LOS PROTAGONISTAS de la histórica mediación papal que evitó la guerra
El intenso trabajo diplomático que consiguió asegurar la paz entre Chile y Argentina requirió la dedicación de distintos personajes que, desde sus respectivos campos de acción, dedicaron años a estas negociaciones.
Ernesto Videla pasó a la historia como el hombre clave tras el acuerdo, mientras que las gestiones del canciller Cubillos y la experticia de embajadores y asesores de Cancillería fueron fundamentales. | VALENTINA GONZÁLEZ Ernesto Videla lider miembros del equipo. Ó la delegación chilena.
En la foto, lo acom pañan Juli o P hilippi, Patricio Pozo y Santiago Benadava, EL MERCURIO POLÍTICOS, MILITARES Y EXPERTOS: JEFE DE LA DIRECCIÓN DE PLANIFICACIÓN Y SUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES: Ernesto Videla, el gran artífice del acuerdo Cuando en 1976 Augusto Pinochet le comunicó a Ernesto Videla que al día siguiente debía presentarse en el Ministerio de Relaciones Exteriores, el militar quedó extrañado.
Le planteó de vuelta que no tenía nada de diplomático, pero Pinochet le replicó “¡ Por eso lo mando!”. Esa sorpresa inicial marcó su llegada a Cancillería como director de Planificación, con 38 años de edad y el grado de teniente coronel. Allí comenzó una carrera que se extendería por más de una década, donde también tuvo el rol de subsecretario y jefe de la delegación chilena ante la mediación papal en la disputa con Argentina. Previo a los intensos años que culminaron con la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984 con Argentina, Videla ya había construido una extensa trayectoria pública. Militar de carrera —además de diplomático y académico—, ingresó a la Escuela EL MERCURIO Videla estuvo a la cabeza de la representación chilena. Militar en 1953, estuvo en la Academia de Guerra y luego viajó a especializarse a Estados Unidos. De vuelta en Chile, estuvo en la Dirección de Operaciones del Estado Mayor del Ejército y en el Comité Asesor de la Junta de Gobierno. En esta última instancia se encontraba en 1976, cuando fue destinado a la Cancillería. LLEGADA CON LOS CIVILES Quienes trataron con él en esos años lo recuerdan inteligente, caballeroso e imaginativo. Dicen que destacaba por las diversas características que coincidían en él: era militar pero, a la vez, tenía modos y comportamientos que daban cuenta de un nivel político “poco habitual de encontrar”, describe un colaborador. Evidencia de estas cualidades es la buena relación que tuvo con contrapartes como Marcelo Delpech, jefe de la delegación argentina, con quien forjó una amistad. Se entendía muy bien con los civiles y además tenía un conocimiento importante del diferendo. Había sido parte de las conversaciones previas y de los diálogos presidenciales en Mendoza y Puerto Montt, por lo que, previo a la mediación, ya estaba involucrado en la materia. En los años de la mediación papal, Videla encabezó en todo momento al equipo que trabajaba en Santiago, cuyos miembros se desplazaban a Roma cuando era necesario. Julio Philippi, Helmut Brunner, Francisco Orrego, Patricio Pozo y Patricio Prieto eran parte del grupo, en que también colaboró Santiago Benadava. En 1988, año en que fue designado vicecanciller, solicitó su retiro voluntario del Ejército con el rango de general de Brigada. Continuó como analista de temas políticos e internacionales; realizó diversas publicaciones y en el primer gobierno de Sebastián Piñera fue asesor del canciller Alfredo Moreno. Cumplió este rol hasta su fallecimiento en 2013. MM DESDE GINEBRA: Osvaldo Muñoz y Otros apoyos cruciales en el extranjero Ginebra tiene un espacio particular en esta historia. Se había decidido mantener allí los archivos del juicio ante el tribunal arbitral sobre el Beagle y el encargado de coordinar aquello era el diplomático chileno Osvaldo Muñoz. Por su profundo conocimiento sobre el diferendo, varias veces su teléfono sonaba cuando había consultas que, según relataron más tarde integrantes de la delegación chilena, contestaba con precisión absoluta y útiles consejos. Muñoz también era el nexo con dos reconocidos abogados internacionalistas que apoyaron a Chile en el proceso: el inglés lan Brownlie y el francés Prosper Weil. OTROS EMBAJADORES Sergio Onofre Jarpa, en ese entonces embajador chileno en Argentina, y el embajador José Miguel Barros (destinado en distintos países como Estados Unidos y Perú, entre otros) también eran consultados con frecuencia. Previamente, Barros fue el agente chileno en el arbitraje por el canal Beagle.
