A volantear se ha dicho...
A volantear se ha dicho... L a o r d e n d e partido (del Frente Amplio) era salir a la calle, ayer, a "volantear". Para presionar la negociación por la reforma de pensiones. Claro que es impresentable que la clase política no haya logrado ponerse de acuerdo en todos estos años sobre las pensiones de los chilenos.
Pero la culpa es compartida: los sesgos ideológicos de lado y lado, los oportunismos, de izquierda y derecha, todo ha concurrido para que ningún Presidente, en este último tiempo, haya podido terminar su mandato firmando la tan anhelada reforma. ¿Pero será volanteando como se lograrán destrabar los nudos gordianos de una reforma compleja desde un punto de vista técnico y político? Toda manifestación pacífica por supuesto que es legítima, pero si vamos a volantear, ¿no habría que hacerlo por todos los pendientes flagrantes que hoy abundan en nuestro país? Habría que volantear, en primer lugar, por la inseguridad que ha hecho la cotidianeidad de los chilenos cada vez más insoportable.
Las malas pensiones tienen que ver con un futuro con carencias; la inseguridad está minando el presente, la vida en las ciudades, que los niños puedan jugar tranquilos en sus plazas, que los ancianos puedan ir a cobrar su jubilación sin temor a que los asalten o simplemente los maten. Si les preguntaran, esos ancianos y los padres de esos niños dirían que, si hay que volantear, también lo harían para manifestar su hastío ante la violencia criminal que nos convierte en prisioneros del miedo.
Un hito de esa degradación de nuestras vidas es la presencia del crimen organizado en las ferias navideñas --ferias tradicionales tan importantes para millones de chilenos que lo único que quieren es celebrar una Navidad en paz--. Lo acaba de denunciar el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, al que me imagino nadie podrá tildar de alarmista de derecha. Sí, hay mucho por qué volantear hoy en Chile.
Volantear contra el estancamiento económico evidente, que afecta los bolsillos de la clase media, a causa de una permisología kafkiana y de la falta de convicción de parte de muchas autoridades de que sin crecimiento económico, sin inversiones, toda promesa de un Estado que proteja a los más débiles es una promesa vacía.
Y mientras, tal vez con un poco de envidia, miramos a nuestros vecinos, a un Perú, por ejemplo, que empieza a pisarnos los talones, y a una Argentina que quiere rugir de nuevo (eso, claro, está por verse). Yo, por lo que más "volantearía" es por la catástrofe educacional en curso. Chile acaba de quedar último en la Prueba PIACC entre los países de la OCDE, con los cuales tanto nos gusta compararnos. Un 57% de los chilenos entre 16 y 65 años no sabe ordenar números, el deterioro en la educación básica es preocupante y el analfabetismo en curso entre alumnos universitarios es pavoroso.
Hemos perdido años en discusiones sobre reformas educacionales que no han colocado lo esencial en el centro. ¡Hemos retrocedido una década! Muchas familias que han visto desvanecerse el sueño del ascenso meritocrático deben tener muchas ganas de ir a volantear.
Sí, hay una mayoría descontenta con lo que percibe como incompetencia gubernamental en muchas áreas (lo dicen las encuestas), pero ¿ esa mayoría silenciosa es la que volantea? ¿ O volantean los militantes, la mayoría de ellos hoy contratados en apreciados puestos en el Estado, y lo harán solo para presionar a la derecha por la reforma de pensiones y no por las crisis en seguridad, economía y educación en curso? Esos funcionarios de gobierno debieran concentrarse en hacer bien su trabajo, más que en poner su otro pie en "la calle". La pregunta es, entonces: ¿ este volanteo es un capítulo más de la farándula política efectista que tanto mal nos ha hecho (la del griterío, las redes sociales y la calle) o un clamor genuino ante la decadencia que nos acecha, por culpa de una élite política incompetente? Dime con quién y por qué volanteas, y te diré quién eres... C O L U M N A D E O P I N I Ó N A volantear se ha dicho... ¿Esa mayoría silenciosa es la que volantea? ¿ O volantean los militantes, la mayoría de ellos hoy contratados en apreciados puestos en el Estado? Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog Por Cristián Warnken.