Autor: DIERK GOTSCHLICH
“Una de las primeras cosas que estamos impulsando es generar un marco ético para la integración de la inteligencia artificial en la universidad”
“Una de las primeras cosas que estamos impulsando es generar un marco ético para la integración de la inteligencia artificial en la universidad” El acelerado desarrollo de la inteligencia artificial (IA) en el mundo ha generado un intenso debate, que en Chile se ha materializado con su incorporación en políticas nacionales y la tramitación de leyes para regularla. En medio de esta discusión, la Pontificia Universidad Católica creó la Vicerrectoría de Inteligencia Digital, con la meta de “liderar” el avance tecnológico, pero sin dejar de lado los valores que impulsan a la institución.
Paula Aguirre, ingeniera civil mecánica y doctora en Astrofísica, académica del Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional, fue la elegida por el rector Juan Carlos de la Llera para asumir el liderazgo de esta nueva institucionalidad.
En su primera entrevista tras asumir el cargo, define su nuevo rol como “un desafío tremendo, pero a la vez demasiado motivante”. ¿Cuáles son los principales objetivos a la vista? “Tenemos una visión general de cómo queremos estructurar la vicerrectoría, orientados a que los esfuerzos siempre estén alineados con generar una capacidad de integrar, gobernar y aprovechar las nuevas tecnologías que van apareciendo, donde la IA es una de las principales.
Ponerlas al servicio e integrarlas de forma fluida en nuestras actividades de formación, a estudiantes de pre y posgrado, en todas nuestras actividades de investigación”. ¿Qué oportunidades ofrece la IA a la sociedad y la universidad? “Hay un impacto muy directo, que es cómo educamos a las personas que salen al mundo laboral. Ahí hay una responsabilidad grande de formar personas que estén capacitadas y que tengan las competencias del siglo digital. Por el lado de la investigación, la universidad genera conocimientos que se pueden ver potenciados por el uso y análisis de la IA.
Y, finalmente, en la medida en que la universidad empuja la inserción de la IA con un sello de tener un efecto positivo, también genera ciertos marcos de desarrollo tecnológico que se pueden compartir a otras áreas de la sociedad”. ¿Cómo debe cambiar la formación universitaria para estos nuevos desafíos? “Hay varias dimensiones: una es pensar qué es lo que nuestros estudiantes van a necesitar para desempeñarse en sus respectivas profesiones. Indudablemente, la IA transforma el campo laboral, y eso requiere que nuestros futuros profesionales tengan esas competencias para desempeñarse con excelencia en sus profesiones. Por otra parte, independientemente del futuro profesional, cualquier persona necesita una base de competencias digitales y de alfabetización en IA que es transversal a toda la universidad. Y la tercera línea es cómo aprovechamos la IA para potenciar nuestras propias labores de enseñanza.
Ahí hay todo un mundo de herramientas para la docencia y para apoyar el aprendizaje, como asistentes de IA que ayuden a los alumnos, o también generar trayectorias más personalizadas de aprendizaje, de manera que los Paula Aguirre es ingeniera civil mecánica y doctora en Astrofísica.
Además de su nuevo rol como vicerrectora, es investigadora del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia). da por profesores de la U. de Sídney (Australia), por lo tanto, es una herramienta que tiene una mirada muy de la docencia universitaria, y que se construye sobre la IA como modelo de lenguaje”. Formación desde este segundo semestre La investigadora adelanta que desde el segundo semestre habrá cursos de formación en IA: “Apuntan a que alumnos de cualquier carrera tengan la posibilidad de formarse no solo en su uso, sino también en todo este contexto de sus fundamentos y las herramientas que hay.
La universidad tiene un plan de formación general donde todos los alumnos tienen una cierta cantidad de créditos en su malla curricular que deben destinar a cursos de áreas distintas; entonces, ahí se van a ofrecer cursos de IA”. ¿Cómo se equilibra la IA con la preservación de los valores de la universidad? “Es algo clave para nosotros, que hay que intencionar y tener claramente dentro de los principios de la IA que la universidad adopte.
Para que eso siempre esté presente, una de las primeras cosas que estamos impulsando como vicerrectoría es generar un marco ético para la integración de la IA en la universidad, un poco para aterrizar y materializar estos conceptos, principios y valores que están presentes en la discusión, pero que siempre es beneficioso tener sintetizados en algún documento que sea nuestra guía.
La vicerrectoría tiene un consejo formado por académicos de distintas áreas que está trabajando en un borrador de un marco ético, que no es muy difícil de consensuar porque son ideas que están bastante presentes, pero que no se han aterrizado como una política oficial, de manera que esa primera proZERÉPANERACAM puesta pueda ser conversada más ampliamente con la comunidad universitaria y converja una política de IA de la UC”. ¿Para cuándo proyectan tener lista esa política de IA? “La idea es tener una primera versión a la vuelta del receso de invierno, para que durante el segundo semestre eso se pueda ya consensuar dentro de la universidad. Es algo importante de abordar rápido porque es una base para todas las otras estrategias e iniciativas”. ¿Cree que la IA acortará brechas, o está el riesgo de que pueda agudizarlas? “Ambas cosas pueden ocurrir. La responsabilidad que tenemos es darle al uso de la IA esa mirada constante, de manera que esos efectos indeseables, como generar brechas, no se den.