PHILIPPI, BRUNNER, ORREGO, POZO, PRIETO Y BENADAVA: El equipo de abogados que trabajó junto a Videla en la delegación chilena La posibilidad de tener un contacto más directo con el Gobierno fue uno de los factores para decidir que la delegación más extensa estuviera en Santiago, liderada por Ernesto Videla. Julio Philippi, Helmut Brunner, Francisco Orrego Vicuña, expertos en materias internacionales y cola= boradores de la Cancillería, eran parte del grupo.
Había experiencia directa con el diferendo: Philippi (exministro de Jorge Alessandri), por ejemplo, estuvo encargado de las conversaciones con el general argentino Osiris Villegas tras el laudo y Orrego encabezó otra comisión, donde la delegación trasandina era encabezada por el general Ricardo Etcheverry Boneo. Otros dos funcionarios muy valorados por su preparación y criterio estaban en la delegación: el ministro consejero Patricio Pozo y el abogado de la Armada, Patricio Prieto. Santiago Benadava, internacionalista, diplomático y dos veces embajador en Israel, también formó parte del grupo y, más tarde, estuvo a cargo de la misión en Roma, como embajador alterno. ALTA EXPERTICIA Del grupo se destaca especialmente su conocimiento y rigurosidad.
De Brunner y Benadava, en particular, se comenta su extrema precisión en el uso del lenguaje, al punto de que algunos describen sus correcciones en los documentos como "terribles”, para así dar con conceptos que eliminaran cualquier duda. EN LA REPRESENTACIÓN TRASANDINA: Delpech, la contraparte argentina de Videla Entre los diversos representantes de Argentina, Marcelo Delpech, abogado, diplomático y académico, tuvo un rol especialmente relevante. Se desempeñó como jefe de la delegación argentina en la mediación papal, por lo que jugó el rol de contraparte directa de Ernesto Videla. En 1984, mientras se encontraba en la representación de su país en las Naciones Unidas en Ginebra, Delpech fue convocado para esta misión dado su manejo en las materias jurídicas y su conocimiento del diferendo.
La relación que construyó con Videla fue, a juicio de distintos conocedores del proceso, un factor importante para infundir confianza y fluidez al diálogo entre sus respectivos equipos. "Nos hicimos amigos casi desde el principio y nos tuvimos confianza mutua. Cuando uno de los dos decía voy a llevar este tema a la Cancillería, lo hacía. Nos caímos tan bien que nos tuteamos casi de entrada y siempre hablamos como dos amigos. Es un milagro, un pequeño milagro. Parece mentira a veces que temas como un tratado dependen de cuestiones totalmente ajenas a lo intelectual. Simplemente es el buen contacto humano”, contó Delpech a "El Mercurio” en 2014. Los nombres del presidente Raúl Alfonsín y el canciller Dante Caputo, en sus cargos al momento de firmar el tratado, también quedaron inscritos en la historia de la mediación.
Mi MINISTRO ENTRE 1978 Y 1980: El rol clave del canciller Hernán Cubillos en las negociaciones En abril de 1978, Pinochet realizó una reestructuración de su gabinete y le pidió a Sergio Fernández, entonces ministro del Interior, propuestas para un equipo "de excelencia”. En medio de las tensiones vecinales y, en particular, de los roces con el gobierno argentino por el canal del Beagle, Relaciones Exteriores no era una cartera sencilla de encomendar. "No vacilé en proponer a Cubillos para hacerse cargo de la Cancillería”, recordaría años más tarde Fernández. Hernán Cubillos ingresó a la Escuela Naval y egresó de 1953 como guardiamarina. Fue parte de la institución armada hasta 1961, año en que se retiró con el grado de teniente y como experto en navegación. En la Cancillería estuvo dos años, un período breve, pero en que le correspondió ejercer un rol fundamental para evitar un conflicto bélico con Argentina.
