Autor: ÁLVARO FISCHER
Sobre las humanidades
Señor Director: Tanto las Humanidades que defienden Warnken, Naudon, Peña y Vigo como las de muchos departamentos humanistas actuales, criticados por Edwards (y también por Warnken y Vigo), son todas humanidades. ¿Y es eso un problema? ¿ Acaso no es la diversidad de puntos de vista algo intrínsecamente valioso? El problema es que las humanidades —en genérico— no entregan una forma de discernir cuál de esos diversos puntos de vista es el que mejor describe los fenómenos o problemas que acomete, y, por lo tanto, la discusión no converge.
Y como esos puntos de vista no convergentes dan lugar, en ciertos casos, a afirmaciones prescriptivas o normativas para la vida en sociedad, basadas en afirmaciones fácticas no necesariamente comprobadas empíricamente, y pueden generar fórmulas de convivencia intolerantes o fraccionadoras, como las que han surgido de las criticadas "humanidades". Edward O.
Wilson afirma en su libro "Consilience” que el más grande desafío de la mente es unir a la ciencia con las humanidades bajo un paraguas epistemológico común, porque de esa manera tendríamos una comprensión más completa de la realidad, y un método, el cientffico, para discernir entre las hipótesis contrarias que surjan en el camino.
Eso ya ha estado ocurriendo, y, por ejemplo, fenómenos como la conciencia y el funcionamiento de la mente, incluidas las emociones y la formación de nuestros juicios morales, forman parte, cada vez más, del quehacer científico. Sin embargo, se trata de una agenda endiabladamente difícil de construir si, efectivamente, se quiere tener la rigurosidad que exige la ciencia.
Es que, como dijo el premio Nobel Murray Gell-Mann, descubridor de los componentes fundamentales de la materia, los quarks, "los fenómenos de la física son simples”. En contraposición, los fenómenos emergentes asociados a la creación de nuevos objetos físicos enrevesadamente elaborados, resultado de procesos evolutivos, como los que culminan con el cuerpo, el comportamiento y el pensamiento humanos, son o, más bien, complejísimos. La valiosa mirada que respecto de la vida humana aporta la reflexión humanista debería abordar el problema planteado más arriba, en línea con la propuesta de Wilson. De lo contrario, seguirá generando "guerras culturales” disociadoras no convergentes que solo le quitan prestigio.