Autor: Rosa Zamora Cabrera rosa.zamoraGmercuriovalpo.cl
“Todos tenemos nuestra propia travesía que vivir y debemos desafiarnos a realizarla”
María Eliana Christen, psicóloga y aviadora, a 20 años de la Travesía de las Abuelas Voladoras:vando decidieron lanzar C el May Day y comunicar sus coordenadas para quelas familias supieran donde encontrar sus restos, con Madeleine Dupontse dieron un abrazo de despedida. Segundos después, una milagrosa corriente ascendentetomó al monomotor Beechcraft F33A Bonanza CCPLJ remecido por las turbulencias e impidió que se estrellara en la Cordillera de Los Andes.
Esaeslasituación límite que encabeza los recuerdos de la psicóloga y aviadora María Eliana Christen Jiménez, quien junto a su amiga y piloto «fallecida enmarzoprotagonizó la Travesía de las Abuelas Voladoras, uniendo América, África y Europaenuna aventura extrema que se extendió por 76 días y de la cual se cumplieron 20 años.
IMÁGENES IMBORRABLES Dos décadas después María Eliana, residente en Viña del Mar, evoca tantas otras imágenes de esatravesía que no hasiy que la Organizado replicada ción Mundial de la Aviación Civil registra como la primera hazaña aérea del siglo y del milenio: “Ver a mi marido esperándome. en Arica, después de haber vivido tantas aventuras y ese abrazo largo, largo que nos dimos, mientras nos corrían las lágrimas”. del aterrador cruce “El Atlántico en medio de una tormenta de arena del Sahara”. “La llegada a Suiza bajo un arcotriunfal de agua, saludo de los bomberos, y el pie de cueca enlla losa del aeropuerto de Ginebra con la presencia de laembajadora chilena”. “El homenaje en las Naciones Unidas yen la OrganizaciónMundial de la Aviación Civil en Montreal, Canadá; la recepción en Tobalaba escoltadas por Los Halcones, y las piernas temblando alescuchar el Himno Nacional interpretado pora bandade la Fuerza Aérea para nosotras; las condecoraciones al Mérito Aeronáutico con todala Escuela de Aviación formada y los F16 volando sobre nosotras”. “Un columpio balanceándose en la inmensidad de la nieve en Kuujjuag, poblado Inuit en el Ártico Canadiense, en medio del silencio yla soledad”. MISIÓN QUE CUMPLIR Alahora de dimensionar el sentido y el valor de la hazaña, a María Eliana «casada, cuatro hijos y ocho nietosle hace sentido la frase “Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura”, Las aviadoras emprendieron viaje el 9 de marzo de 2004 conlaintención de llegar a Ginebra, Suiza, lo que las llevó a cruzar la Cordillera de Los Andes y el Océano Atlántico.
Y aunque planearon volver por la misma ruta, debieron hacerlo por el Ártico, ya queel cruce del Atlántico había sido tan extremo que se les prohibió regresar por donde mismo, luego de casitres meses de peripecias, relatadas en el libro Travesía 2004, las Abuelas Voladoras. 'VALENTÍA Y HUMILDAD “Fue una experiencia impresionante y emocionante que valoro cada día más.
A mí me cambió la vida, aprendí a mirarme con amor y respeto y a considerar que si Dios me trajo viva, a pesar de todos los riesgos, es porque tengo aún una misiónECNEL ORIGEN La larga amistad entrelas Abuelas Voladoras fue la clave para concretar el viaje. Se conocieron en 1987 cuando Madeleine, que había sido aeromozaen Avianca y cuyo sueño era convertirse en piloto, llegó a Chile con su familía tras vivir en Perú. “En ese tiempo yo tenía mi avión y había fundado una organización de mujeres pilotos Alas Andinas, y salíamos a volar recorriendo Chile. Invitaba a Madeleine, y así se fue enamorando de la libertad que se experimenta al volar como un pájaro. Ella fue una gran amiga, gran partner, valiente, confiable, con valores, educada y decidida.
No pensé que partiríaantes que yo, pero estamos en la primera línea y ella emprendió primero 'el vuelo al Más Allá”. Por trabajo de su marido, María Eliana vivió en Francia y Portugal entre 1989 y 2000, y solía convidar a su amiga, que ya tenía licencia de piloto. Volaban por Europa y una vez lo hicieron aÁfrica.
Cuando regresó aChile, ella y Madeleine comenzaron a pensar en la posibilidad de hacer algo inédito, distinto yVALIENTES Y DECIDIDAS. especial, en homenaje alos 100 años del primer vuelo de los hermanos Wright, el que permitiósurcar loscielos ala humanidad.
“Estudiamos las posibilidades y decidimos que sí podíamos lograrlo, era un gran desafío y valía la pena intentarlo”. NADA ES IMPOSIBLE El mismo año de la Travesía de las Abuelas Voladoras, los tenistas chilenos ganaron dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas y una frase de Nicolás Massú -“Nada es imposible”pasó a la posteridad. Es una convicción que comparte María Eliana sin ninguna duda. “Admiro a Nico Massú por su vida consagrada al deporte, su sacrificio, entrega y dedicación. Las medallas son la coronación alttrabajo duro. Creo firmemente que nada es imposible y he dedicado mi vida a transmitirlo contras palabras. No hay límites, ellos están en nuestra cabeza. Alos sueños hay que ponerles tren de aterrizaje para que serealicen; esto es, poner fecha, esfuerzo, trabajo, perseverancia y entusiasmo. Así todo lo que o soñamos lo logramos”. cal “ME SIENTO MÁS QUE ORGULLOSA DE HABERLO LOGRADO”. que cumplir”, reflexiona.
“Aprendimos a valorarnos y reconocernos como mujeres valientesa pesar del miedo, a darnos cuenta de nuestros talentos, de que podemosser un referente para otras personas y a ser humildes”, agrega la aviadora, quien también es paracaidista.
Igualmente, se pregunta “cómo no reconocer nuestra valentía, cuando lo hicimos sabiendo que teníamosun 96% de probabilidades de no regresar, que tuvimos que vencer todas las resistencias y obstáculos que surgieron, pero que no abortamosel viaje, a pesar de las terri-bles experiencias vividas”. También, refiere, “mesiento más orgullosa de haberlo logrado pesea no haber tenido los recursos tecnológicos de los que hoy disponemos”. Y le parece inspirador recordar esta hazaña, que han compartido con un sinnúmero de instituciones. Setrata de motivar alas personas a realizar sus aspiraciones, con la premisa “si puedes soñarlo, puedes hacerlo”. “Nada es gratis, todo requiere trabajo, esfuerzo y sacrificio.
Todos tenemos nuestra propia travesía que vivir y debemos desafiarnos a vivirla”, remarca.. Protagonista de la hazaña de unir tres continentes a bordo de un frágil monomotor, hoy recuerda en su casa de Viña del Mar cómo le cambió la vida. María Eliana Christen, psicóloga y aviadora, a 20 años de la Travesía de las Abuelas Voladoras: ARCHIVO PRIVADO