millones de hectáreas. La fortuna pilló a los brasileños trabajando. Es que la tropicalización de la soya coincidió con el despegue económico de China y el incremento de la calidad de vida de su población. La demanda por carne de cerdo se disparó en ese país. Como la soya es central en la alimentación porcina, los procesadores chinos tuvieron que salir a comprar el insumo fuera de sus fronteras. Por su tamaño, Brasil fue uno de los pocos países capaces de satisfacer esa demanda. También ayudó que Estados Unidos, el otro gran productor de soya en el mundo, y China comenzaran a tener relaciones políticas cada vez más tensas. Con un pie firme en la soya, el país sudamericano comenzó a avanzar en el desarrollo de maíces de ciclo corto para clima tropical. Aprovechando el clima local, los productores comenzaron a sembrar maíz inmediatamente luego de la cosecha de la soya. La “safrinha”, por “cosecha pequeña”, del maíz demostró ser viable técnicamente. A partir de 2010, la safrinha agarró vuelo y en 2024 llegó a los 15,8 millones de hectáreas, lo que significó que Brasil duplicara la superficie de ese grano en una década. “Luego se dio un paso natural a la producción de carnes. El maíz representa casi el 70% del costo de criar un pollo, por lo que Brasil se transformó en un país muy competitivo. Las empresas productoras de carnes se trasladaron cerca de las zonas de maíz y hubo un fuerte crecimiento de las exportaciones”, explica Marcelo Lessa.
ALTAS TASAS DE INTERÉS Paulo Escobar explica que la juventud de la nueva agricultura brasileña ha hecho que exista una cultura muy proclive a la innovación, con desarrollo de profesionales de alto nivel técnico y una cercanía muy grande de los productores con Embrapa. “Están muy metidos en mejorar la eficiencia. En bioinsumos crecen a tasas de dos dígitos al año. Se han formado clusters de empresas de tecnología agrícola. Por ejemplo, me llama la atención que hay un desarrollo de drones para la agricultura a nivel local. Es muy interesante para los emprendedores chilenos”, sostiene Escobar. Para los agricultores brasileños no todo es fácil, las tasas de interés son muy altas a nivel internacional. “Una cosechadora cuesta medio millón de dólares y con las tasas altas se hace difícil pedir créditos”, explica Fernando Cervi. Otro punto de fricción es que el desarrollo agrícola va más rápido que el crecimiento de la infraestruetura de transporte. Aunque hay un buen sistema de carreteras en buena parte del país, se trata de zonas alejadas, incluso más de mil kilómetros, del puerto más cercano, lo que resta competitividad. Un sistema ferroviario de carga ayudaría a rebajar los costos. Con exportaciones crecientes, los puertos también sufren atascos. De hecho, actores privados han optado por construir sus propios puertos para sacar la soya y el maíz por mar. Aunque la superficie agrícola del Cerrado ha dejado de extenderse en los últimos años, principalmente gracias a la safrinha, Brasil todavía tiene que luchar contra las críticas por la deforestación. “Hay iniciativas como el Plan ABC+, el cual busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por medio detécnicas como la integración cosecha-ganaderíaforesta.
Además, está la implementación y refuerzo en la fiscalización del Código Forestal brasileño, el cual prevé que un 30% de las propiedades rurales en el Cerrado deben ser preservadas; en la Amazonía este porcentaje alcanza el 80%. Ningún país potencia agroambiental, además de Brasil, tiene una ley ambiental o agroambiental tan exigente”, sostiene el embajador Paulo Pacheco. La safrinha del maíz permite darle un segundo uso a la superficie agrícola brasileña en la misma temporada. Veces aumentó la productividad de los granos entre 2001 y 2023.120 mil millones de dólares exportó el agro de Brasil en 2021. FAO DESTACA PRODUCTIVIDAD Jorge Meza, representante de la FAO en Brasil, explica que la agricultura tuvo un crecimiento de la productividad notable.
Entre 2001 y 2023, la producción de granos se triplicó (de 100 a 300 millones de toneladas), mientras la superficie cultivada apenas se duplicó (de 38 a 77 millones de hectáreas). “Si en 2023 se hubiera mantenido la misma productividad que en 2001, habrían sido necesarios 114 millones de hectáreas para alcanzar los mismos volúmenes. Además, cultivos antes restringidos a climas templados, hoy se producen incluso en regiones semiáridas. En la avicultura por ejemplo, la producción pasó de 217 mil toneladas en 1970 a12,9 millones de toneladas en 2016. Hoy Brasil es el mayor exportador mundial de carne de pollo”.