"SIGO PENSANDO QUE LAS TOMAS SON LEGÍTIMAS"
"SIGO PENSANDO QUE LAS TOMAS SON LEGÍTIMAS" Lleva un buen rato hablando de su vida y obra, sentado en una pequeña silla plástica del ex cine Hoyts La Reina.
A esa hora, con el café del lado todavía cerrado, y su oficina a la vuelta, en calle Simón Bolívar, con gente trabajando, la entrada del cine fue el único lugar para conversar con más tranquilidad.
Cristián Castillo Echeverría, 77 años, premio nacional de Arquitectura 2024 --distinción que recibió hace un mes y que tuvo su polémica en el diario--, recuerda en un momento sus años en Inglaterra, donde llegó exiliado posgolpe, posprisión, y aún siendo militante del MIR, a realizar estudios de posgrado en el Architectural Association School of Architecture en Londres, "que debe ser una de las escuelas de arquitectura más fantásticas del mundo", cuenta.
Era el año 1975. --Ahí hice un posgrado en vivienda, precisamente --rememora--, y trabajé con John Turner, uno de los grandes pensadores de los problemas de vivienda social en aquella época, así que mi tesis estuvo dedicada a eso.
John Turner era como el gran personaje del urbanismo, de la precariedad de la vivienda en el mundo, con el cual teníamos discusiones bien fuertes. --¿ Por qué? --Porque yo seguía planteando que había que radicalizar el proceso. Todas las grandes ciudades han crecido y se han desarrollado a través de tomas de suelo, eso no es extraño. --¿ Y ser radical, "puntudo", no se le ha pasado nunca? --Nunca. Sigo pensando que las tomas son legítimas.
Aún hoy día lo pienso. --Hoy muchas de las tomas se consideran "delincuenciales". --Sí, pero que haya delincuentes en las tomas no es un problema de la gente, es un problema de la falta de presencia del Estado y de los partidos políticos. Las tomas que hacíamos en los años 60 y los 70 eran controladas por nosotros.
Ahí no había delincuentes, y mucho menos los niveles de droga en aquel entonces... Yo trabajé mucho, y no solo políticamente, veníamos con la escuela y diseñábamos las sedes sociales. --El hecho que no haya Estado es una cosa, y el que usted legitime las tomas, es otra. --¿ Pero qué hace la gente desesperada? Octubre del año 19 también es una población desesperada por encontrar soluciones. --¿ Y para usted las ventas ilegales de terrenos tomados son lo mismo que una toma? --Pero ¿ por qué pasa eso? Porque no hay presencia del Estado ni de los partidos. Los grandes responsables de las situaciones que ocurren al interior de las tomas de terreno son los partidos, porque hoy día no tienen presencia en las organizaciones sociales. Si los partidos hicieran trabajos en las poblaciones, en las fábricas, en las escuelas, en las universidades, eso no pasaría. Porque las tomas estarían controladas por algún partido político que las llevaría adelante. --¿ Hoy políticamente es militante frenteamplista? --Yo me inscribí en Convergencia Social para que Boric pudiese ser candidato, y me mantuve ahí. No tengo una participación militante muy activa, soy más bien un militante bastante pasivo, pero ahora soy parte del Frente Amplio también. Pero tengo mucha aprensión de las formas orgánicas que ellos tienen como partido para funcionar. --¿ Por qué militó en el MIR, que tenía estructura casi militar? --Claro. Entonces yo entiendo los militantes así. Pero los militantes de fin de semana, o de cuando me siento bien, me incomodan mucho. No es que todos sean así, hay muchos que están muy comprometidos. --Pero la política hoy se hace un poco así. --Desgraciadamente, pero por eso nos pasa lo que nos pasa en los campamentos.
Si esos militantes de Convergencia Social o del Frente Amplio estuvieran haciendo trabajo político en las poblaciones, las poblaciones no estarían controladas por el narcotráfico, estarían controladas por ellos. --Y cuando le dice esto a la gente del Frente Amplio, de por qué no van a las poblaciones, ¿qué le dicen? --Milito en el comunal de La Reina, y traté mucho. Debemos ser unos 25,30. Había otra arquitecta en el grupo y dije "bueno, nosotros dos somos arquitectos, debiéramos responsabilizarnos del problema de la vivienda social en la comuna de La Reina como tarea política". Y la recepción fue silencio.
Hoy día tienen una capacidad orgánica en los períodos de elecciones espectacular, pero luego no se mantiene ese trabajo, porque si yo reparto panfletos calle por calle, después asumo responsabilidad con los vecinos a los cuales les entregué un panfleto.
