"¿Chile podría transformarse en Corea del Sur? La respuesta sería que no"
Paulina Modiano británico James Robinson, destacado economista y politólogo de la Universidad de Chicago, es un asiduo visitante de Chile.
Si gran conocimiento de la realidad de Am: rica Latina y África, le ha permitido ser autor —junto a Daron Acemodlu— d cados textos como «Por qué fracasan los países» y «El pasillo estrecho», que abordan las razones por las cuales algunas naciones logran prosperar, mientras otras de sumen en la pobrez: Por estos días estará nuevamente en el país invitado por el Instituto de Políticas Económicas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello (UNAB) donde, entre otras será el expositor principal de la cl Desafíos y oportunidades para el desa rrollo económico de los países de Am Latina”, en la que participarán también los ex ministros de Hacienda Andrés Velasco e Ignacio Briones (mañana a las 9:00 en el campus Casona de Las Condes). Adicionalmente, intervendrá en el Congreso de la Sociedad de Economía de Chile que se efectuará en el campus Concepción de la UNAB, como parte del acuerdo que mantiene esa casa de estudios con el Becker Friedman Institute Latam de la Universidad de Chicag Antes de arribar a Chile, Robinson conversó con «La Segunda» sobre su visión actual de la situación política, económica y social que enfrenta Latinoamérica y en particular Chile, ¿Cómo evalúa el actual panorama político y económico de América Latina particularmente la crisis que está v viendo Venezuela, que impacta a otros países de la región por el gran proceso igratorio que ha derivado de ella? —Diría que Venezuela ha sido una adura por bastante tiempo ya, con es ta especie de régimen militar muy personalista, parecido a lo que ha habido en uba y Nicaragua. Pero yo veo que h: movimiento en todo el mundo que v hay una crisis de mundial y a partir de eso vemos estos pol ticos populistas que aparecen. Así que es de caleidoscopio de populis mo de izquierda, como en Colombia o ; y de derecha, en El Salvador y en Chile o el país que sea.
No veo que haya un cambio tan grande en este momento En Venezuela hay una crisis humanitaria muy importante que impacta a países de la región que tienen que enfrentar esta ola migratoria, pero lo mismo tenemos aquí en Chicago. Y por supuesto uno se siente muy mal por estas personas que han visto sus vidas destruidas, pero lo que la historia nos demuestra que esta es una situ: ción relativamente constante. Y lo que ve- /enezuela es que el ejército «duro del poder. Is anteriores usted ha selado que América Latina es más dea en la actualidad que lo que James Robinson, académico U. De Chicago: transformarse en ANAIS A ¡ RT EC Santiago. “Los chilenos nunca han invertido en el capital humano (... ) No RA EM A ¡ TTM A fue en décadas pasadas. Sin embargo, ello no se ha traducido necesariamente en una mayor estabilidad y un avance claro hacia el desarrollo. —Sin duda América Latina es mucho más democrática ahora que en los 70 u 80. Colombia acaba de tener la elección más democrática de toda su historia.
Pero el principal problema que veo es que esta ola democrática, que por un lado tenemos que celebrar, va de la mano de un contexto en que la democracia le promete tanto a la gente, pero es poco lo que cumple. Eso genera desilusión y la población busca potencialmente soluciones extremas. Así que la dificultad es cómo consolidar esa democracia, cómo hacerla más efectiva, para que cambie la vida de las personas y tengan más oportunidades. Porque en todo el mundo vemos niveles de inequidad y esa es la principal dificultad. También es un desafío que tenemos en Estados Unidos, porque la democracia no le ha cumplido a la gente común y corriente y el estándar de vida se ha estancado en los últimos 50 años. A las personas ricas y muy educadas les está yendo muy bien, pero no al ciudadano dea pie. Y por eso se ha creado este movimiento político que ha hecho tan fuerte al expresidente Donald Trump.
Cree que en Chile se puede producir una situación similar? —Yo diría que Chile es el país donde es menos probable que eso pase, en el sentido de que la democracia sí ha cumplido desde los años 90. Ha tenido un gran éxito, ha habido muchas mejoras en los niveles de vida, en la lucha contra la pobreza. Pero, al mismo tiempo, pienso que Chile todavía tiene un aspecto bien oligárquico en su sociedad y niveles muy altos de inequidad, de acuerdo a sus propios estándares. Las instituciones son muy fuertes y exitosas. No ha habido escándalos como los de la firma brasileña Odebrecht en Chile, porque las cosas funcionan lo suficientemente bien como para que ello no ocurra. Pero claro, hay otro tipo de corrupción, está el yerno de Pinochet y el negocio del litio, etc. Entonces Chile tiene ese aspecto oligárquico, que genera descontento, por supuesto. Pero si hay un país que puede lidiar con esas presiones creo que es Chile, porque tiene un proceso democrático que es más maduro que en la mayoría de las naciones latinoamericanas. “Chile siempre ha sido una especie de afuerino” —Al margen de ello, hay un problema que se ha tomado muy fuerte la agenda en Chile: la seguridad.
El país está enfrentando un tipo de delincuencia que antes no era frecuente, vinculada al crimen organizado y el narcotráfico, Todo eso ha hecho que el gobierno del Presidente Gabriel Boric haya tenido que reenfocar su agenda. —No sé bien que pensar sobre eso. La seguridad siempre cobra mucha importancia con respecto de lo que se conocía antes. Entonces, lo que se consideraba seSe intentó reescribir la Constitución y no se logró. A mi juicio, era un error tratar de cambiar la sociedad reescribiendo una Constitución. Eso es algo muy latinoamericano”. El Presidente Boric está hablando de temas importantes.
