El boxeador que emergió DELAS PELEAS CALLEJERAS
El boxeador que emergió DELAS PELEAS CALLEJERAS No todas las derrotas saben igual. Ahí estaba Andrés Campos, joven de 13 años, listo para pelear en el callejón Gómez, al costado de su colegio, el San Esteban Mártir, en Lo Barnechea.
Ya lo habían echado de cuatro instituciones por estas actitudes, pero su amigo enyesado tenía una disputa con un alumno dos años mayor, y él quiso defender el honor de los suyos. "`Yo me pesco a combos por ti', le dije. Pero me tocó perder", recuerda el boxeador profesional Andrés Campos, con humor, poco más de 15 años después. La última pelea que dio, en octubre de 2024, también fue una derrota: knock out técnico por el Campeonato Mundial Plata del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), contra el púgil mexicano Joselito Velázquez. Camino pedregoso y arduo entre ambos combates ha tenido el tres veces campeón de Chile, cinco veces de Latinoamérica (WBO) y monarca intercontinental en Australia. Creció en el Cerro 18 de Lo Barnechea, con su abuela, Eliana, y sus dos hermanos mayores. También iba y venía a la casa de su madre, Ximena, quien vivía con sus tres hermanos menores y el padre de estos. A ambas las considera sus modelos a seguir. Su progenitor, ahora fallecido, nunca estuvo presente en su vida. "Mi infancia fue de todo un poco. Andaba peleando en todos lados. Vivir en el barrio es difícil, uno se expone a muchas cosas, sobre todo a la droga. Yo era chico y andaba metido en eso", comenta Andrés en 360Box, en Las Condes, antes de entrenar junto con su coach Mauricio Ibarra. Andrés es bajo, risueño, con un par de cicatrices en el rostro. Se define como boxeador físico, de mucha resistencia. "Si alguien me gana, va a ser porque es mejor boxeador que yo, pero por físico no". Su peso de pelea: bajo los 50,8 kg. Su peso actual: 64 kg, aproximadamente. "Llevo 12 años entrenando todos los días, mañana y tarde. Te agredes el cuerpo y los cortes de peso son de pasar hambre. Yo tengo 28 años y podría estar disfrutando el fin de semana con amigos, carreteando. Pero falta mucho que lograr todavía", dice Andrés. En su adolescencia hubo marihuana, cocaína, alcohol. Al ser sociable, la calle era un peligro para su sobriedad. Pero entre las amistades que hacía, unos lo invitaron al Gimnasio Municipal de Lo Barnechea, a un taller de boxeo. Él tenía 15 años. "Creo que recaí un par de veces desde que empecé, no fue todo de una. Para dejar todo, tienes que alejarte de ese mundo y es difícil, porque te quedas sin amigos. Pero el boxeo me disciplinó", recuerda Andrés, quien vive una vida totalmente distinta ahora: junto a sus amigos hacen deporte, salen en planes familiares con las parejas, suben cerros. Y es, además, un trabajólico. "Siempre después de las peleas vuelve al gym a la semana siguiente. Se exige más de la cuenta, hay que retarlo para que no se sobreentrene", comenta su head coach, Mauricio Ibarra. Y recuerda: "Cuando ganó el título de Chile (en 2019), no pasó una semana y ya estaba en un avión rumbo a Australia, para prepararse con unos campeones mundiales del Team Moloney.
Creo que descansó un par de días y se fue". Desde hace tres meses, Andrés es padre de Chloe, junto a Javiera Araya, con quien llevan once años juntos. "Después de perder con Velázquez, Andrés se desmotivó, pues soñaba con llegar con el cinturón y mostrárselo el día que naciera su hija. Pero el día que nació la Chloe cambió todo para él. Le dio como un segundo aire para volver más fuerte que antes", cuenta Javiera. "Como papá, es el mejor.
Chloe es la niña de sus ojos". En una estantería de la casa que hace poco habitan en el Cerro 18 donde crecieron, Andrés tiene sus cinturones y sus distinciones individuales, como los dos premios del Círculo de Periodistas Deportivos (2022 y 2023) al mejor boxeador nacional. "Si ganaba en México (a Velázquez), me lo daban el año pasado. Pero da lo mismo", dice Andrés, augurando que le otorgarán de nuevo el reconocimiento. Sobre la carrera de Andrés, Javiera destaca qué es lo más complicado: "Cuando le toca hacer las preparaciones de sus peleas fuera del país, no nos vemos por mínimo un mes y hablamos por videollamada.