Castillo, de mirada transparente, sencillo, vestido con la misma parka con la que ha salido en casi todas las fotos tras el premio, es muy directo para opinar. --Mira, yo no creo para nada en las fundaciones.
Y de las pocas que funcionan, Un Techo para Chile y el Hogar de Cristo, no sé, tienen una connotación caritativa que no me gusta mucho. --Techo nació por la necesidad de vivienda... --Es muy caritativa. Vayamos donde nos necesitan y tratemos de resolver el problema. Yo creo en un proceso donde las razones sean los derechos, no la caridad. Lo que me fue separando de mi concepto católico del mundo fue eso, en el colegio, después en la universidad. Mira, yo tengo un proyecto en La Legua Emergencia, que lo llamo densificar sin erradicar.
La Legua Emergencia es un problema arrastrado desde hace años y años, nosotros desarrollamos en la oficina un proyecto precioso, en conjunto con los pobladores, que significaba que nadie tenía que abandonar su casa, sino que nosotros recuperábamos toda la población en unos edificios.
Y vengo peleando por ese proyecto desde el segundo gobierno de la presidenta Bachelet, el segundo gobierno del presidente Piñera, y en este gobierno, por supuesto, lo primero que hice fue ir a ver a mis amigos del Ministerio de la Vivienda. Y siempre el problema ha estado en manos de fundaciones que hacen diagnósticos.
Y les dije esta vez "oye, diagnósticos de La Legua Emergencia debe haber unos tres o cuatro, todo el mundo sabe cuál es el problema, por qué no hacen un proyecto para eso". --¿ Y qué indica eso sobre las fundaciones? --Que se dedican a hacer diagnósticos, pero no resuelven el problema, y gastan mucha plata en eso, mucho tiempo. Y no tenemos tiempo para que ellos sigan haciendo diagnósticos.
La oficina de Cristián Castillo es austera y pequeña, con mesones blancos despejados; hay una maqueta del proyecto "Maestranza Ukamau", construido en Estación Central, y en una pared un póster que dice: "Miguel Enríquez. 40 años de su muerte en combate", con el rostro del líder del MIR, quien también fuera su cuñado, pareja de su hermana Carmen. El edificio está donde estuvo la quinta de su abuelo.
Pese a lo cambiado del barrio, La Reina es el lugar donde Cristián Castillo nació, donde fue criado junto a sus cuatro hermanos y creció al alero pero no a la sombra de dos padres potentes, el lugar desde donde salió de Chile en 1975 y al que regresó en 2003, para retomar con éxito lo que fue uno de los sellos de su papá: las comunidades de "Castillo Velasco". --¿ Cómo fue ser hijo de Mónica Echeverría y Fernando Castillo ? Deben haber tenido un matrimonio intenso. --Era extraño porque, bueno, de alguna manera tienen que haber resuelto sus problemas, porque eran problemas de pareja enormes, con la vida que llevaba mi madre en aquella época, no era tan usual. Profesora, actriz, escritora, Mónica Echeverría era una mujer muy independiente para su época.
Cristián recuerda incluso que cuando eran ellos muy chicos, partió por un año a hacer un posgrado a Europa. --Las mamas nos cuidaban en esa época --recuerda, y agrega: --Yo una vez me enojé con mi mamá, le dije "te voy a cambiar por la mamá del `pelao' Richards", porque la mamá del pelado Richards (Jorge Andrés, su compañero en el San Ignacio y después un destacado periodista) ¡ era perfecta! Y no se le olvidó nunca en la vida --se ríe--. Para mi madre empezamos a ser importantes cuando consideró que ya podíamos decir algo interesante. Políticamente, mi madre fue mucho más radical al inicio que mi padre, él fue un democratacristiano muy cercano a Frei Montalva, a su hermano Jaime, pero extrañamente mi madre se radicalizó mucho antes que él. Él se fue radicalizando con el tiempo. --Pero su papá nunca dejó de ser democratacristiano. --Nunca. Las discusiones con mi padre eran fuertes, políticamente, sobre todo en la época de la Unidad Popular. Los almuerzos eran complicados en la casa. Sus hijos Cristián, Javier y Carmen entraron al MIR. Javier se pasó al Partido Socialista después.
