Vuelve a encenderse la poesía de Eliana Albala
Vuelve a encenderse la poesía de Eliana Albala E scribe poesía, aunque su vida bien podría ser una novela. Una novela de superación y sobrevivencia donde la autocompasión y los límites no tienen cabida. Sí el amor, la rebeldía, los sueños, la voluntad, la incomprensión, el dolor, la muerte, la amistad, las traiciones. Nacida en 1929 en Temuco, Eliana Albala tuvo desde muy niña, y ya instalada en Santiago, una madre viuda que jamás aceptó que su única hija fuera poeta.
Fue su profesora de Castellano en el Liceo 1, en cambio, quien descubrió esa aptitud en ella cuando, en primer año de humanidades (séptimo básico), ordenó al curso redactar una composición sobre las vacaciones, y la pequeña Eliana, "por flojera de llenar las dos páginas", escribió "un chorizo hacia abajo". En vez del castigo que esperaba, la profesora Aura Guzmán le anunció al curso: "Tengo una noticia maravillosa: este salón tiene una poeta". Y ella misma presentó los textos de su alumna al concurso de la academia literaria. "Yo escribía a escondidas, porque con el premio que me saqué ese año me salió cachetadas. Mi madre me tenía destinada a ser médico para cuidarla a ella cuando fuera vieja.
Y después se peleó con una tía que me dio dinero para inscribirme en el Pedagógico". Con el apoyo de sus hermanos por parte del padre; de quien sería su marido, e incluso de un juez, pudo dejar a su madre. Poco después, y ya casada, viajó a Israel, donde tuvo a su primera hija, Shlomit. Los otros dos, hombre y mujer, nacieron tras su regreso a Santiago. En 1974 le tocaría partir de nuevo y dejar sus clases de Teoría de la narrativa infantil en el Pedagógico. Con estudios en Filología y Letras Hispanoamericanas y Españolas, en México estudió un doctorado en Literatura que le permitiría dar clases de posgrado. Durante 30 años impartió la cátedra de Literatura y Sociedad en la UNAM.
Y hasta su retorno, en 2019, daba clases en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos; seminarios en el posgrado de Literatura del Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos, y talleres en la Escuela de Escritores Ricardo Garibar, en Cuernavaca. Todo esto al tiempo que publicaba ensayos académicos y literarios. Una trayectoria sobresaliente, por la que en 2014 fue incorporada a la Academia Chilena de la Lengua como miembro correspondiente.
La reciente publicación de "Poesía total" (Cuarto Propio, 222 páginas, $16.000 ) da cuenta del oficio, la profundidad y la fuerza de esta poeta, expresados en cuatro libros y un texto inédito. --¿ Qué significado tiene para usted la publicación de "Poesía total" en Chile? "Es una manera de que me conozcan, porque aquí nadie sabe quién soy". En México, en cambio, hay un premio con su nombre, creado en 2020 por la revista cultural Mood Magazine, que "busca honrar la trayectoria en México de la poeta chilena, así como difundir su extensa obra". Y a mediados de los 80 fue distinguida con el Premio único de poesía en el certamen latinoamericano de la editorial Educa, en Costa Rica. "Fue por `El otro lado de las cosas vivas', mi segundo libro. Me invitaron a recibir el premio, que era bastante dinero, y con eso pagué la otra mitad de mi casa, porque en México, cuando enviudas, heredas la mitad.
Y también me compré una computadora", comenta. --Su primer libro apareció en 1959, ¿cómo recuerda ahora esa publicación? "`Los ríos, por ejemplo' es el extracto de millones de poemas feos, monos, que quise elegir con tanto cuidado que nunca me arrepintiera. Y todavía no me he arrepentido de ninguno de ellos. Son nueve y tuvieron una crítica estupenda". "Áspero canto mío, pero rudo", escribe en "Prólogo", el primer poema de su primer libro. Sobre lo que parece la definición de una voz propia, explica: "Si hubiera tenido buen oído, yo hubiera cantado y no habría escrito poesía. A mí me echaban de todos los coros, porque desafinaba. Esa era una carencia muy tremenda". Y cita: "`Porque no sé cantar / y mi voz es opaca / como un cuerno salvaje'. Ese poema es muy realista. Siempre he pensado, como soy pedagoga, que me habría gustado haberme puesto a cantar en una clase, o haber convertido en canto un poema famoso.
