El biógrafo "sentimental" de Salvador Allende
problemas de Chile de norte a sur como la palma de su mano. --¿ Ves alguna semejanza entre Boric y Allende? --Es otro país. Boric a veces nombra a Allende, pero su gobierno es solo uno con cierta sensibilidad social, mientras el de Allende era un gobierno revolucionario. Estuve revisando mis documentos de esa época, y me impresiona el uso del lenguaje revolucionario.
Los moderados lo más que lograron es que el programa dijera "iniciar la construcción del socialismo en Chile. " --Pero no cambiaron la Constitución, de alguna manera no rompieron, como intentó la convención de 2022, el molde de la democracia liberal. Esa contradicción entre el político liberal y el revolucionario parece que fue la gran cruz de Allende. --Yo viajé con Allende muchas veces. Me acuerdo de un viaje que hice a la reunión tricontinental, una conferencia monstruosa que hubo en La Habana, donde estaban todos los guerrilleros del mundo, muchos que murieron después. Ibas al café y había cinco guerrilleros hablando de los focos, si el campo a la ciudad, o de la ciudad al campo, pero Allende inamovible en la vía chilena al socialismo.
No se movió de ahí y por eso se convirtió en la vedette del encuentro. --¿ Tú crees que Fidel creyó alguna vez en la vía chilena al socialismo? --¿ Qué pasaba en el alma de Fidel Castro? Creo que era escéptico.
Demostró su talante cuando, muerto Allende, insistió en el cuento sin sentido de que lo mataron peleando, disparando con su metralleta cuando todo sabían que se suicidó. --¿ Tú nunca creíste la historia de su muerte en combate? --Por lo que lo conocí, yo sabía que no salía vivo de ahí. No salía al exilio, ni negociaba su salida.
Pero ya muy luego en el exilio supimos que se había suicidado. --¿ Fuiste feliz en la UP? --Era eufórico, pero de repente te contaban cuentos, un amigo socialista me dijo: no te preocupes tenemos setenta mil compañeros en arma. Yo era periodista y todos los periodistas extranjeros nos decían que iba a haber Golpe. El Golpe se olía por todas partes. Era evidente que los edecanes de Frei y los generales cercanos a él, --Bonilla y Arellano Stark--, estaban preparándose. El domingo antes del Golpe, me contó Alfredo Joignant, hubo una reunión en Tomás Moro.
Al final de la reunión, Pinochet tomó con las dos manos las manos de Allende y le dijo: "Descanse tranquilo, Presidente". Curiosamente, Bonilla está muerto y a Arellano Stark con la caravana de la muerte lo anularon.
Quizás la cosa habría sido distinta si el Golpe lo hubieran dirigido ellos y no Pinochet. --¿ Cuándo crees tú que Allende supo que esto no tenía vuelta? --Son importantes las conversaciones con Gloria Gaitán, que fue su confidente última, y su última amante con la que esperó un hijo que no llego a nacer. Ella llegó en enero y se fue asilada después del Golpe.
Allende le decía: "Yo soy un hombre al que le quedan seis semanas, seis días, seis horas de vida". Cuando los partidos de la UP rechazaron el plebiscito, Allende se quedó solo. --Sus consejeros más cercanos siempre eran mujeres. En esa época, eso era raro. --Siempre, a lo largo de su vida, tuvo una mujer lateral. No era secreto. Con algunas de ellas la relación era más íntima. Con Gloria Gaitán fue más íntima, a ella le mostró su vulnerabilidad. Con la Payita era lo contrario, se mostraba firme. En las diversas campañas siempre hubo distintas mujeres, pero manejaba esto con una muñeca política increíble. --Era político hasta en la vida privada. --Manejaba muy bien también la amistad. Fue muy amigo de Frei, por ejemplo, pero no le perdonó la campaña del terror de 1964. de 1964. Eduardo Labarca tiene la agilidad de un gato que ha vivido muchas vidas.
Periodista y locutor de Radio Moscú, escritor de novelas, testimonios, ensayos, entrevistas infinitas, y sobre todo testigo en primera fila del gobierno de la UP y la figura de Allende, del que escribió una impecable y atrapante "Biografía sentimental". Allende, íntimo amigo de su padre, Miguel Labarca, ha sido uno de los personajes recurrentes de tantos de sus libros que giran en torno a la tragedia, cruel, pícara, increíble y perfectamente chilena que 50 años después sigue haciéndonos preguntar: ¿ Qué paso? ¿ Por qué y para qué paso? --¿ Por qué crees que la Unidad Popular fascina tanto todavía, 50 años después? --Imagínate, es un caso único en el mundo. Nadie más intentó algo parecido ni lo intentará. --¿ Nadie lo hizo porque era imposible o porque nadie lo intentó lo suficiente? --El gran debate es si fue un fracaso o una derrota. La teoría del fracaso es por donde se tira Mansuy: no se pusieron de acuerdo, lo hicieron mal, no pudieron. La otra teoría es la de Miguel Lawner, la de la derrota.
