“Es enfermante esta dictadura de la corrección política”
Laboriosa y librepensadora, la actriz le toma la temperatura al clima cultural chileno.
“En dictadura la censura era de parte del Gobierno, pero ahora es entre nosotros mismos”. Por Catalina Mena ctriz, dramaturga, productora y gestora cultural, ha hecho teleseries, programas de radio, obras de teatro y películas de cine; ha sido ícono underground y rostro de multitienda; y, en los últimos años, se ha metido a fondo en temas como la neurociencia, la filosofía y la espiritualidad. Patricia Rivadeneira (1965) es, sobre todo, una mujer inquieta, intelectualmente curiosa y transversal, que transita con libertad entre distintas disciplinas, culturas, géneros, clases sociales e ideas. De su origen ya se sabe. Viene de una familia católica de abolengo, con varios parientes admiradores de Pinochet; estudió en las Ursulinas y en los Sagrados Corazones; y desde chica sintió la necesidad de saltarse las convenciones. Fue la única de su curso que se negó a realizar el sacramento de la confirmación. Tras terminar el colegio, Patricia ingresó a estudiar a la academia de Fernando González. En esa misma época participó de la movida contracultural de oposición a la dictadura. Al mismo tiempo apareció en televisión con un papel protagónico en la teleserie «Secretos de Familia», cuando tenía 21 años. Desde entonces tuvo una presencia permanente en televisión.
A sus 27 años, en 1992, protagonizó la performance «Por la cruz y la bandera», un acto realizado en el Museo de Bellas Artes para denunciar la precarización y abandono de las minorías sexuales y étnicas en un Chile que, tras recuperar la dePatricia Rivadenei A mí me sorprende cómo acá se llenan la boca con artistas que nunca han vivido en Chile, o que han vivido la mayor parte del tiempo fuera”. A los gordos no se les puede decir gordos, a los viejos no se les puede decir viejos”. mocracia, sejactaba de serjaguar.
Allí, Rivadeneira apareció desnuda, cubierta sólo por una bandera chilena y crucificada frente a los sorprendidos espectadores. "Terremoto por desfile porno”, “Escándalo en el museo”, fueron algunos de los inflamados titulares que llenaron las portadas de los diarios al día siguiente, provocando un debate moral en el que se metieron políticos de distintos signos, personeros de la Iglesia y hasta representantes del Ejército. El histórico impasse la obligó a esconderse porunos días, ya que incluso recibió amenazas de muerte. Pero salió airosa y sin haberlo anticipado se convirtió en un mito de la cultura chilena. Tras el famoso escándalo, siguió trabajando en teatro y, en paralelo, hizo gestión cultural. Más tarde se unió a la campaña presidencial de Ricardo Lagos, trabajando en el diseño del Consejo Nacional de la Cultura.
En el 2000 Lagos la nombró agregada cultural en Italia y allí fue una diligente gestora: movió la participaciones de Chile en la Bienal de Venecia y luego dirigió el Instituto Italo-Latinoamericano, donde realizó diversos proyectos continuando con la visibilización de la cultura y el patrimonio chileno en Europa. Allí también se casó con el italiano Andrea Orsini, con quien lleva más de veinte años de relación.
De vuelta a Chile, en 2012, retomó su carrera como actriz tanto en teatro como en televisión, obteniendo varios reconocimientos, como el premio Caleuche en 2020, par su rol como lesbiana en la telenovela «Demente», de Mega. También, antes de la pandemia, diseñó la plataforma Escenix, para que personas de lugares alejados o que no tienen acceso a salas de teatro, puedan ver obras en formato online.
Como si hubiese adivinado la crisis que se venía con el “Es totalmente exigible que los gobiernos financien la cultura” En los últimos años, además de asumir como directora de la Corporación Cultural de Quilicura y de haber sido rostro de una multitienda —lo que asumió sin ningún drama autodeclarándose “una belleza madura”— ha realizado proyectos para presentar en el escenario los temas que siempre la obsesionan: la igualdad política y social, el feminismo y el autoconocimiento. Así, ha llevado a dramaturgia los libros «Teoría King Kong», de Virginia Despentes y «El árbol del Conocimiento», de Humberto Maturana. Hoy está metida de cabeza en el pensamiento del Premio Nacional de Ciencias, del que habla entusiastamente.
La noción de “autopoesis” (el ser vivo se autorecrea permanentemente) y del “lenguajear” (nos vinculamos y coordinamos con otros en el lenguaje) son claves en su actual aproximación a la vida y la cultura. —Muchos actores han manifestado su decepción respecto al actual Gobierno y salió Jaime Vadell diciendo que eran unos llorones. —Yo voté por Boric, y le tengo harta fe a la ministra Arredondo. Pero esperábamos que este Gobierno pusiera la cultura en el lugar que le corresponde, como un derecho social. Entonces cuando eso queda relegado a una política del “sálvese quien pueda”, se genera decepción.