Yo sentía que me faltaba eso como profesora". Dedicada a la docencia, pasaron varios años antes de que publicara su segundo libro, "El otro lado de las cosas vivas", en 1986. "Lo hice con mucha calma, en México, porque pinta el exilio, pero el exilio hasta cierto punto y hasta el momento del premio. También hay algo sobre la muerte de mi esposo". El sociólogo y también poeta Bernardo, "Beco", Baytelman murió en 1982.
Al saber la noticia, un numeroso grupo de escritores, actores, directores y artistas publicaron un "pésame abierto". "Después de que él murió yo ya me atreví a venir a Chile, porque él era el exiliado y me daba pánico aparecerme por acá. Pero vine a dar las gracias por todos los pésames bonitos que recibí", evoca.
Fue en ese viaje cuando empezaron a gestarse los poemas que, varios años más tarde, en 2014, se reunirían en el libro "Los que nos fuimos sin las cosas", publicado en México y que se inicia con el poema homónimo. "Me encontré con una compañera exiliada en Cuernavaca. Yo ya tenía la experiencia con mis libros, que cualquiera los tomaba y los usaba, entonces me identifiqué con ella, a la que no le querían devolver sus cuadros. Y a una conocida de ella que volvió no le pasaban su auto; entonces, me empieza a contar puras historias de gente que se apropió de las cosas de los que nos fuimos. Ahí salió ese poema. Y se abrió un tercer libro, que ya era de quejas más filosóficas.
La filosofía de la pérdida". En "Volver" (2023) retoma el motivo del exilio, pero mirado desde acá. "Conversando con mi hijo sobre cosas de las que yo me quejo, que no encuentro esto, que no encuentro lo otro, que qué pasó con lo de más allá, tomo conciencia de las cosas perdidas al volver, y ahí está el poema.
La cordillera es como un símbolo, por su tamaño, por su importancia, pero también digo que la máquina está rota". "De temas tan triviales como el amor y la muerte", su cuarto libro de poemas, se publicó en 2018, en Cuernavaca. Ahí habla del amor más allá de la muerte. "La persona permanece a través mío, sigue viva conmigo", afirma. Y dice que con su marido "hubo mucha compenetración, siempre.
La Shlomit tenía una frase: `¿ Por qué le hace tanto caso al Bequito?'". Se conocieron cuando él estudiaba en el Instituto Nacional y ella en el Liceo 1 y participaban en las respectivas academias literarias. "Él se reía y decía que yo era gusto de jurado.
Porque me pasaba sacando premios, los tuve de chica, dentro del colegio, y después a nivel nacional, cuando estaba en quinto y en sexto (tercero y cuarto medio). En sexto tuve un premio tan grande que me lo dieron en la Casa Central de la Universidad de Chile. Yo sé que era buena, y no solamente buena, sino la mejor". Vuelve a encenderse la poesía de Eliana Albala MARÍA TERESA CÁRDENAS MATURANA Estuvo ausente 45 años y volvió hace cinco. Con la publicación de "Poesía total" (Cuarto Propio), la poeta, docente y ensayista chilena empieza a recuperar un lugar en la escena literaria de su país. Eliana Albala publicó su primer libro con el Grupo Fuego de la Poesía, al que pertenecían también Eliana Navarro y José Miguel Vicuña. "Ellos fueron mis grandes amigos", recuerda. ARCHIVO ELIANA ALBALA.