AMARO GÓMEZ-PABLOS EN VERSION AM
El ex lector de noticias confiesa que tenía prejuicios respecto de los matinales y que se convenció de conducir Bienvenidos, de Canal 13, luego de ver una película de Harrison Ford.
También dice que se siente más cercano al estilo de Raquel Correa que de Daniel Matamala, defiende la participación del alcalde Lavín en su programa y afirma que la columna de Carlos Peña, quien catalogó los matinales como un espectáculo del miedo, le pareció “frívola y gratuita”. POR ESTELA CABEZAS FOTOS SERGIO ALFONSO LÓPEZ Amaro Gómez-Pablos, 52 años, periodista, hace dos meses uno de los conductores del matinal Bienvenidos, de Canal 13, dice que a pesar de estar cinco horas diarias al aire y de terminar extenuado, la semana se le pasa volando.
Dice también que admira a Tonka Tomicic, su compañera en pantalla, porque tiene la capacidad de “pasar de un parricidio a una temática más alegre con solo un giro de cabeza”. —Eso es justo algo que se le critica a los matinales: una suerte de show televisivo en donde se pasa de la tragedia a los temas más light sin un alto, sin reflexión.
Se les critica, pero los matinales corren en la mañana con distintas temáticas porque si solo fuera el plan de socorro económico último, muy legítima será la crítica, pero nadie te ve. —¿ No hay una banalización de la tragedia, según tú? —Eso me parece exagerado.
Yo llevo dos meses acá y venía prejuiciado respecto de los matinales, quizá por lo mismo, y sin embargo fue un descubrimiento encontrar en ellos una decantación de la información, una adecuación a la coyuntura que vivimos, la contingencia. —+¿ Crees que los matinales han transformado el miedo al coronavirus en un espectáculo, como escribió en su columna Carlos Peña? —No, porque estoy con el doctor broncopulmonar del hospital clínico de la Chile, porque estoy con el doctor Molina en su calidad de geriatra viendo el tema de los adultos mayores, porque estoy con infectólogos varios, el Colegio Médico, Enrique Paris. Mi contrapregunta es: ¿ ellos están generando miedo?, ¿o contenido de información que es útil a los hogares? Sospecho que lo último.
El tema al final es enervante, porque las caricaturizaciones fáciles son molestas (... ). En el Bienvenidos no he visto una campaña ni de miedo ni de asústese. —Peña escribió que los matinales estaban convertidos en “En el Bienvenidos no he visto una campaña ni de miedo ni de asústese”. “una suma de lugares comunes, sandeces y tonterías repetidas una y otra vez”. ¿Cómo tomaste ese comentario? —No veo a Thomas Friedman, célebre columnista de The New York Times, opinando de matinales, menos en el contexto de una pandemia. Me parece frívolo y gratuito. —Los matinales hoy son una fuente de información a la que se recurre más. Probablemente, Peña hablaba en ese sentido. —No me interesa darle tribuna a Carlos Peña, perdona. No tengo ningún interés. Él tiene una columna donde cita con creces a Max Weber y otros. Y me parece estupendo para su audiencia. Nosotros tenemos otra audiencia y no citamos; vamos a Bajos de Mena.
Él podrá pensar que es poco revelador; a mi juicio es extraordinariamente revelador y resultó serlo. —Una periodista de tu programa esta semana fue criticada porque, por cubrir la apertura del Apumanque, dejó hablando sola a una señora de la tercera edad, quien le contaba que no le daban licencia médica. ¿ Qué habrías hecho tú en su lugar? —Los errores se cometen y estoy seguro de que ella es la primera en aceptarlo. En el corre que te corre, cometió un traspié y un error. Se menciona, se toca, se habla, pero eso no significa que haya que sepultar ala periodista. Los errores se cometen y ya está. No voy a decir que fue lo correcto, porque no lo fue. Y no sé si viste todo, pero al final de la nota Tonka y yo hicimos comentarios de que íbamos a tocar el tema que abordó la señora. “¿ A qué periodista no le ha pasado que se nubla y tiene que salir corriendo? Es el primer ensayo y error en torno a la llamada nueva normalidad o retorno seguro. No es la frivolidad del mall versus la señora; site compras esa línea de argumentación también es una caricaturización del tema. Marilyn (Pérez) corrió y dejó a esta señora pagando en su momento, es un error y ya está”. UD En diciembre pasado, a Amaro Gómez-Pablos le ofrecieron hacerse cargo de la conducción del matinal. No fue una decisión que tomó de inmediato, reconoce. —Me llamó José Miranda, el director de programación del canal, y Max Luksic para invitarme a tomar un café. Y en la conversación, cuando me hablan del matinal, te soy sincero, me produjo una especie de crispación y algo de rechazo por la caricatura que uno tiene de los matinales.
