La tradición pudo más que la adversidad
La tradición pudo más que la adversidad Fue natural para Zulema Soto dedicar su vida a la actividad minera. Su abuelo era minero y su padre también. No recuerda la fecha exacta de cuándo partió en esta actividad, porque desde muy pequeña rondaba las minas donde jugaba, aprendía y ayudaba. Su familia partió en la mina "Manto Tres Gracias", cuyo apogeo dio pie al asentamiento "Pueblo Hundido", hoy conocido como el sector Diego de Almagro, 170 kilómetros al norte de Copiapó. Tomó las riendas del negocio familiar el año 97 tras la muerte de su padre en un período de "vacas flacas", pero sus cinco hijos y su madre la empujaron a seguir adelante.
Hoy se define como una pequeña minera de corazón y como tal, con una vida llena de vaivenes, porque "nosotros nos jugamos todo día a día y pasamos por épocas muy buenas y otras muy malas". Mirando en retrospectiva, destaca que la minería nunca fue una novedad para ella.
Al punto que logró ser la primera mujer presidenta de la Asociación Orlando Soto Neira (nombre de su padre) y la primera directora en la Sociedad Nacional de Minería (Sonami). Su vida en la actividad minera le enseñó que la tradición puede más que la adversidad, en un rubro que por años estuvo dominado por los hombres y que poco a poco logró conquistar. La tradición pudo más que la adversidad PEQUEÑA MINERA ILUSTRACIÓN: HYPO PHOTOS. - - -