Él polemiza con Boric y le dice nosotros hicimos tal y cual cosa, la reforma agraria hasta el final, la nacionalización del cobre, la UNCTAD, el litro de leche, pero el Presidente tendría que leer los documentos de la CIA y de Kissinger para darse cuenta de que fuimos derrotados por una fuerza mayor. --¿ Para ti fue una derrota o fue fracaso? --Fueron las dos cosas. Tuvo de todo. Porque en el fondo la derrota es también un fracaso, o sea las fuerzas de Estados Unidos estaban desde el primer día, y los empresarios chilenos, ya existían. No hay sorpresa ahí, nadie puede decir que no sabíamos que podía pasar.
No saberlo, no contar con las otras fuerzas, es hacer lo posible para conseguir una derrota. --¿ Tú crees que para Allende hoy la UP habría sido una derrota o un fracaso? --Es difícil meterse en la cabeza de Allende, pero él tuvo muy claro que se convertía en héroe. Tú sabes que la OEA, que nosotros decíamos era el ministerio de colonia de Estados Unidos, acaba de declararlo héroe, junto a Bolívar y gente de esa especie. Había muchos que le proponían a Allende escapar por las montañas como Neruda en la época de González Videla, pero él siempre dijo: "A La Moneda. El Presidente de Chile tiene que estar en La Moneda". Allende era una bestia política, su vida era la política, con un sentido social fantástico. Me río cuando el Presidente Boric va conociendo Chile porque hay inundaciones e incendios. Allende conocía los --A mi abuelo (Rafael Agustín Gumucio) le sorprendía esa amistad. Aunque era demócrata cristiano en ese tiempo, le decía a Allende: "¿ qué le ves tú a Frei?". --Claro, y luego tu abuelo se fue.
Los jóvenes democratacristianos eran tremendos contra Frei, le gritaban a Frei: "No afloje Presidente, siga matando gente". Ese tres por ciento que aportaron los jóvenes democratacristianos fue desequilibrante en la elección del 70. --¿ Qué relación tenía Allende con el cristianismo? --Tenía mucho respeto por el cristianismo.
Era masón, pero mi padre, que era un masón de verdad, le preparaba unas minutas con letra muy grande para que Allende, que era muy corto de vista, pudiera improvisar su discurso, porque nunca escribía sus discursos. Mi padre decía que Allende, en cuanto a la masonería, era completamente analfabeto. --¿ Cómo ves la relación de Allende con su hermana Laura? --Tengo un cuento divertido a propósito. Cuando Mireya Baltra, que era comunista, estaba a cargo del Ministerio del Trabajo, se puso firme en parar las tomas de empresa. Fue a hablar con Allende que le dice ¿ Pero cómo se siguen tomando esta empresa y la otra y la de más allá? Pucha, Presidente, hable con su hermana Laura mejor. Pero se lo dijo con un garabato, "hable con la c.. . de la Laura Allende", y Allende tuvo que pedirle la renuncia inmediata a la Mireya Baltra. Laura Allende era una persona completamente normal, una dueña de casa que se metió en la política en la estela de su hermano. De porte muy aristócrata, muy valiente. De repente se hizo diputada y se fue a la ultraizquierda. --La Payita tuvo una transformación similar. --La Payita debe ser el personaje más apasionante de la Unidad Popular. Miria Contreras Bell era vecina de Allende y luego amante. No tenía nada que ver con la política, pero se convirtió en la persona de confianza de Allende. Una vez en Guardia Vieja, mientras redactaban las 40 medidas, la Beatriz Allende me mostró una puerta que había hecho construir entre la casa de Allende y la de la Payita. Era una persona muy simpática que se movía antes en el mundo del arte. Se transformó en la puerta de acceso a Allende. Adoptó posiciones de extrema izquierda, haciendo causa común con Beatriz, pero Allende no le hacía pizca de caso, sin dejar de quererlas a las dos.
Allende vivía en Tomás Moro de lunes a jueves y todo era formal y de corbata, y de viernes a lunes en el Cañaveral donde todo era en guayabera, mucho más informal. --¿ Era Allende un pije? --Él no era aristocratizante, para nada, se llevaba bien con todos los sectores de la sociedad. A la gente le gustaba así.
Le decían el pije Allende y le gustaba, exageraba un poco eso, se vestía de un modo un poco afectado. --¿ Por qué no había comunistas en el círculo cercano de Salvador Allende? --El Partido Comunista era muy disciplinado, tanto que prohibía la amistad con trotskistas, o la de un obrero con un banquero. El Partido Comunista no era Allendista a pesar de que lo apoyó en todas las campañas desde los años cincuenta en adelante. La relación con Allende era ante todo política. Había, claro, visitas, conversaciones. En mi casa se hicieron varias comidas en que se juntaban dirigentes clandestinos del Partido Comunista en la época de Gabriel González Videla con Allende. En la última candidatura, el Partido Comunista le sugirió a Allende que abreviara sus discursos, porque Allende le gustaba enseñar a la gente, era muy didáctico. Allende les dijo, "seré el lacónico Allende", lo que fue beneficioso para la campaña. --¿ Te sigues sintiendo comunista? --Me dicen que soy excomunista, pero no es cierto. Yo no me fui del Partido Comunista, fue el Partido Comunista el que se fue de mí. El Partido Comunista original nació en las salitreras en donde estaba la concentración obrera de Latinoamérica. Era un partido obrero, que tenía como lema buscar todo lo que une y dejar de lado todo lo que desune, que es todo lo contrario de lo que hace Jadue y compañía.
