Sordera colectiva
Sordera colectiva sexual, programas terapéuticos por uso problemático dealcohol y otras drogas, centros de corta y mediana estadí La semana pasada leímos alusiones al dolor quenos provoca la realidad de los NNA, conmemoramos el Día Internacional de la Niña y ahora mismoen que estamos en la discusión de la nueva deley de salud mental, esperamos menos sordera y más voluntad política para relevar un clamor no escuchado, una urgenciaque duele eindigna. Esperamos más acciones y una actuació: ganizada y coordinada por parte delos orga-nismos del Estado responsables de la provi-siónde prestaciones y servicios. La prioridad se concreta cuando destinamos las acciones y los recursos ahí donde hemos puesto nuestras palabras. En políticas de infancia y salud mentallos diferentes gobiernos llevan años padeciendo de una sordera colectiva.
Se ha dicho hasta el cansancio que los niños, niñas y adolescentes que hoy seencuentran bajo el cuidado del Estado por graves vulneraciones asus derechos noestán recibiendo la mínima respuesta que requieren en el ámbito desu salud mental.
Elúltimo estudio de opinión de niños, niñas y adolescentes bajo el cuidado del Estado de la Defensoría dela Niñez remarca que ellos y ellas reconocen el acceso y atención en salud mental como un derecho, una urgencia y prioridad. Les inquieta el consumo de drogas y la necesidad de contar con centros especializados derehabilitación. Además, el 4391c0noce no poder acceder a un psiquiatra y, un 38%, a un psicólogo. Niños, niñas y adolescentes del sistema deprotección especialconi zmayaord opr, eva lencia en mujeres, registran un mayor númexo de factores negativos asociados a su trayectordei avid a.
Estos, sin duda, inciden en susalud mental, traducióndoseen mayores niveles de violencia sexual, abuy sexpolo tac ión sexual: más experiencias traumáticas, polivictimización y revictimización, y mayores trastornos desalud mental como depresión, estrés postraumático, autoagresiones, conductas deriesgo, consumo problemático de alcohol y drogas, entre otros. Hoy un niño enresidencia no cuentacon acesoa evaluación y tratamiento especializado ensalud mental. Incluso en varias regiones del país no existen profesionales y centros especializados para abordar las necesidades más básicas en este ámbito. Merefiero acentros de reparación para víctimas de violenciaCOLUMNAliliana Cortés Rojas, directora social nacional del Hogar de Cristo (HC).