Moriría muy joven, en 1972, en un accidente de auto. --¿ Cuándo se empiezan a radicalizar ustedes tres? --La radicalización era inevitable porque éramos hijos de una familia democratacristiana progresista, muy relacionada con todo el trabajo social que había en esa época; el que nos metió en definitiva todo este cuento fue mi padre mismo, porque él fue el que nos llevó a Villa La Reina, al proceso de autoconstrucción, nos incentivó lo suficiente para que trabajáramos durante años, sábado y domingo, Javier y yo, cooperando con los pobladores en levantar esa villa. --¿ Sentía que la DC se quedaba corta en el cambio? --Fuimos grandes adversarios de la Democracia Cristiana, pero yo, a la edad que tengo, y con la experiencia que he podido acumular, le reconozco cada vez más valor al gobierno de Frei Montalva, que fue un gran gobierno.
Quien inició las transformaciones en este país fueron ellos y no la Unidad Popular. --¿ Y tiene hoy una visión crítica de su militancia en el MIR o de lo que fue el MIR? --No. --¿ Qué les decía don Fernando? --A él le parecía que estábamos llevando las cosas a un extremo imposible.
Aparte de alcalde, rector, intendente y todo lo que hizo en su vida, Fernando Castillo Velasco --premio nacional de Arquitectura 1983-había fundado en los años 50 la prestigiosa oficina Bresciani Valdés Castillo Huidobro (BVCH), que cuenta entre sus obras las Torres de Tajamar, la Universidad Técnica del Estado y la Villa Portales. --¿ Y qué tan hijo se siente usted de esa oficina tan influyente en la arquitectura chilena? --Nada. A mí la arquitectura se metió por el lado de los pobladores, de la autoconstrucción. Y mi papá nunca me trató de influir para que yo fuera arquitecto, tampoco. Y mi padre cambió mucho con el tiempo, no fue el mismo arquitecto, muy famoso, muy del sistema, y pasó a ser un hombre muy contestatario desde que comenzó a ser alcalde.
Esa imaginación loca que él tenía la volcó en cosas distintas. --¿ Cómo fue para usted ser estudiante de la UC cuando su padre era rector de la Católica, en una época cada vez más polarizada, como era inicios de los 70? --Por suerte estábamos en Lo Contador, bastante aislados.
Y a pesar de que los arquitectos iniciaron el proceso de la reforma, y nos tomamos la escuela bastante temprano, no participamos de la discusión de poder al interior de la universidad, ese fue un proyecto de todos los que fueron MAPU después. --¿ No había un ambiente dividido entre ustedes en la escuela? --Eh.. . pero con bastante armonía. Yo era del sector más radicalizado de la escuela, pero de una manera muy extraña... Cuando nos tomamos la escuela, hicimos eso tan feo de sacar a don Sergio Larraín de decano de la facultad. Fue terrible y para mi padre fue terrible, Larraín era como un padre para él. Pero, bueno, lo obligamos a renunciar al decanato, y eso creó un sismo al interior de la Escuela de Arquitectura entre los sectores más radicalizados políticamente y los más conservadores. Y extrañamente a lo que yo debiera haber hecho --siendo del MIR, que es haber tratado de ser parte de ese proceso más radical--, me incliné por el sector más conservador. Quería tener buenos profesores de arquitectura, y me daba la impresión de que en el otro sector no lo iba a tener. Se generaron dos escuelas en paralelo. Y no me arrepiento de haber tomado esa decisión, me permitió desarrollarme como estudiante de la manera en que pensé que debía darse.
Vino el Golpe, y Castillo pasó a la clandestinidad. "Miguel (Enríquez) me puso a cargo del aparato de documentación del partido, que era un eje importante porque era la sobrevida, yo era el que me encargaba de hacer todos los documentos, los pasaportes, las cédulas de identidad". Fue detenido en 1975 "en los servicios de inteligencia de la FACh, no de la Dina, por suerte.
La Dina efectivamente me tenía condenado a muerte, yo en la época de la Unidad Popular hice trabajo político al interior de las Fuerzas Armadas, entendíamos que la posibilidad de paralizar el Golpe era hacer un trabajo político de concientización al interior de las Fuerzas Armadas... ", recuerda. "Yo creo que Miguel tuvo razón cuando un día me dijo `mira, a mí me van a matar, pero probablemente tú te puedas salvar', esas cosas que le salían de repente.
