Autor: Juan Carlos Jobet
Chile a la distancia
Chile a la distancia ANÁLISISBUENA PARTE DE LAS PRESENTACIONES Y PANELES FUERON EN EL GLADSTONE LIBRARY, DE ONE WHITEHALL PLACE, EN LONDRES. Con su doble altura ylámparas colgantes, muros tapizados de libros antiguos y pilares de mármol, la biblioteca se siente como viajar al siglo XIX, e invita a mirar las cosas con distancia. Aunque habló hacia el final, Roberto Izikson fue quizás quién debió partir, enmarcando la discusión del Chile Day.
En una presentación llena de datos e imágenes, repasó nuestra historia reciente, cómo Chile cambió (para bien) en las últimas décadas: transitamos a la democracia en paz, nos abrimos al mundo, redujimos como casi nadie la pobreza, llegamos a liderar la región. Pero luego primero de a poco, y en 2019 de golpe perdimos el rumbo. Nos olvidamos de crecer. Nos dejamos de escuchar. Acomodamos la violencia. Perdimos la confianza en nosotros mismos, la democracia y el futuro. Apareció la desesperanza, en algunos incluso la desesperación.
Tras cinco años, los temas pendientes siguen ahí, y para la mayoría estamos aun peor que en 2019: la inseguridad, la corrupción, el estancamiento, la polarización, la mala calidad de los servicios públicos, la inmigración descontrolada. Dos tercios de los chilenos quieren cambios, pero casi nadie quiere volver atrás y muy pocos seguir como estamos. La satisfacción con el sistema político, económico y judicial está por los suelos. El ciclo electoral que viene está abierto. El país está sediento de liderazgo competente, de conducción. De una mirada inspiradora sobre el futuro. En las charlas y debates de esos días aparecieron, por acá y por allá, ingredientes para proyectar ese futuro y luces sobre las tareas pendientes. Muchos quieren hacer grandes inversiones en Chile: en minería, infraestructura, el sector forestal, en salmones. Pero a los inversionistas los hace dudar la lentitud para obtener permisos. Lo debemos resolver pronto, “si no, la inversión la vamos a hacer en Argentina o el Congo”, como dijo un minero. El cambio brusco en las reglas del juego para las pequeñas centrales eléctricasfue tema constante: daña la confianza mucho más allá del efecto directo en ese subsector. Si lo hacen ahí, en renovables, donde son líderes mundiales, ¿por qué no lo harán después en otras áreas?, es la pregunta que muchos se hacen. Pero nuestro empuje emprendedor está vivo, el ecosistema de venture capital creciendo, y avanzamos en fintech, aunque los cambios regulatorios se deben ejecutar con cuidado. Estamos incorporando prácticas empresariales más sostenibles y diversidad a los gobiernos corporativos. Nuestra moneda generaNecesitamos conversar más. Reconstruir confianzas. Mirar los temas grandes. Salir de la contingencia y la pequeñez.
Recordar que frente al mundo, a ojos extranjeros, el futuro del país lo construimos juntos, es una empresa común”. confianza, quizás más que ninguna otra en la región, podemos profundizar el desarrollo y la integración de nuestro adormecido mercado de capitales, y hay consenso en que los fondos de pensiones pueden, con los ajustes normativos correctos, encontrar formas de mejorar su retorno de largo plazo, para subir pensiones y dinamizar los mercados. Necesitamos claridad en lo tributario, un frente abierto hace muchos años ya. Pero la macro está en lo grueso ordenada, y parece haber consenso en la importancia de cuidarla.
Aunque uno no esté siempre de acuerdo con sus posturas, las autoridades y reguladores que estuvieron en Londres Rosanna Costa, Mario Marcel, Osvaldo Macías, Solange Berstein, José Miguel Benavente mostraron preparación, manejo de sus temas, apertura al diálogoy sobriedad. Un contraste tranquilizador frente a la liviandad, polarización e histrionismo que se ve cada día más en el Congreso y en autoridades con menos experiencia, pero más mesianismo.
Al escuchar a Felipe Kast y a José Miguel Insulza en el panel político, o a Andrés Velasco en su conversación con Marcel en el London School of Economics, uno no puede dejar de preguntarse por qué nos cuesta tanto lograr acuerdos: parece haber muchos en el amplio espectro que va de la socialdemocracia a la centroderecha, capaces de dibujar juntos los trazos estructurantes de un camino común hacia el futuro. Pero las reglas del sistema político y las rupturas del pasado parecen impedir una y otra vez la construcción de ese puente. El Gobierno podría (otra cosa es que quiera) encontrar una ventana política y cambiar esas reglas. Requerirá valentía y generosidad dejar atrás esas rupturas. En los jóvenes hay otra buena razón para ser optimistas. Decenas de ellos presentaron en paneles: competentes, bilingües, abiertos, mirando el futuro. Y conversando con estudiantes y emprendedores chilenos en los bares de Londres, se percibe su compromiso con el país, su preocupación por el cambio climático, su interés en la tecnología, sus ganas de innovar. Muchos quieren volver a Chile, pero otros preferirán quedarse fuera. Tienen el mundo abierto: una de las dos compañías más grandes de bicicletas eléctricas de Londres, Forest, es de fundadores chilenos; la otra es nada menos que de Uber. Chile debe ofrecer condiciones para desplegar ese talento acá. Algunos critican al Chile Day, que se van los chilenos a Inglaterra a hablar entre ellos en inglés y hacer lobby. Pero sus organizadores merecen reconocimiento. Necesitamos conversar más. Reconstruir confianzas. Mirar los temas grandes. Salir de la contingencia y la pequeñez. Recordar que frente al mundo, a ojos extranjeros, el futuro del país lo construimos juntos, es una empresa común. Si para hacer todo eso, si para recordar eso, nos ayuda viajar a una isla a 12 mil kilómetros de distancia, bien vale la pena seguir haciéndolo..