Una de esas experiencias en que sí lo pude acompañar fue en Australia (para el Campeonato Intercontinental, contra el filipino Ben Ligas), pero solamente una semana y él estuvo allá 3 meses". --¿ Y cuál es su mayor anhelo? --Ser campeón mundial --dice Javiera Araya--. Es por lo que se levanta día a día a entrenar. En 2023 perdió en Londres (por puntos ante Sunny Edwards), aunque lo pude acompañar y darle mi apoyo, con lo que estuvo más tranquilo. Pero la de México fue difícil para ambos. Yo no pude acompañarlo, porque estaba a punto de tener a nuestra hija. Y para él, más que un apoyo, iba a ser una preocupación extra. En el profesionalismo, Andrés ostenta 16 victorias y un empate. Ambas peleas por campeonatos mundiales son sus únicas derrotas. El ascenso fue rápido e inesperado.
El Andrés de 15 años que fue al taller de boxeo al gimnasio a ver qué tal, no vio venir que pelear en la calle le hubiera permitido cultivar un talento: seis meses de entrenamiento formal le valieron ser campeón nacional en la categoría de Cadetes en 2012. Esto fue un círculo virtuoso, pues se interesó más y más a partir de los resultados. "Me gustó el tener números positivos. Pensé: Esto no puede quedar acá. En mi carrera amateur salí campeón nacional cinco veces, que para otro boxeador chileno puede ser como máximo logro.
Para mí, sin minimizarlo, solamente fue el primer paso". Ese primer paso, una carrera amateur de prácticamente siete años y de ascensos muy rápidos, tuvo a Andrés en la selección nacional desde 2013 hasta mediados de 2018. En esa época conoció al recientemente retirado boxeador Miguel "Ogro" Véliz. Andrés lo considera su púgil chileno favorito, principalmente por su disciplina y constancia en el trabajo; mismos valores que el "Ogro" destaca de Andrés.
Véliz cuenta que ha seguido la carrera profesional de Andrés y lo alegra que la gente lo quiera y que le esté yendo bien. "Desde que llegó al equipo, vi su constancia, el esfuerzo que él realizaba al viajar desde su casa en Lo Barnechea hacia la federación en San Miguel.
Pese a la poca consideración, a la mala distribución de los recursos, malas gestiones de la federación para mantener un equipo juvenil y adulto, Campos se mantuvo entrenando y muy motivado por años, hasta que se ganó su cupo como seleccionado y logró representar al país en varias competencias internacionales", dice Véliz.
Y remata: "Da un claro ejemplo de que la constancia, determinación y luchar por lo que uno quiere te hace conseguir lo que sea". Esas fortalezas lo llevaron a sacar una carrera de preparador físico (AIEP), y ahora ejerce de entrenador y da talleres para niños y adultos. "Como me portaba mal, yo decía que nunca iba a ser profe de cabros chicos como yo, insoportables. Ahora soy profe, ¡cómo es la vida! ", dice.
Además fue entrenador personal de Belén "La Odisea" Quiroz, boxeadora que fue campeona nacional amateur bajo su tutela. "Cuando empezamos, no teníamos dónde entrenar, porque todavía era pandemia, y entrenábamos en una plaza, a las 6:00 de la mañana, cuando estaba todo oscuro. Él apostó por mí, porque podría no hacer esa clase", comenta "La Odisea". Belén Quiroz describe a su ex-coach como exigente y motivador. Pero desgasta mucho entrenar a alguien que lo hace para competir, y por eso tuvieron que separar caminos.
Por suerte, a "La Odisea" la llamaron a la selección en ese momento, por lo que tuvo dónde entrenar. "Fue una buena faceta y ahora tengo una campeona nacional. ¿Cuántos entrenadores acá en Chile llevan años y nunca tendrán un campeón nacional? Es un gran orgullo y en solo dos años", dice Andrés. Es importante elegir las peleas. Andrés no lo supo hasta que empezó a ir en serio en el deporte. Pero mientras prepara la leche de su hija Chloe, mientras su hija y su mujer esperan en la pieza, lo pensará más que nunca. "Antes era más chispita, prendía súper fácil. Ahora me contengo. Si puedo evitar algo, lo evito totalmente. Pero depende también de las circunstancias. Si voy en la calle y un loco le toca el poto a mi polola, estái loco, le saco la chucha", comenta el púgil con seriedad, pero luego esboza una sonrisa. Es que Javiera ha estado en todas. Se conocieron mediante una amiga en común, en una feria navideña. Luego fueron amigos durante un año, cuando Andrés estaba iniciándose en la federación. "Siempre ponía sus entrenamientos sobre cualquier cosa. Llevaba su mochila y sus guantes de box colgando, uno a cada lado", recuerda ella. En la pandemia empezaron a vivir juntos y la convivencia ha sido buena. "Aparte de ser pololos, somos súper partners en todo; entonces, se facilita todo para los dos. Con nuestras dos perritas y nuestra hija, cumplimos lo que fue nuestro pensamiento de futuro cuando éramos más chicos", dice Javiera. Otras personas, desde luego, también siguen su carrera y crecimiento. En su comuna natal es reconocido y celebrado.
