Autor: JEAN PALOU EGOAGUIRRE
Enviado especial
“Todo está caro, ya no alcanza”: bolivianos votan en medio de la peor crisis económica en décadas
“Todo está caro, ya no alcanza”: bolivianos votan en medio de la peor crisis económica en décadas Alas 04:30 hrs. ya hay una larga fila de vehículos esperando para cargar combustible en las afueras de la estación de servicio de la estatal YPFB en la avenida Ismael Montes, en pleno centro de La Paz.
Hacia las 09:00 se pueden contar 68 autos y furgones que se extienden por unas seis cuadras, además de 36 personas a pie y con bidones algunos de ellos revendedores que aguardan su turno en la bomba, fuertemente resguardada por la policía boliviana. “Lo mínimo que hacemos fila para cargar gasolina es tres horas, y lo máximo que he estado son 12 horas para que luego digan que se ha acabado.
Pero no queda otra”, relata resignado el taxista René Conde, que dice que todavía podría ser peor, como ocurre con los camioneros y transportistas que cargan diésel y pueden estar incluso días en la espera en otras zonas del país. Otro conductor, bien atrás en la cola, sabe a quien culpar: “Lamentablemente ya nos estamos acostumbrando a esto. Que se vaya luego este gobierno.
Es tal como nos habían dicho: que con el MAS íbamos a estar como Cuba o Venezuela”, comenta Juan Carlos León, responsabilizando a la administración del izquierdista Luis Arce de la grave escasez de combustible que afecta al país.
En plena campaña electoral para las elecciones presidenciales de mañana domingo, en las que los opositores derechistas Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga son favoritos, Bolivia vive una de sus peores crisis económicas en décadas.
Vinculado al suministro irregular de combustible que el gobierno solo ha enfrentado con medidas paliativas, como priorizar el teletrabajo y las clases online en algunos centros educativos, el país arrastra desde 2023 una grave escasez de dólares, lo que a su vez ha presionado al alza la inflación, que el año pasado llegó al 9,9% y en 2025 ya es de 18,4% interanual, la más alta en 17 años y una de las peores de la región. “Todo está muy caro, ya no alcanza. No hay cómo.
Y los pobres estamos más pobres”, señala Julia Condori, quien vende quesos cerca de la Plaza Murillo y se queja de cómo ha subido el precio d e l a r r o z, e l azúcar y especialmente del aceite, cuya botella de 5 litros hoy cuesta unos 150 bolivianos (US$ 21 al dólar oficial). “La gente ya no lleva como antes, compra menos, porque no alcanza. La carne subió mucho. Estábamos bien con Evo (Morales), pero eso ha cambiado totalmente, y este año ha sido el peor”, dice Candy Salas, quien tiene una tienda de fiambres en el popular Mercado Lanza. El gobierno de Arce no ha reconocido el fenómeno.
Ha acusado que se trata de “ataques especulativos” y ha implementado mercados callejeros a precio controlado o “precio justo”, las llamadas ferias “Del campo a la olla”, pero no ha logrado espantar los temores de que el país caiga en un ciclo hiperinflacionario E F E como el que vivió en los años 80. “No tengo dólares para vender” Los bolivianos, en tanto, han corrido a comprar dólares, pero el problema es que hay muy pocos o simplemente no hay. “Jefe, no tengo dólares para vender. Los vendí todos ayer”, le dice Luis Mamani, quien atiende una casa de cambio en la calle Camacho, a un cliente que pregunta precios. En unos pocos minutos pasaron otras cinco personas por lo mismo. “Ahora con el nerviosismo de las elecciones presidenciales, nadie quiere vender.
Y el que quiere comprar, sabe que ya no se consigue el precio oficial”, explica a “El Mercurio” el vendedor, que a pesar de que afuera tiene publicado un cartel con la tasa fija oficial, de 6,96 bolivianos por dólar una obligación de las autoridades, ofrece un cambio paralelo de casi el doble, de 13,5 bolivianos por dólar. En medio de una restricción del gobierno a los giros de dólares, una especie de “corralito”, muchas personas van al Banco Central con la intención de adquirir dólares a la tasa oficial. Pero allí solo les dan un número para inscribirse en un sistema que les avisará cuando haya disponibilidad si es que ocurre.
Un modelo agotado y aumento de la pobreza En el centro del debate de la actual campaña está el agotamiento del modelo económico impulsado por el Movimiento al Socialismo (MAS) y por el propio Arce, quien fue ministro de Economía durante la gestión de Morales (2006-2019), basado en la distriEl economista Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), dice que “es evidente que hay un escenario de crisis no solo de índole económica, sino multidimensional” en el país.
