Autor: Loreto Seguel Directora ejecutiva de Consejo del Salmón
Hay que tener ovas
Loreto Seguel Directora ejecutiva de Consejo del Salmón Hay que tener ovas L a salmonicultura se ha convertido en la segunda actividad exportadora más relevante de Chile y, como toda buena historia, su comienzo fue épico. Tuvo como protagonista a una mujer: Isidora Goyenechea Gallo, que a inicios del siglo XX tuvo la visión y el impetu de traer las primeras ovas de salmonideos al sur de nuestro país. Isidora fue disruptiva. Tuvo los recursos económicos, pero también tuvo agallas, e inspiró a muchas. Me hubiese gustado conocerla. Pero mis tiempos fueron otros. He tenido el privilegio de conocer a otras muchas mujeres extraordinarias. Las he visto luchar, organizarse, alzar la voz y defender su querido mar. También las he visto siendo madres, trabajadoras, pescadoras, administradoras, coordinadoras, jefas, gerentas y entusiastas lideres que dibujan sueños y los alcanzan. Marcan la diferencia en cada cosa que hacen. Es un lujo trabajar con mujeres y es un orgullo ser mujer chilena. Desde mi actual rol gremial, no puedo evitar emocionarme cuando converso con ellas. Cuando las veo organizarse en Red Musa (Mujeres Salmoneras) me inspiran sus ideas, su entrega y su compromiso. Siempre he sentido la responsabilidad de poner en valor el trabajo femenino, de relevar la fuerza laboral que protagonizamos nosotras, especialmente en esta industria.
Aún queda mucho por hacer; el Banco Mundial en su último informe no arrojó buenas noticias: la brecha de género global es más amplia de lo esperado y Chile quedó al debe en emprendimiento femenino. ¿Cómo lograr que los cambios necesarios se vayan acelerando, no sólo por obligación sino por convicción? Las empresas socias del Consejo del Salmón tienen claridad y convicción en torno a la importancia que reviste el propiciar más y mejores condiciones laborales para que las mujeres tengan el mismo protagonismo. La tasa de participación de mujeres en la industria presenta una constante alza año tras año. No se trata de una acción de marketing o una moda de los tiempos.
Las competencias y habilidades femeninas revisten un valor agregado incalculable para la operación de cualquier compañia, que tiene positivas repercusiones en la toma de decisiones y, por qué no decirlo, en la última linea de un estado financiero. Hoy, la presencia de las mujeres desde sus distintos roles en la salmonicultura es tan clave como las ovas. Hay que tener mujeres y hay que tener ovas.