Educación para la vida en Magallanes
Hablar de educación, significa reflexionar sobre el presente, y muy particularmente sobre el futuro. En este sentido, pensar en el sistema educativo, tiene implicancias necesariamente, en cómo pensamos la región de Magallanes durante los próximos años. Puede parecer una idea simple, sin embargo, tiene en el fondo, la complejidad de analizar conjuntamente el contexto socioeconómico actual y las perspectivas futuras de un territorio aislado como el que habitamos. Los desafíos y oportunidades que presente la educación en las comunas magallánicas, tienen relación directa con la realidad que vivimos también como país. Así es como el análisis debe reflejar el impacto de la educación aquí, y su concordancia con las políticas nacionales.
Sin embargo, es posible compartir algunas ideas, con bases en el impacto social y territorial, con espíritu transformador, tomando en cuenta el actual escenario y el entramado sociocultural en el que convivimos, las necesidades más urgentes y cómo se puede dar respuesta a las mismas.
Que la educación sea una de las bases para el desarrollo económico no es novedad, aunque no siempre nos acordamos de la importancia del fortalecimiento del sistema educativo para mejorar la calidad de vida de las familias y de las comunidades en general. Frente a la situación económica local, resulta indispensable pensar la educación como ese motor de desarrollo basado en el conocimiento que nos permita avanzar de manera competitiva en innovación.
Para que esto ocurray sea una realidad, es necesario avanzar en acortar las brechas de la desigualdad, es decir, en fortalecer un acceso a la educación de calidad, lograr que las y los estudiantes puedan permanecer en el sistema educativo y seguir en la educación superior.
Las brechas de rendimiento académico continúan siendo una dificultad, lo hemos observado en las pruebas de comprensión lectora, y aun cuando los indicadores educativos en nuestra región sigan siendo favorables comparados con otras regiones, por ejemplo, la deserción y asistencia siguen presentándose como un obstáculo para el mejoramiento escolar. La estabilidad laboral, los salarios o directamente la falta de recursos, atentan contra la voluntad y el interés de continuar estudiando. El fortalecimiento de la educación pública, debe ir de la mano con políticas públicas serias y potentes que permitan superar los problemas señalados.
Inversión en infraestructura de las escuelas, programas permanentes de apoyo y tutoría escolar, el diálogo permanente con las familias, capacitación y formación docente, son algunos de los temas que deben ser abordados tanto desde el nivel central, como a partir de la participación local entre los actores involucrados.
No podemos dejar de lado la educación técnica y profesional, la revisión de sus mallas curriculares y las necesidades y demandas del sector productivo con una conversación activa entre el sector público y privado, resultan clave en este pensar del futuro regional.
Es altamente probable que, hasta aquí, no encontremos nada nuevo o ninguna idea realmente novedosa o diferente, pero seguramente, se trata de temas de interés generalizado, opinable y donde es necesario involucrarse con un fuerte compromiso. Siempre es una buena oportunidad para hablar de educación y de futuro, no dejemos pasar la ocasión de hacer los esfuerzos necesarios para asegurar horizonte para la región. Nelson Cárcamo Barrera.