Imprimir Cerrar |
|
CEDENNA:
Con nueve años de experiencia, el Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología Cedenna investiga nuevas soluciones para los problemas que enfrenta la industria.
Albergado en la Usach Cedenna es uno de los clústers nanotecnológicos más avanzados del país.
"La nanociencia ha sido cultivada en Chile desde hace cerca de tres décadas, pero entonces no le decíamos nano, sino películas delgadas y clústers, principalmente asociados a la física teórica" señala la Dra. Dora Altbir, quien en 2009 fundó, junto a un grupo de científicos de distintas disciplinas el Centro para el Desarrollo de la
Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna), que desde entonces se erige como uno de los principales nodos científicos y tecnológicos de esta área en Chile.
En los últimos 10 años, la nanociencia ha crecido fuertemente en nuestro país volcándose a otras areas como la química y la biología, e involucrando a aproximadamente 600 investigadores que producen cerca de 450 artículos científicos por año que se publican en revistas indexadas.
"El avance de la nanotecnología en el mundo ha impulsado el desarrollo de aplicaciones, que la inscriben como parte esencial de la cuarta revolución industrial" agrega la Dra. Altbir, quien además < es académica de la Universidad de i Santiago de Chile. I La nanotecnología trabaja en materiales o sistemas con, al menos, una de sus dimensiones en tamaños menores a 100 nanómetros. Cada nanómetro equivale a la millonésima parte de un milímetro y se escribe 109 m. Para hablar de nanotecnología los especialistas han convenido que 100 nm sea el límite máximo.
"Debido a las características de sus dimensiones tan diminutas, las nanopartículas no se estudian solamente desde el punto de vista de una disciplina, sino que es necesario considerar múltiples visiones, como aspectos químicos magnéticos o la incidencia que pueden tener en la biología" sostiene Ricardo Ramírez, director alterno del Cedenna y profesor emérito de la Universidad Católica. Desde sus inicios, el Cedenna convocó a los principales científicos convergentes en la nanociencia principalmente orientados al estudio de la ciencia fundamental. Sin embargo, a medida que esta área fue creciendo y que se han formado nuevos especialistas, el Centro ha transitado hacia la ciencia aplicada, desarrollando proyectos nanotecnológicos que den respuestas a los problemas del país.
"Muchos desarrollos científicos se crean para solucionar problemas específicos de ciertas industrias sin embargo, al importar esas soluciones los problemas no tienen las mismas complejidades que en los países de origen de esas tecnologías. Por eso, para responder mejor a las condiciones locales, hay que abordar los problemas atendiendo a sus características específicas", indica el Dr. Ramírez. Un ejemplo de ello, explica el Dr. Ramírez, tiene relación con una pintura antífouling que incorpora la nanotecnología para evitar el crecimiento de algas y otros organismos biológicos en las superficies que están en contacto con el agua de mar. Esta tecnología, desarrollada en Chile responde a la temperatura y características de la vida marina en nuestras costas y también se puede orientar a la mantención de las redes que revisten los criaderos de salmones. Otra aplicación que se ha impulsado desde el Cedenna ha sido la incorporación de nanopartículas específicas en envases para alimentos frescos permitiendo prolongar su vida útil además de ampliar el radio de distribución de exportaciones para esos productos. La transición del Centro a través de su joven historia, desde la ciencia básica a las aplicaciones, ha impulsado proyectos que significan soluciones a algunos problemas que enfrenta el país, con distintos grados de avance. Así es como el área de desarrollo de sensores del Cedenna ha trabajado en un dispositivo para la minería que pueda alertar al operador de las grandes palas captadoras del mineral cuando alguno de los dientes de dicha pala se fractura, previniendo que al quebrarse se confunda con e! material y caiga al interior de la chancadora, deteniendo la faena con los costos que eso significa estimados en varios cientos de millones de dólares cada año. Considerando que algunas bacterias pueden estar presentes en la elaboración de alimentos como embutidos o productos lácteos, también investigadores del Centro han trabajado para crear un dispositivo portátil, reutilizable, que pueda reconocer la presencia de patógenos como la Listeria. Aunque actualmente existen mecanismos de reconocimiento de estas bacterias, el tiempo de respuesta no es inmediato y significa para la industria considerar costos de almacenamiento y bodegaje que pueden durar varios días. Un sensor biológico que reaccione en pocos minutos podría significar un gran ahorro.
Copyright © 2022 · LITORALPRESS