Autor: Dra. Agnieszka Bozanic Leal Presidenta Fundación Gero Activismo
Discusión basada en evidencia
En Chile, el debate sobre la de pensiones parece estar atrapado en una trinchera política interminable.
Lo que debería serun diálogo serio y basado en evidencia empírica, centrado en las personas mayores y sus necesidades reales, se ha transformado en un campo de batalla ideológico donde lo urgente queda eclipsado por discursos vacios. Mientras tanto, quienes son las verdaderas protagonistas (las personas mayores) enfrentan cada día los efectos de un modelo que no solo es económicamente insostenible, sino que además precariza su salud fisica, mental y social. Internacional es clara y contundente: en países con sistemas de pensiones robustos y solidarios, las personas mayores viven más y mejor.
Por ejemplo, un estudio de la OMS muestra que aumentar los ingresos en la vejez reduce las enfermedades crónicas en un 20% y mortalidad prematura en un 20%, especialmente aquellas relacionadas con la pobreza y el estrés. En Chile, la realidad es alarmante y exige respuestas inmediatas. Un 29% de las personas mayores presenta síntomas depresivos, cifra que se dispara en los quintilesmás pobres, donde las pensiones no superan los $250.000. El 40% de las personas mayores con ingresos bajos se siente socialmente aislado, y un 32% no compra medicamentos por falta de recursos, mientras queun 20% posterga tratamientos médicos. Además, quienes dependen exclusivamente de la Pensión Básica Solidaria (PBS) tienen una expectativa de vida2años menor que aquelloscon pensiones más altas. El silencio es aún más ensordecedor cuando hablamos de las mujeres mayores. El 85% de ellas recibe pensiones menores a$200.000, un reflejo de una vida laboral marcada por interrupciones, trabajos no remunerados y salarios desiguales.
El sistema actual castiga el trabajo no remunerado, como la crianza y el cuidado de otros, rales que en su mayoría han sido asumidos por mujeres a lo largo de su vida, En un país donde la pobreza tiene rostro de mujer mayor, discutir pensiones sin enfoque de género es un insulto. La mayoría de las chilenas y chilenos lo tiene claro: el 80% de la población considera que es fundamental que la reforma se apruebe en este gobierno, según Cadem.
Sin embargo, ¿por qué no está pasando? ¿ Por qué seguimos atrapados en discusiones ideológicas estériles mientras la gente muere esperando? Reformar el sistema de pensiones noes solo una discusión política: es un imperativo ético, social y económico. Se trata deun compromisoreal con un país más justo, solidario vw humano.