Autor: Patricio Ramos R.
Aventura en el norte (I parte)
Aventura en el norte (I parte) OpiniónCiudadano, ecolegis@gmail.com (Crónicas Fronterizas)Escribo mientras me paseo por las arenas de una hoy solitaria playa en Puerto Raúl Marín Balmaceda.
Un kayakista que pescaba sierras río arriba, cercano al pueblo, me informó, ante mi insistente interrogatorio, que hoyestaba alta la marea -es decir idealpara pescar robalos yacaso un jurel desprevenido en la barra del Palena, y hasta este domingo hasta las 10 de la mañana se viviría el mismo fenómeno.
Empero, postergaría mis afanes piscatorios, pues la verdad es que el viaje desde la siempre amena La Junta me dejó con ganas solo de playa y baños de sol, el que brilla intenso, acaso con inclemencia. Ver mar abierto en Aysén no es común, al menos para mí. Pienso en el mar y solo veo fiordos e islas; pero acá puede uno perderse en el horizonte, el que muestra esta tarde una leve bruma, como una línea paralela y larga, igual que aquel. El horizonte es de un azul intenso, a veces metálico. Las olas chocan con fuerza y se distingue una depresión unos metros antes de su rompiente. En esas formaciones es donde en la creciente, en otras latitudes, se aposentan lenguados y corvinas, las que no sé si habitan estas costas. Habrá que probar, ando con las moscas idealespara estas bestias.
El sol a esta hora empieza a ponerse, y hace su trabajo de embellecer el paisaje (¿ es que algo puede embellecer más lo que veo?), todo va adquiriendo una tonalidad dorada, como que estuviera presenciando un recuerdo. Y, por cierto, el recuerdo me ha traído a estas costas, muchas noches me dormía pensando que visitaría de nuevo este lugar.
Esta playa tiene la característica de terminar justo en masivos arenales cubiertos por colas de zorro, juncales y retamos; estos últimos se han transformado en verdaderos bosques, para dar paso a los bosques en serio donde reinan los arrayanes, tineos, lumas, cipreses y demás que no conozco. Asimismo, helechos de diversas formas y tamaños: unos, como manos que claman, otros, atentos al sol que se cuela tímido en esta exuberancia. Veo nalcas inmensas como antenas satelitales, apostaría que pueden contactarse directamente con el Creador, quien se esmeró en darles esa forma magnífica que da sombra y humedece el ya húmedo entorno.
La arena es exquisita, y luego de permanecer algo de una hora con la boca abierta mirando montañas, entre ellas el volcán Melimoyu, cuya influencia telúrica lo permea todo, me dediqué a explorar el microcosmos del suelo.
Me encontré con todo tipo de tesoros, a saber: pedazos de árboles, labrados por el agua marina, redondeados y con formas inverosímiles; de serpientes en pleno movimiento; de bastones, como el que debe haber usado Moisés para separar las aguas; de seres venidos de otros mundos con grandes ojos y lo que probablemente son sus crías, con forma de raíz de mandrágora-; algas secas; caracoles y caparazones de lo que alguna vez fueron cangrejos que habitaron el fondo colorido de este océano. Tablones oscurecidos y con clavos de cobre envejecido de algún navío ignoto. Este mar, como ningún otro, me dapara pensar. Sin duda es un lugar notable.
Volviendo al pueblo, se ve que ahora tiene sus calles pavimentadas, alejándose esta vez del recuerdo que yo tenía de sus acogedoras vías, como una Venecia arenosa; probablemente acogedoras para los que veníamos de afuera -claro-, habría que preguntarles a los locales como recibieron esta obra que, entiendo ha hecho más fácil la vida acá. Entiendo que no fue una decisión que no se haya discutido.
Comprobé, tras una larga mateada con la matriarca de la familia Hechenleitner, y su hija Vanessa, de que este es un lugar donde las organizaciones sociales están y han estado muy activas: posee un Área Marina Protegida desde el 2014 (Pitipalena-Añihue) donde participaron, además de personas naturales, la Junta de Vecinos local, el Sindicato de Pescadores, la AG de Turismo, la Asociación Indígena Millaray.
Gracias a aquella, esta zona está bien cuidada de las tentaciones pasajeras de algunas industrias no exentas de polémica; poseen una ZOIT que potencia la principal riqueza de este lugar: la belleza de un entorno insular único. En fin, hasta acá llego por hoy, que robalos y jureles no pueden esperar, Continuará.