CUENTA REGRESIVA
CUENTA REGRESIVA o ü z D CUE REGRES DISPAROS MORTALES, CANDIDATURA DE ÚLTIMO MINUTO, APOYOS DEL BANDO CONTRARIO, MASCOTAS EN PELIGRO... LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL DE ESTADOS UNIDOS NO PARA DE SORPRENDER. Y SU DESENLACE, CON LA VOTACIÓN POPULAR EL 5 DE NOVIEMBRE, PARECIERA QUE MANTENDRÁ EL MISMO TONO. LOS CÁLCULOS DE LOS EQUIPOS DE DONALD TRUMP Y KAMALA HARRIS YA ESTÁN ACOSTUMBRADOS AL ASOMBRO.
Por Lucy Willson “UN BUEN DEBATE NO DECIDE UNA ELECCIÓN”, PUBLICÓ THE NEW YORK TIMES HACE UNAS SEMANAS, tras la paliza que dio Kamala Harris (quien el 20 de octubre cumple 60 años) a Donald Trump (78) en su primer encuentro televisado en la búsqueda búsqueda por el sillón presidencial de Estados Unidos.
Tanto ese matutino, matutino, como una infinidad de comentaristas políticos, coinciden en eso, que el sondeo que dio a la actual vicepresidenta como ganadora ganadora de esa disputa de ideas (63% vs. 37%) fue sólo la medición de un episodio específico, porque el camino por lograr la mayoría en la votación del 5 de noviembre necesitará mucha más energía en estos últimos días de campaña. Nuevamente para demócratas y republicanos el cierre se vislumbra para fallo fotográfico.
En una carrera que, por decir lo menos, ha sido increíblemente acontecida, ambos candidatos se lanzan en estos momentos por imponerse en los “swings states”, esos estados que pueden moverse tal cual un péndulo de una opción a otra, manteniendo el suspenso. Allí está el pequeño y simbólico New Hampshire, también Virginia, Minnesota, Michigan, Georgia, Wisconsin, Pennsylvania, Pennsylvania, North Carolina, Arizona y Nevada. Las tácticas para llevarse los votos allí son verdaderas apuestas por intuir qué hace latir a esos electores este año, este mes, estos últimos días.
ROJOS CON TINTES ROSA Asegurar que la América profunda esos habitantes más conservadores, blancos, con herencia rural y que no viven en las costas es un voto seguro para Trump es una lectura ligera por estos días. Hasta el atentado del 13 de julio pasado, en el que una bala casi le quitó la vida al millonario, importantes figuras del Partido Partido Republicano lo evitaban o, directamente, lo atacaban. Sólo después de ese intento de asesinato en Pennsylvania llegaron a darle su apoyo a la convención nacional.
En ese grupo sacaron titulares los discursos de Ron DeSantis y Nikki Haley, esta última una exgobernadora y exembajadora ante la ONU que ni siquiera el empresario invitó al acto, tras las abiertas críticas en que ella lo definía como “inadecuado” para ser Presidente de Estados Unidos. Ese color rojo que caracteriza a los republicanos todavía muestra muestra algunos signos de estar decolorándose frente a la divisoria figura de su candidato. Esto último lo aprovechó y amplificó la propia Kamala Harris en el debate, quien sacó en cámara el nombre de Dick Cheney (83), el exvicepresidente de George W. Bush e icono del partido contrario.