Ese Partido Comunista de hoy es una reliquia histórica que no tiene nada que ver con el Partido Comunista original. --¿ Cómo fue entrevistar a Luis Corvalán por 27 horas? --Lo grabamos en los más distintos lugares: en su casa camino a La Reina, en el partido, en todas partes. Quedamos que, a pesar de ser yo periodista comunista, le iba a hacer todas las preguntas del mundo y que él las iba a contestar. No me censuró nada. Luis Corvalán era el hombre más sencillo del mundo. Vivía en una casa que Pablo Neruda le había donado al partido. Era un profesor primario que criaba gallinas él mismo. Varias veces, mientras lo entrevistaba, lo vi torcerle el pescuezo a una gallina para preparar una cazuela que cocinaba él mismo o su mujer, Liliana. Corvalán le imprimió al Partido Comunista un sello amable, chilenísimo. Una vez en el Caupolicán explicó que oponerse a la unidad de la izquierda era hacer pipí contra el viento. Decía que los comunistas eran "soviethinchas", o sea hinchas de la Unión Soviética pero la línea del partido se fijaba en Chile. --¿ Contestó todo sin reserva? --Solo se me escapó una vez. Le pregunté: ¿ Qué pasa si en la próxima elección pierde la Unidad Popular y gana otro candidato? ¿ Lo reconocemos? Me respondió con una respuesta líquida diciéndome que la pregunta no era oportuna. Mi interpretación es la siguiente: el programa de la Unidad Popular era llevar a Chile hacia el socialismo, el ambiente era ese.
Pero se pactó en la frase clave de "iniciar la construcción del socialismo en Chile". Por eso para Corvalán no era fácil ponerse en el caso de perder las elecciones y retroceder en la construcción del socialismo. En la cabeza de un marxista de esa época, una revolución podía ser aplastada pero no podía voluntariamente retroceder. Sin embargo, a días del Golpe, el Partido Comunista le ofreció a Allende una reforma constitucional que acortaba el período en cuatro años y así salir del gobierno. De manera tácita aceptó la alternancia en el poder, pero era demasiado tarde. --Viviste y trabajaste en Moscú. ¿Cuál fue tu impresión de la Unión Soviética? --Trabajaba en Radio Moscú. Vivíamos 24 horas pendientes de Chile. Aprendí un poco de ruso. Yo no tenía tiempo de preocuparme de lo que pasaba en la Unión Soviética. Nos devorábamos los diarios chilenos, aunque llegaban varios días atrasados, porque los recogían en Helsinki unos chilenos que limpiaban aviones y los trasladaban a Aeroflot. De la casa a la radio.
Alguna vez fui al "pirulo", la muy austera y semiclandestina oficina central del partido que llamábamos así porque quedaba en la calle Armyansky Pereulok, que significa callejón de los armenios. --¿ Dado la experiencia de Allende y la UP, que le dirías a Gabriel Boric? --Que antes que diga algo, piense. Que no sea rotundo. El día antes de jurar le hizo un agravio completamente injusto al rey de España, por una tontera que no era culpa de él. Eso es una locura, una inmadurez. Allende no era así, para Allende siempre era importante barrer hacia adentro. Muchos consideran que su Biografía sentimental de Salvador Allende es uno de los mejores perfiles sicológicos del exmandatario, ahora nuevamente vigente cerca de los 50 años.
Su autor, excomunista, periodista de El Siglo y con un acceso privilegiado durante la UP, habla de las luces y sombras del Presidente, de su relación con los partidos, de su muerte y de las mujeres de su vida. "A Gloria Gaitán, Allende le decía: `Yo soy un hombre al que le quedan seis semanas, seis días, seis horas de vida'". POR RAFAEL GUMUCIO FOTO: SERGIO ALFONSO LÓPEZ "Por lo que lo conocí, yo sabía que no salía vivo de ahí. No salía al exilio, ni negociaba su salida.
Pero ya muy luego en el exilio supimos que se había suicidado", dice Labarca. "Es difícil meterse en la cabeza de Allende, pero él tuvo muy claro que se convertía en héroe". "En 1969 en La Habana en un yate requisado a un antiguo millonario: Luis Fernández Oña, cubano marido de Beatriz Allende; el diputado chileno Patricio Hurtado, Salvador Allende y Eduardo Labarca. GENTILEZA EDU ARDO LABAR C A EDUARDO LABARCA: El biógrafo "sentimental" de Salvador Allende El biógrafo "sentimental" de Salvador Allende.