Yo lo quedé mirando, pero en definitiva creo que tuvo razón, la casualidad y él tuvieron razón, yo era una persona que, de alguna manera, tenía un ámbito de protección social". Finalmente, logró salir de Chile. Lo que le ocurrió, la tortura en esos meses, dice que lo tiene ahí "guardado nomás". --Para nosotros fue una bendición que mi padre estuviera en Inglaterra. Por Carmen nunca hubo mucho problema porque era mujer, estaba embarazada, toda la tragedia de la muerte de Miguel. Pero en el caso mío, fue bastante más complicado.
Me acuerdo de que mi padre era muy amigo del cardenal Silva Henríquez, y cuando caí preso le fue a pedir que también intercediera como lo había hecho con mi hermana, y el cardenal dijo "no, él es hombre". ¡Complicado el machismo! O sea, los hombres sabían lo que hacían, las mujeres no. De Inglaterra se fue a Francia, a trabajar a la oficina del chileno Borja Huidobro, quien ganaría el Premio Nacional de Arquitectura en 1991. Hace un mes recibió el Premio Nacional de Arquitectura por su trabajo en vivienda social, misma distinción que obtuvo su padre, Fernando Castillo Velasco, en 1983. Cristián nació respirando arquitectura y política. Fue mirista y sigue siendo de izquierda, aunque tiene críticas al estilo del Frente Amplio y a la falta de trabajo partidario en sectores vulnerables. Acá habla de su vida, y dice: "no creo para nada en las fundaciones". POR PAULA CODDOU B.
FOTO MACARENA PÉREZ Cristián Castillo "SIGO PENSANDO QUE LAS TOMAS SON LEGÍTIMAS" "Siempre el premio es político, pero en este caso tiene una connotación especial que es la participación y la problemática del barrio, de la ciudad y la vivienda que hay en Chile". "Borja Huidobro es un personaje muy importante en mi vida. Me gustaría decirle que buena parte del premio se la debo a él también".. "SIGO PENSANDO QUE LAS TOMAS SON LEGÍTIMAS" --¿ Cómo le influyó trabajar con Borja Huidobro y Paul Chemetov en París? --Mucho. Borja es un personaje muy importante en mi vida. De hecho, estoy tratando de ubicarlo ahora y no he podido, porque me gustaría decirle que buena parte del premio se la debo a él también. Conmigo fue un tipo maravilloso.
Viví el primer tiempo en su departamento, con él y Michelle (su señora). Borja me dio trabajo con un amor inmenso, porque a él le costó un montón de tiempo que yo pasara a ser una persona útil en la oficina. Aprendí francés ahí trabajando con él, pero también porque llevaba tres años sin dibujar y él tuvo mucha paciencia conmigo. Él me consiguió una visa de trabajo en Francia, me pagaba un muy buen sueldo.
Era una oficina espectacular donde debe haber habido 100 arquitectos. --¿ Y por qué se fue? --Me pasó una cosa muy extraña porque Borja me dio un nivel de tranquilidad y de seguridad que yo hacía mucho tiempo no tenía. Pero me pasó una cosa tremenda. Como yo era jefe de taller me relacionaba con los jefes de taller, y me empecé a dar cuenta de que eran tipos maravillosos pero muy frustrados, que su vida comenzaba y terminaba ahí. En Francia los niveles de competitividad eran enormes.
Y yo dije: no voy a vivir así la vida, me niego a que la seguridad me transforme en un personaje que, a los 45 años, o los 50, voy a estar absolutamente aburrido de la vida y renegando de eso. No sé de dónde saqué la fuerza, porque cuando le dije a Borja que me iba, no entendía... Yo me porté muy mal. Él había invertido tanto en mí que podría haber dicho: bueno, me voy a quedar un par de años más, voy a tratar de devolverle todo lo que me dio. Pero la angustia que me dio transformarme en un personaje secundario, gris, sin ninguna posibilidad de tener alguna obra propia.... Y me fui a la nada, porque me fui a Venezuela. En ese país se enamoró de una venezolana, que fue su pareja por 20 años. Y se quedó 25. Los comienzos, dice, fueron complicados, sin posibilidades de trabajo.
Trató de revalidar el título, "y uno en ese tiempo trabajaba o estudiaba", hizo algunas casas, pocas, y "armé sí una pequeña empresita de arquitectura y constructora con la cual sobreviví los primeros años; hacíamos remodelaciones y mejoramientos.
Los primeros años lo pasé muy mal". A Chile entró en 1987 por unos días, autorizado a ver a su padre, que estaba enfermo, pero solo se le permitió volver definitivamente en 1989. --Pero para entonces ya estaba muy bien en Venezuela, había logrado un espacio de trabajo muy interesante. Bueno, siempre las casualidades en la vida ayudan a que des algunos saltos.