“Tengo el respaldo de 200 republicanos, incluido, el respaldo del exvicepresidente Dick Cheney y de la excongresista Liz Cheney”. Conocido como el “vicepresidente más poderoso” en la historia estadounidense, Cheney declaró que Donald Trump “es una amenaza amenaza para nuestra república”. Otro guiño al bando contrario de Harris fue “el gran John McCain”, senador republicano y héroe de guerra de quien el magnate se mofó por haber sido herido y capturado en Vietnam. La aspirante demócrata afirmó que también es propietaria de un arma (para acercarse a ese derecho de propiedad que defiende. CUENTA REGRESIVA la América profunda) y enfatizó que excolaboradores de Trump ahora están con ella. Esto último, ¿una exageración? Quizás, pero ya se habla de la existencia de republicanos silenciosos incluido el exhabitante de la Casa Blanca George W. Bush que no marcarían el voto en favor del candidato rojo. Más allá de los bandos actuales, hay temas prácticos que para los republicanos son prioritarios, entre ellos está la seguridad seguridad exterior. Y allí están las fotos del magnate flirteando con Kim Jong-Un y también instantáneas que muestran su amistad con el líder ruso. La misma Harris le encaró su falta de estatura frente a figuras internacionales: “Putin would eat you for lunch” (Putin te comería como su almuerzo”). LUZ, CÁMARA, ¡ACCIÓN! Como hecho en Hollywood. Así ha sido el ingreso a la carrera presidencial de Kamala Harris.
Guión que partió con un supuesto protagonista Joe Biden (81), quien vivió en crisis durante su ruta a la reelección con apariciones públicas desafortunadas, ausencia de contacto con medios, pésimo téte-á-téte con Trump, sutiles aunque efectivos cuchillazos por la espalda de sus correligionarios, correligionarios, pero que al momento de bajar su candidatura utilizó toda su maña de décadas en política, sacando el as ganador de la partida y lanzándolo sobre la mesa: la nominación de su vicepresidenta. Giro inesperado, público y con aliados desconcertados, la película toma otro rumbo.
Y en este personaje de heroína de último minuto, se inicia una segunda parte de la trama con alza en encuestas, millones de dólares dólares en donaciones para la campaña y, posdebate presidencial, el apoyo del gran referente pop 2024: Taylor Swift con su multitudinario multitudinario ejército de incondicionales. ¿Es la antesala de un desenlace épico al estilo hollywoodense? Mmm... La existencia de una candidata que pueda convertirse en la primera presidenta en la historia de Estados Unidos no asegura el voto femenino hacia ella. Ya lo sabe Hilary Clinton, quien en 2016 se midió con el mismo Donald Trump. Ese grupo es uno de los desafíos que tiene Harris. A su favor está su meta de restituir el derecho constitucional al aborto; en contra, los grupos de electoras electoras blancas religiosas provida. Las mujeres son grandes agentes movilizadores a la hora de conseguir votos, de ahí su urgencia con empatizar con aquellas que no viven en las modernas e internacionales internacionales ciudades del Pacífico y Atlántico. La ligereza en su discusión en el problema migratorio también juega contra la aspirante demócrata. Era una de sus tareas como vicepresidenta (que antes, en ese mismo rol, Biden fue mucho más efectivo) y hoy Estados Unidos vive una crisis histórica en el tema. Incluso, en ciudades liberales como Nueva York, la avalancha avalancha de extranjeros (mayoritariamente latinos) tiene en alerta a todo el sistema, desde la falta de recursos para reubicarlos a asuntos sanitarios y alza en criminalidad. Este es un talón de Aquiles fácil de atacar y que afecta a la población independientemente del partido en que tengan un favorito. COMO PERROS Y GATOS Rápidamente se convirtió en infinidad de memes. La aseveración aseveración de Donald Trump de que haitianos ilegales están comiendo perros y gatos, incluso, con estos inmigrantes robando mascotas para alimentarse, fue uno de los momentos extravagantes de su debate con Harris.
A las bromas en redes sociales y TV que despertó esta fake news, pronto se sumaron análisis más profundos y reposados sobre los estereotipos raciales con los que la política todavía juega para beneficios electorales y, también, cómo pueden provocar daños irreversibles.
En su verborrea constante en la que el empresario no sufre ningún cuestionamiento por parte de sus seguidores, ¿afectará este relato falso sobre animales domésticos?, ¿lo expondrá entre su gente?, ¿hará reaccionar a quienes votan por él en un momento momento epifánico? Por otro lado, la agresión racial tras esas palabras, ¿aumentará la distancia que existe en la América profunda con Kamala Harris?, Harris?, ¿cómo va a aprovechar ella ese momento del debate? Sin duda, esa frase no se va a olvidar fácilmente en estos descuentos descuentos hacia las urnas. “Make pets safe again”...