Bosque de algas
9 La reciente publicación en Science recoge la preocupación del mundo científico por proteger los bosques de macroalgas, o kelp forests, extraordinarios custodios y albergues de la biodiversidad marina, captadores de carbono y proveedores de servicios ecosistémicos esenciales.
Desde la prestigiosa revista se advierteque, debido al rol que desempeñan los bosques de macroalgas en la meta internacional de proteger y administrar el 30 % de los ecosistemas marinos para 2030 (una meta que aún está lejos de cumplirse), es necesario ir plementar acciones políticas integrales y eficaces que contrarresten su creciente degradación causada por las olas de calor marinas, la sobreexplotación y la contaminación, entre otros factores.
Dentro del panorama descrito por Science, Chile y Perú enfrentan una situación desoladora respecto alosbosques de algas, los cuales están siendo afectados a gran escala por la actividad extractiva, especialmente en la zona centro-norte de Chile, donde se extrae ilegalmente la macroalga del género Lessonia, rica en alginatos, En julio de 2024,230 cientificos respaldados por70 instituciones internacionales firmaron una carta en la que solicitan, en síntesis, “un mayor compromiso para incluir estos ecosistemas marin os como un valor de conservación prioritario en las estrategias de conservación de cada país, ya sea en áreas marinas altamente protegidas y/o incluyendo las especies que forman estos bosques dentro de diferentes figuras de protección”. La misiva surgió tras el primer encuentro iberoamericano de mapeadores de algas, realizado en Punta Arenas, región de Magallanes, donde, por ahora, hay buenas noticias. A principios de octubre, se prorrogó por diez años la veda de Macrocystis pyrifera, la macroalga más grande de la familia de algas pardas.
Esta medida fue impulsada por pescadores que han comprendido el rol de estos soporte de la centolla, el centollón, el erizo rojo y el ostión del sur, En la Patagonia se encuentran los bosques de macroalgas más resilientes, que pueden alcanzar metros de largo, constituyen uno de los hábitats más prístinos y prósperos de la Tierra y son un componente fundamental enla estructura de las comunidades ecológicas del sistema de canales y fiordos de toda la Patagonia chilena. Estos bosques merecen ser considerados monumentos naturales, al igual que las ballenas.
Por el momento, la Macrocystis pyrifera cuenta con un respiro de diez años, y se avanza en el camino hacia su protección definitiva, que debería trascender un decreto y ser consagrada en una ley, Mientras tanto, seguimos trabajando para cumplir el compromiso de asegurar los océanos y mares del mundo. Mathias Hiine