El vuelco de la política exterior argentina en el primer año de gobierno de Javier Milei
El vuelco de la política exterior argentina en el primer año de gobierno de Javier Milei E n la pantalla de votación de Naciones Unidas se veían 170 puntos verdes de aprobación, solo 13 amarillos de abstención --entre ellos Siria, Irán y Corea del Norte-y apenas un punto rojo de rechazo: Argentina fue el único país de toda la ONU que votó en contra de una resolución que instaba a intensificar los esfuerzos para prevenir la violencia contra las mujeres y niñas, una postura que, según expertos, ha caracterizado la política exterior del primer año de gobierno de Javier Milei. "Argentina vota en soledad, contra el resto de la humanidad", criticó el PRO, el partido centroderechista que ha sido el principal aliado de Milei, que expresó su desacuerdo con el rumbo de la diplomacia actual y defendió "la necesidad de una política exterior equilibrada". No ha sido el único voto polémico.
Desde que Milei exigió en octubre la renuncia de la canciller Diana Mondino, luego de que Argentina, junto a otros 186 países, votara en la ONU a favor de rechazar el embargo de Was h i n g t o n a C u b a -s i e n d o EE.UU. e Israel los únicos votos en contra--, y asumiera la cartera Gerardo Werthein, ha habido un cambio drástico en la agenda de política exterior.
Argentina fue también la única nación en oponerse a una resolución sobre los derechos de los pueblos indígenas --que antes copatrocinaba--, y ordenó a su delegación que se retirara de la cumbre climática COP29 en Azerbaiyán, con el argumento de que las "políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas". El propio Milei explicó su postura a la Asamblea General de la ONU, en un discurso en el que rechazó el Pacto del Futuro y la Agenda 2030, una serie de compromisos para promover el desarrollo sostenible, que describió como "un programa de gobierno supranacional de corte socialista" que promueve una "agenda woke" y que "atenta contra la soberanía de los estado nación". Excancilleres y diplomáticos han criticado esta posición, que implica un vuelco de la tradición argentina de apostar por el multilateralismo y --señalan-aísla y daña la reputación del país en los foros internacionales. "En este alineamiento que Milei promueve, nos saca de muchas posiciones tradicionales de la diplomacia argentina. O sea, él critica a la ONU porque no cree en la ONU, y si fuera por él la cerraría.
Está en contra de todo lo multilateral, todo lo que considera intervencionismo", explica Roberto Russell, doctor en RR.II. de la Universidad Johns Hopkins y académico de la Universidad Torcuato Di Tella. "Es una política exterior que yo llamo `ultraoccidentalista', porque como que va más allá todavía. El eje ordenador de esta política es la alianza, aparentemente sin fisuras, automática, con EE.UU. e Israel.
Por otro lado, es una agenda que comparte mucho de lo que sostiene la extrema derecha hoy en el mundo: es absolutamente anti-woke, rechaza todo lo que tiene que ver con medioambiente, la Agenda 2030 y la misma idea de justicia social, cosas que además tienen que ver con la forma en que Milei define la política interna", señala. Y exige lealtad absoluta. El Presidente anunció una auditoría al personal diplomático de carrera "con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad". "La purga es el mensaje: se tienen que alinear o quedan afuera. Es totalmente intimidatorio", destaca Russell. Gran aliado de Trump En sus viajes, la mayor parte de ellos a foros partidistas o empresariales, Milei ha dejado de manera muy clara a quiénes considera aliados. Desde que llegó al poder ha viajado siete veces a EE.UU., hasta donde llegó apresuradamente para convertirse en el primer mandatario en felicitar personalmente a Donald Trump por su triunfo electoral.
En la mansión en Mar-a-Lago, el Presidente participó en un encuentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), donde resumió su visión del mundo: "Los que creemos en la libertad debemos unirnos para hacerle frente a esta barbarie y formar una alianza de naciones libres, custodios del l e g a d o o c c i d e n t a l ", d i j o. "EE.UU. liderando en el norte, Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa e Israel, el centinela en la frontera de Medio Oriente", añadió.
Alejandro Frenkel, internacionalista de la Universidad de San Martín e investigador del Conicet, afirma que la política exterior de Milei tiene una "mirada de que la civilización occidental está en riesgo o amenazada por una serie de ideas o valores sobre las relaciones sociales que están destruyendo el orden natural de las cosas", y de ahí se explica su posición contraria a lo que denomina "globalismo" y cuestiones vinculadas a la igualdad de género, medioambiente o libertades individuales.
Y en esa campaña ha encontrado un referente en EE.UU. y un aliado en Trump. "Una característica de la política exterior de Milei es que es de un alineamiento irrestricto con EE.UU., en el sentido de no solo responder a las demandas de EE.UU. sino incluso sobreactuando, asumiendo posiciones más extremas", afirma Frenkel, quien identifica otro rasgo novedoso en su diplomacia: "Tiene un sesgo paragubernamental, en el sentido de que ha tenido mucha actividad internacional no vinculada a relacionarse con gobiernos o estados, sino que ha sido una política partidaria, con actores no estatales ni gubernamentales", dice, sobre sus viajes a Brasil o España para reunirse con líderes políticos de derecha --lo que ha generado fricciones con los gobiernos de Brasil y España-o empresarios como Elon Musk. "Es una política exterior muy personalista (... ) Y creo que implica una lectura errada, que es la idea de que un presidente puede sacarse el traje de presidente o el rol de jefe de Estado", destaca Frenkel. "Desprecio" por América Latina Esta visión ha dejado en un plano totalmente irrelevante la integración regional.
Milei rompió con la tradición argentina de que sus presidentes realizan sus primeros viajes oficiales a los países vecinos, hasta hoy no tiene una reunión bilateral con el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, se posicionó en contra de la iniciativa brasileña de resucitar Unasur y tomó la inédita decisión de no asistir a la cumbre de jefes de Estado del Mercosur en Paraguay.
Además de su confrontación directa con el régimen de Nicolás Maduro, sus peleas han sido especialmente duras con el colombiano Gustavo Petro, quien llegó a expulsar a los diplomáticos argentinos luego que Milei lo llamara "asesino terrorista". "Es un desprecio o un alejamiento de la región, lo cual implica una ruptura con la política exterior argentina y la idea de apostar por la integración latinoamericana", señala Frenkel. ¿Se queda sola Argentina en el mundo? Es relativo, señalan los expertos, que destacan que, aunque ha tomado distancia de ciertos países y bloques --como los BRICS--, también se ha mostrado más pragmático con aquellas naciones que son demasiado importantes para Argentina, como China, que antes criticó por ser "comunista". Además, se siente parte de un "eje" que tomará fuerza con el retorno de Trump. "Milei cree que se está vinculando con quien corresponde.
Y para él no hay aislamiento, él siente que estamos más insertados que nunca, o por lo menos, con los países que a él le importa", dice Rusell, quien recuerda cuando el Presidente se autoproclamó como uno de los dos políticos "más relevantes del planeta Tierra" junto a Trump.
La nueva diplomacia libertaria: El vuelco de la política exterior argentina en el primer año de gobierno de Javier Milei JEAN PALOU EGOAGUIRRE Alineado estrictamente con EE.UU. e Israel, el Presidente asumió una posición crítica de la ONU y el multilateralismo, mientras se aísla en América Latina. MILEI nombró a Gerardo Werthein como canciller tras destituir a Diana Mondino, en uno de los cambios que han marcado la agenda diplomática argentina.
FRANCE PRESSE El gobierno de Milei ha recibido duras y transversales críticas en Argentina por su "desaire" hacia el Vaticano y a Chile en el acto en conmemoración por el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad firmado entre ambos países.
Si bien estaba prevista la participación de los cancilleres de los dos países, el mandatario argentino resolvió que el ministro Gerardo Werthein no sea parte del acto encabezado por el Papa Francisco, tras "un desencuentro" que se habría producido con el Presidente Gabriel Boric, durante la cumbre del G-20 en Brasil. "En este momento era fundamental estar allí y decirle al mundo que hay formas de resolver los conflictos que no son a través de la guerra. Que la Argentina no estuviese a nivel del canciller a mí me dolió", remarcó Susana Malcorra, excanciller durante el gobierno de Mauricio Macri.
Santiago Cafiero, exministro de RR.EE. en el mandato de Alberto Fernández, también consideró "absolutamente inadmisible lo que sucedió", y lamentó el gesto hacia Chile, "con el que tenemos la tercera frontera más extensa del mundo". "El gobierno de Milei es rupturista con lineamientos que se han mantenido estables en la política exterior argentina.
Lo que pasó en el Vaticano es otro ejemplo más, en donde se ausentaron figuras de peso del gobierno de Argentina en un evento que era importante no solo para la relación con Chile, sino para lo que ha sido una política exterior de apostar por la solución pacífica de los diferendos", dice el analista internacional Alejandro Frenkel. Según el internacionalista Roberto Russell, el impasse tiene que ver con los "exabruptos" y "caprichos" de Milei, pero no cree que pase a mayores. "Yo no exageraría este punto. Él es un exagerado y tiende a tener posiciones muy extremas. Pero la relación con Chile es una muy importante, hay mucho negocio de por medio y cuestiones estratégicas (... ) Obviamente estas cosas complican, obstaculizan, generan mucho ruido. Pero en definitiva yo no veo ninguna amenaza o que tengamos problemas serios en la relación con Chile". n El impasse con Chile y el Vaticano.