Yo no me veía ahí, porque uno también es tonto grave y estima que el periodismo serio no puede estar en los matinales, porque es una abdicación de todo lo que has hecho en el pasado. Dice que les explicó esto a Miranda y a Luksic, quienes lo miraron, le sonrieron y le dieron un consejo: —“No te tomes tan en serio”, me dijeron.
“Sé un poco mas ligero de cuerpo, sin ser light” (.. ). Ellos me explicaron cómo veían los matinales: que eran los depositarios de la línea editorial del canal, que eran un tercio de la programación y que era el lugar donde ahora estaban los políticos, porque en los matinales hay una conversación más generosa, que no se corta en 20 segundos y donde puedes desarrollar ideas y conceptos, donde tú puedes ejemplificar mejor.
Al llegar a su casa, cuenta que una de sus hermanas le recomendó ver la película Un despertar glorioso, donde Harrison Ford es un decadente periodista serio de televisión que, por dinero, debe conducir un matinal, algo que él desprecia.
Pero en el camino se va encantando con el formato. —Esa película me ayudó harto a tomar la decisión, porque al final Harrison Ford deja todas sus ataduras atrás y se convierte en un periodista que puede conciliar la solvencia de lo que había hecho en el pasado con lo que estaba haciendo ahora.
Entonces dije: “Ok, vamos de la ficción a la realidad, da el paso, nadie te está pidiendo que te desnaturalices, así es que da el paso”. —¿ Viste esa película y te convenciste? —Me ayudó mucho a convencerme y también ver el matinal y comprobar que estaba equivocado.
Yo pensaba que los matinales eran más que nada entretención, poca información, pero estaba rotundamente equivocado. —Y si no te gusta, te vas. —No, no es tan así, uno firma un contrato, en mi caso por dos años. Pero al final me quedo con una cosa que aprendí en la Antártica en el marco de unos reportajes que hice hace mucho tiempo.
En la base española tenían un periódico que, por el clima, se llama Puto clima y la bajada del periódico era estupenda: “0 te aclimatas o te aclimueres”. El tema de la adaptación es clave, sobre todo en el mundo que vamos a vivir ahora. Amaro Gómez-Pablos nació en Madrid y siendo joven emigró a Venezuela junto a su madre y su padrastro. Sus padres se habían separado antes de que él cumpliera 2 años. A los 18 llegó a Chile e hizo su último año de colegio en el Nido de Águilas.
Nunca perdió contacto con su papá, un periodista con una personalidad y un estilo de vida particular, que también le puso Amaro a otro hijo que tuvo en un segundo matrimonio. —Un día me llamó para decirme: “¡ Nació tu hermano, se llama Amaro Gómez-Pablos!”. Estaba muy feliz, pero me quedé mudo y al final le dije: “Papá, pero así me llamo yo”, y él me respondió: “¡ Pero qué importa! Cuenta también que su padre se hacía el ciego en las playas nudistas, con él como su guía. —Él se ponía solo un pareo y partíamos. Yo era su lazarillo y ahí tenía que seguirle el juego. Era un personaje, un tipo muy histriónico y que le gustaba la fiesta. De hecho, agrega, fue él quien lo convenció de participar en “El hombre ideal”, el concurso de Sábados Gigantes que ganó y que lo hizo conocido antes de ser corresponsal de CNN.
Amaro Gómez-Pablos estudió en la Universidad Gabriela Mistral, un lugar muy conservador, dice, algo que lo hizo entrar en crisis en su segundo año de carrera y que lo llevó a congelar e iniciar un viaje al Amazonas. Tras volver, continúo sus estudios y a poco de egresar trabajó como corresponsal de CNN internacional, donde estuvo cinco años. Luego vino la conducción de 24 horas, en TVN, por 12 años, rol que dejó en 2015. Tras dos años de ser independiente, en 2017 giró a la realización de programas de viajes y gastronomía, en Mega. En ese período también se dedicó a los negocios: puso un local de churros en pleno Providencia. —Fue un negocio que se me ocurrió a mí. Siempre pensé que era rentable y demostró serlo, Además, era incursionar en lo que significaba ser una pyme y me pareció interesante, porque uno sale de la TV y no tiene nada más. Entonces, era importante tener los huevos en distintas canastas.