Está claro que “no solo de pan vive el hombre”, la cultura es lo que nos hace humanos, lo que nos diferencia de los animales, aunque ahora todos prefieran tener perros antes que hijos. —Y ¿ qué te pasa cuando se acusa a los artistas de vivir del financiamiento público o de los fondos concursables? —Me parece súper injusto. ¿O la idea es que los artistas trabajen gratis? En Chile es imposible que las producciones cultu: rales independientes se autofinancien. Er todas partes del mundo ese tipo de producciones necesitan apoyo para pode: sostenerse, porque no son espectáculo: comerciales y no se financian con la vent: de entradas.
Es totalmente exigible que los gobiernos financien la cultura. —¿ Te parece realista esperar que er un par de años se resuelvan problema: culturales que se arrastran hace déca: das? —Los procesos son lentos, es cierto pero tampoco se puede retroceder. Y yc siento que ha habido algunos retrocesos Por ejemplo, se ha exagerado el énfasis er masificar la cultura descuidando aspecto: importantes, como la autoría. Se ha vuelte a poner en duda la necesidad de resguardar los derechos intelectuales de los crea: dores, algo que se había avanzado en año: anteriores. Todavía falta entender que e: necesario democratizar el acceso pero, a mismo tiempo, hay que proteger el traba.
Jo de los autores. —Hoy, en el sector cultural, ha; gente en situaciones límites de desprotección, al punto de que algunos han debido vender sus bienes para comer. —Es que la pandemia tuvo consecuencias gravísimas porque con la order de confinamiento mucha gente estuvo sir trabajar. ¿Quién puede estar dos años sir trabajar y no quedar en la ruina? Eso ge: neró una crisis en la que aún estamos. —¿ Qué lecciones te dejó pasar de ser actriz a productora? —Si estás del lado de la producción del lado en que debes canalizar las necesi: dades, los deseos y aspiraciones de los artistas, debes intentar que sus trabajos sear vistos, apreciados, pagados.
Es muy dis tinto, pero siempre me llamó la atención y me gustó, Quizás lo más difícil va por e lado de la ecuanimidad, ir más allá de lo que a mí me gusta, de lo que yo hubiera escogido, el libro que a mí me hubiera gustado presentar. Es ponerse con la cabeza mucho más amplia y ver la belleza, el esfuerzo y el trabajo que hay en cada cosa, más allá de mi percepción personal. Ese fue uno de los desafíos más interesantes. “Me da risa cuando los artistas hablan de la decolonización” —Cuando te fuiste a Italia dijiste que estabas aburrida de las teleseries, aunque te estaba yendo bien. —Justamente. No me sentía satisfecha en ese momento. Después caché que estaba deprimida, necesitaba algo más profundo y trascendente.
El tiempo en Ttalia no sólo se trató de probarme como gestora en un espacio internacional, sino también de un proceso interno. —Y pasaste de ser una artista provocadora a ser una funcionara pública. ¿Cómo te cambió eso? —Fue iniciar otra etapa de mi vida, ponerme al servicio de otros y evaluar las manifestaciones culturales desde una perspectiva política, más allá de si algo me gusta o no me gusta.
Se trató de entender cómo se veía a Chile desde afuera y qué podíamos ofrecer en materia de cultura. —¿ Y la imagen que había de Chile afuera coincidía con lo que tú creías? —No, para nada. Había una mirada muy anticuada sobre quiénes éramos. Éramos Neruda, Allende, Violeta Parra, pero no se sabía nada sobre la producción contemporánea. Nos veían desde un relato que se hizo en los años 70, esa es la imagen que perduró.
Para mí fue un desafío súper importante tratar de instalar una imagen más contemporánea, mostrar otras propuestas, —Tú has señalado que te parece increíble que Boric haya nombrado a sólo tres agregados culturales. —Me parece paupérrimo. Los agregados culturales son agentes indispensables y tienen un valor simbólico fundamental.
Ellos son los encargados de mostrar una imagen del país afuera, para que no crean que sólo somos salmones y vino, Pero para que se conozca lo que estamos haciendo y conozcamos lo que hacen otros, se requiere de un intercambio permanente con otros países, no esporádico. Hay que fortalecer la importancia de internacionalizar la cultura local sin necesidad de que los artistas salgan del país. Los artistas yalidados en Chile tienen que pasar antes por un visado en el extranjero. Á mí me sorprende cómo acá se llenan la boca con artistas que nunca han vivido en Chile, o que han vivido la mayor parte del tiempo fuera. Me da risa cuando hablan de la decolonización y hacen obras para ser legitimadas en el primer mundo. Me parece un poco falso.
Hay que erradicar esa admiración siútica hacia los chilenos que triunfan en el extranjero. —También dices que en los últimos años ha regresado la censura. —Es que en dictadura la censura era de parte del Gobierno, pero ahora es entre nosotros mismos. Eso es algo que me ha sorprendido, hay una hipersensibilidad que se transforma en censura, Estamos obligados a ser condescendientes con todos aquellos que toman el rol de víctima. No se puede decir nada, porque cualquier crítica puede ser considerarse ofensiva. A los gordos no se les puede decir gordos, a los viejos no se les puede decir viejos, cualquier término es discriminatorio o abusivo. Es enfermante esta dictadura de la corrección política.