Yo llegué justo en la época en que Cuba se estaba abriendo al turismo internacional, y estaban creando infraestructuras turísticas en diferentes países para apoyar la llegada de turistas, fue una gran discusión en Cuba si el turismo extranjero era bienvenido o no, pero en definitiva la realidad económica los obligaba. Y trabajé 10 años en eso, tenía una operación aérea desde Caracas y concentrábamos ahí turistas de toda América Latina, del Caribe. También hizo cine.
Había conocido en La Habana a Gabriel García Márquez y le produjo algunas películas. --¿ Nunca pensó en irse a Cuba como otros miristas? --Sí, en algunos momentos estuvo planteado, pero en definitiva no se dio.
Trabajé después mucho con los cubanos, 10 años con los cubanos y para los cubanos, así que tengo un conocimiento de la isla y de su gente desde otro ámbito, digamos, no como militante. --¿ Y tiene una opinión crítica? --No.. . Pienso que países como Cuba o Venezuela buena parte de los problemas que tienen son producto del boicot económico de Estados Unidos. --Tal vez si hubiera vivido en Cuba no le gustaría su sistema. --Cuba está viviendo una situación económica hoy imposible, no puedes llevar a un pueblo a la desesperación con la cual ellos están viviendo hoy día. --Cuando vuelve a Chile en 2003, ¿cómo es esa llegada? --Después del 89 yo venía cada seis meses a ver a mis papás... Lo terrible realmente para mí fue cuando llegué el 2003, porque cuando venías de visita los chilenos son maravillosos para recibir visitas, pero no son buenos para perseverar en la relación, en ayudar, en cooperar. Ya estábamos medidos un poco en el modelo en el cual vivimos. --¿ Y por qué se vino? --Pensé que ya tenía que regresarme. Llegué como hijo recogido, a la casa de mis papás... Pero con mucha suerte también, porque justo mi padre había terminado la alcaldía, y no quería volver a presentarse. Lo veo en onda de jubilarse y le digo: ¡ por ningún motivo!, hagamos comunidades de nuevo. Busqué un terrenito pequeño, diseñamos cinco casas y las vendí sobre los planes; creo que en dos meses tenía las casas vendidas. Y nos fue muy bien, hicimos esa, después otra y seguimos haciendo. Después, nacería el proyecto del barrio Maestranza Ukamau, que consolida su visión de arquitectura en vivienda social, y de la autogestión, del que se ha hablado mucho por su premio.
Y también polemizado. --¿ Qué le pareció que un premio nacional como Germán del Sol criticara a otro premio nacional como usted ahora? --Sí, creo que no debería haberlo hecho, podría no haberlo hecho público, no tenía ningún sentido entrar en una controversia pública por una obra que, como yo le dije en mi carta, que él no conoce. --¿ Cree que la crítica de Del Sol es política, y su premio también es político? --Yo creo que mi premio tiene mucha connotación política, pero la crítica de él no creo que es política.
Creo que él vive un mundo que está desconectado de este otro mundo. --¿ Cree que en otro gobierno le habrían dado el premio? --Pero espera un poco, porque el premio no lo da el Gobierno.
Lo dan los pares, y no te creas que no es un proceso complicado. --Se lo digo en el sentido político de su premio, en que el galardón interpreta el aire de los tiempos. --Yo creo que sí, en ese sentido es político. Hoy la vivienda social es una realidad que nos compete a todos. El otro día conversaba con una gente de Estados Unidos que me llamó para felicitarme por esto del premio, dijo que la conversación hoy día en Estados Unidos es la participación.
Ya los grandes edificios, los grandes modelos con que se ha desarrollado la arquitectura... Siempre el premio es político, pero en este caso tiene una connotación especial que es la participación y la problemática del barrio, de la ciudad y la vivienda que hay en Chile.
Yo creo que Maestranza 1 lo que logra es que por primera vez hay una obra de arquitectura de vivienda social que sea emblemática. "Los grandes responsables de las situaciones que ocurren al interior de las tomas de terreno son los partidos políticos, porque hoy día no tienen presencia en las organizaciones sociales". "Mi padre cambió mucho con el tiempo, no fue el mismo arquitecto, muy famoso, muy del sistema, y pasó a ser un hombre muy contestatario desde que comenzó a ser alcalde". GEN TILEZA CRIS TIÁN C A ST IL LO Castillo, en una "marcha por la vivienda digna", en 2019. GEN TILEZA CRIS TIÁN C A S T ILL O.