Él mismo menciona, con orgullo, que en la última Encuesta de Intereses Juveniles hecha por la Municipalidad de Lo Barnechea el boxeo es el deporte más popular, incluso por sobre el fútbol. "Creo que tuvo que ver conmigo, aunque quizás no", dice.
Le da la razón Omar Canales, quien fuera inspector en el Colegio San Esteban, quinto colegio del que echaron a Andrés, en octavo básico, y al que volvió en tercero medio: "Sé que hay muchos niños que tienen a Andrés como un ídolo.
Un ídolo de verdad que sale adelante en la vida por mérito propio". "Tuvo la suerte de poder combinar algo que le gustaba con algo en lo que era espectacular", continúa Omar riendo, y recuerda algo que lo marca hasta el día de hoy: "Una vez otro compañero lo andaba buscando para pelear.
Yo le iba a pedir que no lo hiciera, pero él me dijo: `Profesor, no se preocupe, yo estoy dedicado a mi pasión, no voy a perjudicar mi futuro por pelear con algún alumno'". Ese año el joven se retiró del colegio, pero ahora por la puerta ancha.
Se fue a terminar la enseñanza media en el Centro de Alto Rendimiento (CAR). Omar ha ido a dos peleas de Andrés --aunque el púgil no lo sabe--, que se llevaron a cabo en Lo Barnechea, y las dos fueron victorias. "Es una maravilla verlo grande, con su profesión, con sus cosas claritas, económicamente estable también.
Para uno que es educador, es la meta". Hoy, el boxeador del Cerro 18 destaca que el boxeo puede volver a ser tan popular como antaño: "Muchos buenos peleadores están emergiendo y se puede llegar a más, el boxeo está creciendo". Es un día en que el boxeo en Chile está de fiesta: en Puente Alto, Joseph "El Ruso" Cherkashyn disputa el Título Latinoamericano de Peso Medio del CMB, frente al colombiano Alexi Rivera. En Valdivia, Daniela "Leona" Asenjo busca revalidar su título mundial en Gallo Femenino (también del CMB), contra la mexicana Tania García. Y en las preliminares de este último evento, debuta en el profesionalismo "La Odisea" Quiroz. "Aprendí mucho de cómo llevar el estilo de vida de un boxeador. Andrés me dio muchas herramientas para llegar donde llegué hasta ahora, además de confianza, inspiración. Lo admiro mucho", cierra ella. Y Andrés, mirando atrás, comenta casi incrédulo. "Me metí a un taller para pelear mejor en la calle, y la verdad que fue lo mejor que me pudo haber pasado.
El deporte me ha entregado mucho". Admite que había perdido un poco el amor por el boxeo después de perder contra Velázquez el año pasado, pero valora dónde ha llegado: "No perdí cualquier pelea, perdí un título mundial, y dos años seguidos. Estoy batallando con los mejores del mundo. Y mi hija me da mucha energía", dice y concluye sobre Chloe: "No me voy a quejar si no tuve un papá presente. Lo que sí, quiero darle a ella lo que me faltó". --¿ Y si Chloe después quiere boxear y es buena? --Ojalá que no.. . Pero habrá que apoyarla nomás.
El boxeador que emergió DE LAS PELEAS CALLEJERAS "Desde que llegó al equipo, vi su constancia, el esfuerzo que él realizaba al viajar desde su casa en Lo Barnechea hacia la federación en San Miguel", dice el boxeador Miguel "Ogro" Véliz. CA RLA PINILLA "Antes era más chispita, prendía súper fácil. Ahora me contengo. Pero depende también de las circunstancias. Si voy en la calle y un loco le toca el poto a mi polola, estái loco, le saco la chucha". ANDRÉS CAMPOS "Llevo 12 años entrenando todos los días. Te agredes el cuerpo. Tengo 28 años y podría estar disfrutando, carreteando. Pero falta mucho que lograr todavía", dice Andrés. En la foto, Andrés en un combate amateur. GEN TILEZA J A VIERA ARA YA GENTILEZA J A VIERA ARA Y A "Mi infancia fue de todo un poco. Andaba peleando en todos lados. Vivir en el barrio es difícil, uno se expone a muchas cosas, sobre todo a la droga. Yo era chico y andaba metido en eso". En la foto, Andrés junto a Javiera celebran su primer campeonato nacional. En el pasado de Andrés Campos está el Cerro 18, donde creció criado por su abuela y estuvo expuesto a las drogas y a constantes peleas en el barrio.
Hasta que a los 15 años un amigo lo invitó a un taller de boxeo en el Gimnasio Municipal, al que asistió con el deseo de perfeccionarse en los golpes, pero lo cierto es que todo tomó otro rumbo. "El boxeo me disciplinó", dice el varias veces campeón nacional y latinoamericano. POR JOSEMARÍA RUY-PÉREZ FOTO CARLA PINILLA.