Cuenta que la experiencia le encantó, incluso el morbo que le producía al público verlo ahí. —En un país tan clasista como este era divertido ver la cara que ponía la gente cuando veía que el tipo que antes les daba las noticias ahora pasaba el trapo en la mesa. En sus años de corresponsal entrevistó a personalidades mundiales, desde el Dalai Lama a expresidentes como Bill Clinton y Jacques Chirac. —En comparación, debe ser fome tener las entrevistas que haces ahora. —No, para nada. Me apasiona, es bonito, encuentro que no es menor.
Me parece estimulante poder entrevistar a gente que muestre distintas realidades, como la señora Edith, de Bajos de Mena, y el ministro Ignacio Briones. —Edgardo Marín, en una carta a El Mercurio, criticó a los periodistas que en su rol se convertían en personajes, donde cada pregunta que se hace se transforma en una descripción de sus propias creencias, convicciones, gustos y opiniones. ¿Qué opinas tú? —Me gustó esa carta. Y esto no es solo en Chile, pasa también en otras partes y con distintas escuelas. Por lo general, creo que uno como periodista tiene que ser un canalizador, un facilitador de ciertos temas. Pero cuando una persona es muy autorreferente, y lo digo en el sentido bobo, narcisista, es una lata, no me gusta.
Sin embargo, si la autorreferencia es una contribución a la pregunta que va a formular, yo no tengo ningún problema. —¿ No te parece que le hace daño al periodismo? —Sin duda, sí (... ). Pero también depende qué periodista.
Si me dices Thomas Friedman, bueno, es otro tipo de calibre de periodista, así que depende de qué periodista. —¿ En Chile hay alguien de ese calibre? —Para aterrizarlo, (Daniel) Matamala opinando me parece una contribución. Me parece muy bien, tiene una columna en La Tercera, aguijonea, produce debate.
Raquel Correa tenía otro estilo, y sí, a mí me gusta más esa escuela, porque me parece que hay un truco en periodismo y es que puedes poner lo que piensas, modestamente, con un signo de interrogación más que una afirmación. En mi experiencia personal, eso ayuda más; lo otro me resulta un poco “Está muy ideologizado Chile.
No somos capaces de tener una conversación”. pontificante. —Durante el estallido social hubo gente que criticó a periodistas de algunos canales en plena transmisión. ¿Crees que hoy, con la crisis de salud, la prensa se ha revalorizado? —Yo siento que lo de los matinales y el auge del periodismo en ese ámbito es un poquito coyuntural, habrá que ver. Y el tema de las críticas tan feroces al periodismo obedece también en el pasado a esta ideologización muy fuerte.
Creo que ahora se está revalidando, porque la gente está muy ávida de una información que es de carácter más bien médica, que es más clínica, con lo cual efectivamente es más pulcra, menos contaminada. ¿ Por qué? Porque nadie te va a estar cuestionando en ese ámbito. Amaro Gómez-Pablos utiliza Twitter, pero dice que bajo ninguna circunstancia lo ocupa para informarse. —Puedo poner cualquier cosa e inmediatamente puedo estar recibiendo enormes críticas, a favor o en contra. Está muy ideologizado Chile.
No somos capaces de tener una conversación, están más preocupados de diagnosticar qué es la persona antes de escuchar su discurso. ¿A qué colegio fuiste? ¿ Dónde vives? ¿ Cómo te apellidas? Son las tres preguntas más categóricas que se siguen haciendo en Chile. Y el interés es ubicarte. No escucharte. Ubicarte. Nos hace fatal.
Estamos en un momento con una divergencia histórica, y estamos ridiculizando el debate como adolescentes que no saben conversar, y estamos al final polarizando el debate en grotescas caricaturas de si eres comunista o facho, y la vida no es tan fácil.
