Perro perdido en Puerto Varas
Perro perdido en Puerto Varas e perdió el perro. La noche de año nuevo. Si alguien lo ha visto, que por favor avise. Este anuncio se repite entre los grupos de whatsapp, las redes sociales, los llamados por teléfono. La foto del perrito, a veces junto a la familia, mirando el horizonte, en un collage de momentos felices. Orejas largas. Pelo corto. Mancha en la nariz Responde al nombre de Wally, Willy, Canela, Caramelo, Turbo, Anita, Boby, y tantos más. Son los perritos de Puerto Varas. Los que se perdieron para año nuevo. La vida de los perros en Puerto Varas no es para todos igual. Están los con casa, los sin casa. Los comunitarios, los echados, los abandonados, los perdidos. Están esos perros que caminan buscando la que fue su casa, esperando, tal vez, encontrar otra casa. También los perros asilvestrados que atacan como jaurías y son un peligro público. Para un perro de casa perderse en año nuevo no es lo mismo que perderse cualquier otro día. Mucho perro perdido hace que ni uno importe demasiado. La situación en la reiteración genera tedio en el resto y frustración en los familiares afectados. Tanto es así que se inicia el debate de la responsabilidad de los dueños de los perros. Lo importante que es dejarlos al interior de la casa, o bien, tomar otras medidas de resguardo para evitar que se arranquen. Ladra y gruñe la idea de que la culpa del perro perdido es de los dueños del perro. ¿Es así? Por: Pablo Hiibner ¿ Por qué se pierden los perros en año nuevo? Fuegos artificiales. Como se sabe, desde hace algunos años la comuna tomó la decisión de no contar con fuegos artificiales oficiales para año nuevo. La determinación suele volver al debate en estas fechas, mientras se compara la escena con lo que pasa en otros lugares del planeta.
No es que el turismo de la temporada en Puerto Varas dependa de 20 minutos de fuegos artificiales, pero, sí es un momento llamativo, convocante, que genera ventas en el comercio local y que despierta interés, tanto de vecinos de la comuna, como de otros sectores. Además, tiene un rigor de tradición y como tal, se siente como una pérdida de derecho adquirido. Pocos espectáculos tienen de escenario el cielo. La necesidad de un justo reemplazo aparece como requerimiento demandado. El año pasado se intentó un espectáculo de drones que no resultó como estaba contemplado. Fallas técnicas. Reconociendo los problemas, en su momento se comentó que se buscaría la manera de realizar presentaciones llamativas, innovadoras. Este año se hizo otro tipo de espectáculo, convocante, alegre, sin fuegos artificiales, sin drones. No obstante, los fuegos artificiales clandestinos, también fueron parte de los primeros minutos del nuevo año. Chile tiene una triste realidad de niños quemados en estas celebraciones. La fiesta del año nuevo para algunos es el inicio de un largo tratamiento de quemaduras importantes. Prohibir la venta de fuegos artificiales, si bien ha reducido, no ha solucionado del todo el problema. El hecho de que no se cumpla la norma en Puerto Varas es un asunto peligroso, por diversos motivos. El riesgo de quemadura, de incendio, el impacto a la salud de quienes padecen autismo, los perros perdidos, son parte del escenario. Están los que argumentan que es mejor tener un show oficial de fuegos artificiales, para así evitar que se realicen estos lanzamientos ilegales, pero no hay pruebas de que eso resulte así. No necesariamente es una por la otra. Durante la mañana salí a recorrer Puerto Varas buscando el perro de un amigo que se había perdido. Pude ver desde temprano a los trabajadores de la limpieza cumpliendo sus labores, con la sobrecarga evidente y evitable. Residuos en todas partes, latas, vidrios rotos, cotillón, lo que también es parte lamentable de la tradición del año nuevo. La basura, los anuncios del perro perdido, los reclamos de las familias afectadas, todo se veía típico. El nuevo 2025 no se sentía tan nuevo. Una noche en que el exceso, el desperdicio, el escándalo, se mezclan con la alegría, los buenos deseos, los bailes, las sonrisas, los propósitos. Un año más, qué más da, pensaba, mientras buscaba al perro de mi amigo, quien apareció 12 horas después, cerca de Llanquihue. Al menos esta vez, un final feliz. feliz. feliz..