COLUMNAS DE OPINIÓN: Asistencia y lectura: una alianza clave para reducir el rezago
N las escuelas rurales de la región de O'Higgins, muchos niños y niñas de 2" y 3" básico enfrentan un desafío silencioso pero urgente: no han logrado consolidar sus habilidades lectoras. Esta realidad, que responde a causas sociales, pedagógicas y familiares, impacta directamente en su desarrollo académico y futuro escolar. Desde hace más de diez años, la Fundación María José Reyes ha trabajado por reducir estas brechas. Una de sus iniciativas es el Programa Rescate Lector, que entrega tutorías personalizadas a estudiantes con rezago lector en establecimientos que voluntariamente se adscriben al programa. Es una intervención gratuita, diseñada como apoyo adicional al trabajo que ya realizan las escuelas. El foco no está solo en mejorar la fluidez, sino también en fortalecer la comprensión lectora y el gusto por leer. Sin embargo, para que cualquier esfuerzo tenga impacto, hay un factor clave: la asistencia a clases. Cuando un estudiante falta, pierde oportunidades valiosas de aprendizaje, interacción y acompañamienClaudia Maureira Directora Programa Rescate Lector Fundación María José Reyes to docente. Se debilita su proceso de desarrollo integral. Según el currículo nacional, al finalizar 2? básico los estudiantes deben ser capaces de comprender textos aplicando estrategias como visualizar, relacionar con sus conocimientos previos y hacerse preguntas. Pero según el reciente diagnóstico de la Fundación Crecer con Todos, casi la mitad de los estudiantes de 4” no entiende lo que lee. Recientemente, el Programa Rescate Lector evaluó a 396 estudiantes para medir su progreso en las tutorías que comenzaron en abril. De ellos, 116 egresaron tras alcanzar un nivel adecuado de lectura, lo que representa un avance del 62 % entre quienes pudieron ser evaluados. Sin embargo, más de 100 estudiantes no asistieron a la evaluación final, lo que impidió medir sus avances. Esta inasistencia no fue un hecho aislado, sino una tendencia que se repitió a lo largo de las tutorías, afectando tanto la participación como los resultados del programa. Reducir el rezago lector requiere esfuerzos coordinados. Las políticas públicas, los equipos escolares y las familias deben actuar juntos. Leer en casa, conversar sobre libros y, por sobre todo, asegurar la asistencia escolar, son acciones que hacen la diferencia. Porque estar en la sala de clases es el primer paso para aprender.