En cambio, si ustedes miran al presidente Gustavo Petro de Colombia, es todo teatro, simbolismo, él no tiene idea de cómo implementar nada”. Guridad en Chile no tiene nada que ver con lo que se vivía en Colombia, Nicaragua, El Salvador o Guatemala.
Si miramos a América Latina, desde el punto de vista internacional, hay una gran inequidad que sigue mucho más alta que en el resto del mundo y en seguridad las tasas de homicidios son también más elevadas. Chile siempre ha sido una especie de afuerino, pero tiene los mismos factores estructurales que el resto de la región y es difícil aislarse de ellos.
Por supuesto, el Presidente que Boric tiene que enfrentar el problema de la seguridad, pero también tiene que abordar la inequidad y eso es muy difícil porque sólo está en el poder unos pocos años y esos son cambios de largo aliento, —¿ Y cuál es el camino entonces para avanzar hacia una sociedad más igualitaria? —Siempre hay muchas demandas, muchos intereses y no hay suficientes recursos para financiarlo todo. Hay que ir avanzando en lo que se puede. Es cierto que hubo mucho descontento y protestas en Chile en la época en que se produjo el llamado estallido social. En ese momento había un Gobierno de derecha y hubo una respuesta democrática. Seintentó reescribir la Constitución y no se logró. A mi juicio, era un error tratar de cambiar la soci dad reescribiendo una Constitución. Eso es algo muy Latinoamericano. Entonces hay que partir de nuevo. El problema es que estamos enfrentando un mundo muy polarizado, estamos viviendo una reconfiguración de las relaciones de poder.
En Estados Unidos tenemos a Trump y hay que ver también lo que está pasando con Rusia y con China. —¿ Y ve que Chile va por un camino aceptable para hacer aquello? —Lo que sabemos a través de los datos es que los sistemas democráticos son mejores para proveer de bienes públicos, como educación y salud. El desafío es poder invertir mejor en esas áreas y no sólo producir crecimiento económico. El Presidente Boric está hablando de temas importantes, él tiene una idea al respecto. En cambio, si ustedes miran al presidente Gustavo Petro de Colombia, es todo teatro, simbolismo, él no tiene idea de cómo implementar nada. Y lo mismo ocurre con el presidente López Obrador en México, que dedica dos horas diarias a estar en televisión. Nada de eso va a cambiar la vida de la gente. El Presidente Boric no está haciendo eso. —Pero hasta ahora no ha logrado muchos resultados. —Por supuesto que son problemas difíciles de resolver. Los ricos nunca quieren pagar más impuestos. No obstante, mi impresión al visitar Chile es que cuando uno conoce a personas adineradas o de la elite, ellos están conscientes de estos problemas y eso también es algo bueno.
Por eso tengo confianza en que Chile va a salir adelante. —Usted dice que las elites están más conectadas, pero al mismo tiempo están ligadas a partidos de derecha, que tienen serias aspiraciones de suceder al actual Gobierno y que hasta el momento no han mostrado propuestas para impulsar cambios sociales. —Me puedo remitir a la experiencia histórica de Europa, en que se invirtió muchísimo en la educación pública y en hacer más irrelevantes a las elites que terminaron convirtiéndose más marginales dentro de la sociedad. Hasta el siglo XIX hubo en el Reino Unido una gran movilidad social gracias a la revolución industrial. Las elites trataron de asumir ese cambio y tuvieron suerte al principio. Pero cuando la educación se masificó les fue imposible mantener el statu quo. Lo que se ve en América Latina es que las elites se siguen reproduciendo: hay que ir al colegio adecuado y generar vínculos que son cerrados. Para cambiar eso la masificación de la educación es un camino muy importante. No es que no haya elites en otros países, pero ya no están cargo de todo como antes. Son como una especie de parque de diversiones, pero ya no están tan involucradas en cómo funciona un país. No conozco el detalle de las propuestas que hay en Chile, pero creo que están caminando a alejarse de ese sistema y eso tienen que ver con romper estas barreras sociológicas, económicas. La educación es el instrumento clave para poder hacerlo.
Ahora, ¿quién tiene la política adecuada en Chile para poder hacer eso? No soy lo suficientemente experto para saberlo. —Chile ha basado su crecimiento en un modelo que ha privilegiado la exportación de materias primas, principalmente en el sector minero, y ahora está cobrando mucha relevancia el ámbito energético.
Pero no ha habido mucho énfasis en la inversión en bienes más elaborados, lo que implica también que no hay una fuerza de trabajo muy calificada. ¿Cree que esa fórmula es sostenible en el tiempo? —Chile tiene recursos naturales muy parecidos a los que posee Australia.
La diferencia es que ellos no se dedicaron sólo a explotarlos, sino que los tomaron e invirtieron mucho en educación, que es lo que los economistas llamamos capital humano y eso lo repartieron por todo el mundo. Los chilenos nunca han invertido en ese capital humano, nunca han aprovechado esa ventaja comparativa. El australiano es un excelente modelo que creó una de las sociedades más igualitarias del mundo. No creo que haya algo malo en crecer a través de los recursos naturales, pero la gran diferencia es lo que se hace a partir de eso.
Es bastante obvio decir que hay cosas en las que Chile ha sido exitoso, pero si me preguntan si podría transformarse en Corea del Sur y pasar de ser un país subdesarrollado a uno desarrollado, la respuesta sería que no. A menos que se pueda encontrar la forma de superar esas situaciones tan latinoamericanas. Eso es lo que les evita desarrollar todo su potencial. Todavía tienen que buscar cómo resolver todos esos problemas.