Logró restablecer relaciones con Inglaterra y afianzar vínculos comerciales con países como España y Francia, pero su principal logro estuvo en la disputa con “La viva inteligencia y visión política” de Cubillos llamó la atención de cercanos en el trabajo diplomático. Se le reconoce un rol clave en conseguir que Argentina aceptara la mediación. El país vecino, donde su liderazgo en las complejas negociaciones fue decisivo. GESTIONES A los pocos días de asumir como canciller, Cubillos decidió conformar un comité asesor permanente. A este grupo fueron convocados, entre otros, el abogado internacionalista Santiago Benadava y Enrique Bernstein. Este último recuerda en sus memorias que, desde el primer minuto, le impresionó "la viva inteligencia y visión política” del ministro. También su capacidad para dirigir las reuniones: “Con rr Hernán Cubillos, ministro de Relaciones Exteriores. Extraordinaria rapidez de percepción evitaba las largas exposiciones y resumía mente los debates, llegando a conclusiones siempre acertadas”. Incluso físicamente, el exigente cargo dejó huellas en Cubillos. En una entrevista en 1987, recordó que su pelo, oscuro al asumir el cargo, se llenó de canas producto de las tensiones de la inminente guerra con Argentina. En que aquel desenlace nunca se produjera, se atribuye al canciller un rol fundamental desde los primeros momentos. Por ejemplo, para incentivar que países como Brasil ayudaran a generar un escenario internacional que impulsara a Argentina a acceder a una mediación y, finalmente, conseguir que aceptaran la alternativa. SUCESORES Cubillos abandonó la Cancillería en 1980, luego de la bullada cancelación del viaje de Pinochet a Filipinas. Fue sucedido en el cargo por René Rojas, Miguel Schweitzer y Jaime del Valle; este último estaba en el cargo al momento de firmar el tratado. Tras dejar el cargo de ministro, Cubillos tuvo una activa vida empresarial. Al momento de su fallecimiento en 2001, fue homenajeado por su aporte al país. “Amó a su patria y se entregó a ella sin desmayo", destacó Ernesto Videla en su despedida.
MI EL MERCURIO ESTRECHO TRABAJO CON SAMORÉ: La misión especial que se instaló en Roma con el embajador Bernstein Tras desempeñar una larga carrera diplomática —que incluyó roles en el gobierno de Allende y el de Pinochet— el democratacristiano Enrique Bernstein inició su jubilación en 1976. Pero poco duraron sus días de retiro, dedicado a la escritura de columnas y los encuentros con personalidades del mundo diplomático: en 1978, el canciller Cubillos lo convocó para ser parte de su comité asesor. A inicios de 1979, una vez que el Papa ya había designado al Cardenal Samoré como su representante en la mediación, se pidió a Chile nombrar a sus encargados. Se decidió que habría un equipo que trabajaría en Santiago, bajo el liderazgo del entonces coronel Ernesto Videla, que viajaría a Roma cuando fuera necesario. En la ciudad europea, en tanto, se instalaría una delegación más acotada, encabezada por Bernstein como embajador especial. A esta misión en Roma se incorporó Fernando Pérez, que venía desde Ginebra y tomó el rol de ministro consejero. Al cabo de algunos meses, llegó también Enrique Bernstein trabajó para nueve presidentes. ZIGZAG Chile designó a Enrique Bernstein como embajador especial ante el Papa. Se instaló en Roma con un equipo acotado y la delegación chilena viajaba cuando era necesario. Maximiliano Jarpa, funcionario de Cancillería y, cuando Pérez debió regresar a Chile, se sumó Milenko Skoknic. Ambos cumplieron el rol de secretarios y colaboraron en tareas como la elaboración de los informes que se enviaban a Santiago para dar cuenta de lo que ocurría en Roma. El abogado y diplomático Santiago Benadava, parte de la delegación en Chile, también estuvo a cargo de esta embajada durante parte del proceso.
LA IDEA ¿ Quiénes estuvieron tras la idea de impulsar la mediación papal? "Todas las buenas ideas tienen muchos padres, como las malas son huérfanas”, dijo riendo el jurista Francisco Orrego, en una entrevista incluida en el libro “Chile y Argentina: Historia del gran conflicto”, de Ernesto Videla. En sus memorias "Recuerdos de un diplomático”, Bernstein afirma haber tenido un papel clave. "Puedo reconocer ahora que la idea del recurso a la mediación de un gobierno amigo fue mía”, relató allí. IM