Hay posiciones intermedias, pero en Chile eres lo uno o lo otro. —Hace un mes el contralor dijo que los alcaldes no podían ir a los matinales en horario laboral a opinar de algo que no tiene que ver necesariamente con su trabajo. —Me parece que los alcaldes son una contribución absolutamente gravitante en el contexto de la pandemia, son el cable a tierra, lo han sido.
El Gobierno ahora señala que son sus socios estratégicos (... ). Son las personas que saben que de repente tú tienes en La Pintana un grave problema, que es muy difícil mantener una cuarentena o mantener a un infectado en un espacio de 43 metros cuadrados, donde viven siete personas y comparten un baño. Eso te lo dice el alcalde. El problema de la violencia intrafamiliar.
Son muy necesarios. —¿ No hay una responsabilidad en tener en pantalla a un alcalde que dentro de seis meses puede entrar a una campaña? —Me hablas de quién, ¿de Lavin? —+¿ Cuántas horas está Lavín en pantalla? —No lo sé.
Tiene una sección los miércoles con Pancho Vidal y a veces se le entrevista como alcalde de Las Condes, la comuna con mayor cantidad de contagios. —Joaquín Lavín está en Bienvenidos todas las semanas desde 2018, y ahora más. Algunos piensan que probablemente será candidato presidencial. ¿Hay algo que cuidar ahí? —Eso del candidato presidencial lo estás diciendo tú, yo todavía no sé si es candidato para esta próxima elección. Sospecho que lo va a ser, pero no tengo idea. Lavín es panelista y al mismo tiempo es entrevistado en base a mérito y cosas como la apertura del Apumanque y porque hay un valor noticioso.
Las Condes, siendo la comuna más influyente de Chile, es también, en muchos alcances, gran referente al haber estado con mayores índices de contagio, de qué es posible o no hacer en otras comunes, y por contraste vamos a tener a una Claudia Pizarro en La Pintana, que no puede hacer las cosas que hace Lavín. Y se tocan esos temas. De cómo con dinero se pueden realizar ciertas campañas, y sino, te ahogas (... ). Lavín me parece una persona avezada y sabe. Y esos panelistas los tienes en televisión internacional, en Inglaterra y Estados Unidos. Entonces, gran misterio gran, ¿los políticos cultivan una imagen? Cuéntate una nueva. ¿De verdad es una revelación eso? No lo es. El tema es que ¿ nosotros estamos siendo los facilitadores de una campaña electoral? Pues no. Porque me imagino que Lavín, en su momento, como ha ocurrido en otros canales y otros compromisos, tendrá que marginarse, pero ahora no. Amaro Gómez-Pablos está sentado en un sillón blanco en el living de su departamento en Vitacura. Viste de negro y hawaianas.
Las paredes están llenan de fotografías de sus viajes. —Cada rincón de esta casa recuerda algo de esos viajes. —¿ Qué has descubierto en esta nueva etapa? —Que lo estoy disfrutando. —¿ Ya has bailado? —¿ En el matinal?, sí —¿ No crees que eso pueda bajarte el perfil? —No, no creo que me afecte. Puedo hacer preguntas relevantes después y seguir entrevistando a personas como Edith o el Presidente de Chile u otros mandatarios o personas de relevancia.
No creo que me afecte, porque no estoy payaseando, estoy haciendo un trabajo tan bueno como cualquiera. —Tu aterrizaje en el matinal ha sido bien evaluado. ¿Tienes alguna autocrítica de este período?—NO de este período, pero sí me habría gustado concretar varios proyectos que dejé en el tintero. Siento que me faltó más fuerza, más pragmatismo. En su mayoría periodísticos, pero es una crítica personal a poder haber sido más concreto cuando fui independiente. —¿ Funcionas mejor como empleado que como tu propio jefe? —No, creo que son dos escuelas distintas. Este ejercicio es extenuante, pero estar en la calle y ser independiente... ¡ ufff! Tener la incertidumbre te pone muy pila, muy despierto y estás en son de cazador. Cuando no tienes un ingreso estable, estás siempre pendiente de dónde está la cebra de turno y es un safari permanente, eso te pone agudo. Yo vengo de cuatro o cinco años en que he estado en la calle, inventando. Las dos situaciones tienen su encanto, pero en estos momentos de dolor e incertidumbre, soy un agradecido de tener un trabajo estable. Como independiente, ahora habría sido muy difícil. Soy un afortunado. S