Y enumera la larga lista de problemas: la falta de dólares en el sistema financiero, la caída de las reservas del Banco Central, la anormal provisión de combustibles, la inflación de dos dígitos, los déficits comercial y fiscal, el menor crecimiento, la pérdida de empleos, el aumento de la informalidad, la inestabilidad política y social y “algo no menor, la falta de confianza en la gente, complicando la posibilidad de resolver la situación a corto plazo”. “No es exagerado decir que la crisis actual es la más profunda desde la hiperinflación sufrida por Bolivia a inicios de los años 80; por tanto, es la situación más álgida que vive el país en los últimos 40 años, aunque la economía todavía no ha tocado fondo”, asegura. Rodríguez, sin embargo, ya ve un cambio de ciclo.
“A la luz de diferentes encuestas, todo parece indicar que podría darse un cambio de ciclo político, como ocurrió en 2006, cuando, luego de 20 años de implementada la Nueva Política Económica con una fuerte orientación de mercado, para contener la hiperinflación, sobrevino el “Modelo Económico Social Productivo Comunitario” con un fortísimo énfasis estatal del cual, tras 20 años, muchos se están desencantando por la situación del país y el embate de la inflación.
De ahí que parecería ser que el péndulo irá de la izquierda a la derecha, eso sí, con un escenario diametralmente distinto al que disfrutó el gobierno del MAS, desde 2006, signado por la bonanza mundial”, afirma.
“Cualquiera sea el nuevo gobierno, deberá enfrentar no solamente un difícil escenario económico, sino la ineludible tarea de realizar reformas estructurales que tendrán un alto impacto social, haciendo que las perspectivas a futuro sean cuesta arriba (). Superar la situación actual exigirá una buena dosis de realismo y pragmatismo”. bución de los cuantiosos ingresos que generó la nacionalización de los hidrocarburos. “Esta crisis es resultado de desequilibrios macroeconómicos acumulados por años. Entre 2014 y 2015 terminó la bonanza derivada de los altos precios internacionales y la exportación de gas. Desde entonces, los indicadores económicos comenzaron a deteriorarse: el PIB pasó de crecer más de 6% en 2013 a apenas 0,7% en 2024”, explica el economista René Martínez, de la Fundación Jubileo. “El principal problema ha sido el fiscal: durante la bonanza se incrementó mucho el gasto público, y aunque esta terminó, el gasto continuó. Eso generó déficits fiscales profundos, cercanos al 10% en los últimos años. La deuda externa creció y, más recientemente, también la deuda interna, financiada por el Banco Central, lo que significa emisión monetaria”, agrega.
En medio de la brusca caída de los ingresos por exportaciones de gas, el tipo de cambio fijo (que rige desde 2011) y el alto costo en dólares de la importación de los combustibles subsidiados solo en 2024 se destinaron US$ 3.349 millones para mantener su precio artificialmente en cerca de medio dólar el litro, las reservas internacionales del país se han esfumado: han caído del récord de US$ 15.122 millones en 2014 a solo US$ 1.796 millones actualmente, un nivel crítico. Y uno de los grandes logros del “milagro económico” de Bolivia en la década pasada, la caída de la pobreza, ha comenzado a revertirse. “Durante la bonanza hubo mejoras importantes en indicadores sociales, gracias en parte a subsidios a hidrocarburos y alimentos y a un tipo de cambio artificial sostenido por las reservas. Pero todo esto fue insostenible y terminó.
Desde 2021 vemos un retroceso: la pobreza extrema pasó de 23% en 2021a 26,5% en 2023, y la pobreza moderada de 48,1% a 52% en el mismo período”, señala Martínez, quien remarca el impacto de la inflación, que “probablemente ha sido subestimada en las cifras oficiales”. Se trata de una situación económica muy compleja que, se teme, podría aumentar la conflictividad social ante los ajustes que deberá hacer el próximo gobierno.
En las afueras de la Universidad Mayor de San Andrés, en el barrio de Sopocachi, algunos rayados ya advertían sobre la posibilidad de una mayor tensión: “Que la crisis la paguen los ricos”, se leía en los muros, junto a otros grafitis en contra de Arce.
E N B O L I V I A Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior: “La economía todavía no ha tocado fondo”. LA PAZ | La grave escasez de dólares y de combustible ha disparado la inflación hasta el 18%, la más alta en 17 años. El clamor en las calles es que se necesita un cambio de rumbo urgente.
Elecciones presidenciales de mañana domingo E N B O L I V I A Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior: LAS FILAS en estaciones de servicio se han vuelto algo habitual en Bolivia.