¿ Aristocracia obrera?
La reciente “negociación” de los sindicatos de Minera Escondida que terminó con el comentado bono de 32 millones de pesos para los más de dos mil trabajadores, lo que significó 80 millones de dólares para la administración dela empresa de cobre más grande del mundo, ha dejadosorprendida a la comunidad ciudadana de Chile y el planeta.
Preocupan las negociaciones colectivas que terminan de esa manera abrupta para las históricas organizaciones sindicales que están para defender los derechos delos trabajadores, que van más allá de los intereses económi Cos, Poco se supo de las peticiones de los trabajadores de Escondida en condiciones futuras laborales sobre dad, medio ambiente, respeto de jefe a Operario y tantas interacciones que se presentan en el complejo trabajo mine TO.
Cierta actitud de superioridad laboralse aprecia endeclaraciones de Patricio Tapia, presidente del Sindicato de Escondida advirtiendo que “no hay nadie como nosotros”, encajando con la crítica a las dirigencias laborales mineras que efectuó el presidente Salvador Allende con aquello de “aristocraciaobrera”, delosaños70.
Catorce negociaciones se esperan, sobre todo enla minería estatal de Codelco, observando actuaciones de conocidos dirigentes por varias décadas, también en Enami, lo que llama laatención por lo que puede significar en transformaciones dirigenciales que podrían afectar las sensibles defensas laborales de operarios que dependen del Estado de Chile, en todos los aspectos.
No quisiéramos pensar que los sindicatos estatales de los trabajadores estarán pensando solamente en losmillonarios bonos de término de “conflicto” y noen mejorar las condiciones laborales actuales y futuras, como han sido siempre las luchas obreras en Chile.
El dinero puede hacer variar las consideraciones reivindicativas tradicionalese históricas del mundo del trabajo, contrastando esa actitud modesta, leal y esforzada con el manejo subliminal empresarial de millones de dólares que destrozaría el nivel de peticiones que se plantean desde el siglo XX. Ojalá que “el ejemplo de Escondida” no se transforme en un “buen ejemplo” para la fuerza de trabajo del pueblo chileno. Osman Cortés Argandoña