Francia en la encrucijada
De la extrema derecha francesa (con un 33,2 %) en la primera vuelta de las elecciones generales confirma la fuerza que el movimiento Rassemblement National (Agrupación Nacional, RN por sus siglas en francés), liderado por Marine Le Pen, ha adquirido en la política de ese país. Los primeros sondeos señalan que RN obtendrá buena parte delos escaños a disputar en la segunda vuelta del próximo domingo. Para llegar a formar gobierno —sin depender del resto— deben obtener 289 delos 577 diputados de la Asamblea Nacional. En ningún caso el resultado constituye una sorpresa: buena parte de las encuestas presagiaron el triunfo de Le Pen y su delfín, Jordan Bardella. Si se quiere, es la continuación de los resultados de la última elección para el Parlamento Europeo donde la ultraderecha dobló en votos al movimiento del Presidente Emmanuel Macron.
Si bien después de conocidos los resultados se han alzado las voces para establecer el llamado «cordón sanitario» contra RN (en simple, bajar a los candidatos que llegando terceros pasaron a segunda vuelta para sumar sus votos a los postulantes que tienen más posibilidades de arrebatarle un escaño a los aspirantes de “Como pieza clave de la Unión Europea, cualquiera sea el resultado podría generar un impacto político difícil de estimar en el resto de Europa”. Agrupación Nacional), la estrategia parece haber perdido tracción en el sistema político francés. Esto, principalmente, porque la extrema derecha francesa dejó de ser ese paria político que fue durante décadas. Pero también hay otra cosa: para buena parte de los votantes moderados resulta intragable apoyar a La Francia Insumisa, el partido de izquierda de Jean-Luc Mélenchon. Su particular forma de hacer oposición —destructiva a la mirada de muchos analistas— y su postura sobre el antisemitismo, entre otras, no ha contribuido a generar desconfianzas. El desorden general en que seencuentra buena parte de la izquierda de ese país —incluyendo al Partido Socialista— tampoco parece transformarlos en una opción creíble o coherente. Así las cosas, y tal como lo desliza hoy el diario «El País», buena parte del éxito de un eventual «cordón sanitario» recaería en la derecha tradicional y en los grupos moderados que aglutina Macron.
Para ese objetivo, parecen ayudar poco las declaraciones del ministro de Economí: Bruno Le Maire (uno de las principales figuras del gabinete), quien esta mañana señaló que La Francia Insumisa “es un peligro para la También es cierto que los electores —tal y como han mostrado las encuestas en las últimas semanas— creen que Le Pen y su movimiento serían capaces de administrar el siempre complicado escenario económico francés, especialmente en asuntos como la mejora del nivel de vida, la gestión del déficit fiscal, reducción de impuestos y del desempleo. Por cierto, no son pocos los especiali: tas que han señalado que el programa económico de RN no están debidamente financiadas y sólo profundizarán el déficit. Como pieza clave de la OTAN y de la Unión Europea, cualquiera sea el resultado podría generar un impacto político difícil de estimar en el resto de Europa.
Como han señalado algunos columnistas, la coincidencia entre la derecha extrema y la centroderecha en asuntos como el rechazo a la migración y la influencian del Islam, podrían anticipan una posible reagrupación de las fuerzas políticas y, con ello, generar un cambio en la hegemonía política del continente.