Por eso, no se trata solo de decir: Vamos a usar IA, sino que debe ir acompañado de una reflexión constante”. Desafío para “todo el sistema” de enseñanza superior ¿ Qué valor tiene que la UC haya instalado una nueva vicerrectoría para abordar estos temas? “Es un hito importante que se haya llevado al nivel de una vicerrectoría. Es una señal de que para la universidad esto no es algo más entre las cosas que hace, sino que es una jugada estratégica que realmente apunta a transformarla. Y es una señal importante para otras universidades también.
En Chile hay harta actividad y discusión en torno a la IA, pero todavía con cierto rezago a lo que ocurre en EE.UU. o Europa, y ahí hay un desafío común para todo el sistema de educación superior.
La UC tiene un desafío de liderar en esa dirección, y esta vicerrectoría apunta a eso”. ¿Hacia dónde se debiese avanzar para regular la IA? “Es importante que se genere esa discusión sobre cómo se regula o se genera una buena gobernanza del desarrollo de la IA, para asegurar que siempre los usos que se le den y los avances a futuro sean beneficiosos para la sociedad y para el país.
No soy experta legislativa, pero sí creo que hay un consenso en que en áreas donde el desarrollo es tan rápido es imposible pretender un tipo de regulación que defina en detalle los usos y los distintos aspectos de la IA, pero sí es importante definir niveles de riesgo. Ahí hay posibles usos de la IA que pueden ser de muy alto riesgo, como aplicaciones relacionadas con decisiones que afectan directamente a personas, en el ámbito de la salud, por ejemplo.
Hay que lograr un buen equilibrio entre esa definición responsable del riesgo que puede conllevar la IA, y también dar espacio a que los desarrollos tecnológicos avancen y contribuyan a un desarrollo tecnológico y económico de la sociedad”. El factor económico ¿ Podría verse limitado el desarrollo de la IA por la falta de financiamiento para las ciencias? “Ese es un desafío transversal para todas las universidades, es una realidad.
En el ámbito de la IA en particular, probablemente el mayor desafío son los recursos de cómputos, y ahí hay una brecha entre los recursos y el poder de cómputos al que pueden aspirar universidades en el hemisferio norte o en Asia, que están fuertemente apoyadas y muy conectadas con la industria tecnológica que ha impulsado todos estos desarrollos. Ahí hay una cantidad de recursos con que, aunque tuviéramos un mayor porcentaje del PIB destinado a investigación, no podríamos competir. Hay que combinar un conjunto de estrategias: por una parte, desde el ecosistema de investigación en Chile se han puesto recursos a disposición de las universidades para avanzar en esta línea. Por ejemplo, se aprobó un financiamiento de Corfo por US$ 7 millones para un laboratorio nacional de cómputos para IA, que es el SkyLab, al cual postuló un conjunto de instituciones en colaboración. La UC también participa en ese consorcio, y la línea de avance, dado que nuestros recursos como país son inferiores a los que otros pueden destinar, requiere aunar refuerzos y generar redes de cómputos. Eso no quita que uno, en paralelo, puede impulsar alianzas con empresas tecnológicas, con universidades en otros países que tienen acceso a estas capacidades de supercómputos.
Entonces, hay un conjunto de estrategias que se pueden engranar bien para suplir esas brechas que son propias de nuestro país”. estudiantes puedan nivelarse y enfrentarse a la educación universitaria con una base equitativa”. ¿Qué herramientas se incorporarán dentro de la sala de clases? “La universidad tiene un centro de desarrollo docente que está mirando esta tecnología y vamos a colaborar muy fuertemente con él. Para el segundo semestre estamos piloteando herramientas de IA que se insertan en el contexto de cursos específicos, donde los docentes pueden entrenar asistentes basados en IA para ciertas tareas. Desde hacerles preguntas a los estudiantes o ayudarles a entender mejor ciertos contenidos.
Eso se está piloteando para el segundo semestre, con un grupo de entre 40 a 50 cursos, que llegan a unos 3 mil estudiantes, y justamente nuestro objetivo es validar estas herramientas e ir midiendo y monitoreando cómo aportan al aprendizaje”. ¿Ese es un programa desarrollado por la propia universidad? “Es una implementación de una tecnología que fue desarrollaEn áreas donde el desarrollo es tan rápido es imposible pretender un tipo de regulación que defina en detalle los usos y los distintos aspectos de la IA, pero sí es importante definir niveles de riesgo”.. La institución busca incorporar mecanismos que apoyen a alumnos y profesores en formación, investigación y funcionamiento interno. Unos 3 mil estudiantes comenzarán a ocuparlos en las próximas semanas. Paula Aguirre, primera vicerrectora de Inteligencia Digital de la U. Católica: