Autor: David Gallagher
Columnas de Opinión: Turbulencias geopolíticas
COLUMNA DE OPINIÓND e c i r q u e e lmundo está en unaetapa turbulenta, in-cierta, peligrosa, esun lugar común. Pe-ro por eso mismo, esapropiado que hayacada vez más interésen estudiar riesgosgeopolíticos de par-te de gobiernos, cen-tros de estudios yempresas. Claro que estudiar no es evi-tar, pero sí ayuda a atenuar impactosnegativos y a forjar resiliencias. Son riesgos que afectan a distintossectores de distintas maneras. Ni hable-mos de una guerra nuclear, que amena-za al planeta entero. Hay mu-chos, menos dramáticos, queamenazan nuestras formas devida; y casi todos afectan a lasempresas.
Por eso en el ChileDay de Londres, que terminóayer, se incluyó por primeravez un panel sobre riesgo geo-político, con expertos de cen-tros de estudios británicos especializa-dos y Pedro Mario Burelli, un eximioconsultor venezolano que, desde el exi-lio, lucha por la recuperación de su país. Algunos de los riesgos son obvios. Que escalen las guerras en Ucrania yGaza, con todo lo que significa en vidasy, para las empresas, en cadenas de su-ministros y precio de insumos.
Por cier-to, hay una guerra civil en el Sudán en laque pocos se fijan, si bien ya han muerto150.000 personas y amenaza la navega-ción por el canal de Suez, ya en peligropor los ataques de los hutíes de Yemen.
Enseguida están las ganas que le tieneChina a Taiwán, y la situación cada vezmás opaca de China en general. ¿Cuánincómodos deberíamos estar por sabertan poco de lo que pasa en un país delque dependemos tanto?Otro frente: las elecciones en Esta-dos Unidos. En Chile tememos sus efec-tos en la ya alicaída globalización, de laque tanto dependemos, teniendo unaeconomía chica y abierta. Pero no es loúnico que nos preocupa. Es el orden in-ternacional o por lo menos el occiden-tal: Estados Unidos era su gran bastión. Ya lo es cada vez menos, por dos gran-des razones. Primero, porque su poderrelativo ha disminuido: sus ofensivasarmadas han fracasado una y otra vez, sea en Vietnam, Afganistán o Irak.
Se-imaginar una estrategia más inepta que la deestar enemistado con China y Rusia al mismotiempo, provocando que los dos se unan. gundo, porque Trump en su primerapresidencia y pronto puede veniruna segunda dejó en claro que no hayorden que respete. No respeta los trata-dos sobre cambio climático. No respetaa la OMC. No respeta a la OTAN. Pocoo nada respeta a la ONU. Y fue el granimpulsor del hábito que se instaló enWashington de provocar a China a cadarato, no solo con medidas económicas, sino también con insultos. Los chinosno son santos, pero es difícil imaginaruna estrategia más inepta que la de es-tar enemistado con China y Rusia almismo tiempo, provocando que los dosse unan, habiéndose querido tan poco através de los siglos. Muchas guerras fueron ocasiona-das porque a los imperios les cuestaaceptar una pérdida de poder relativo. Así fue con el imperio austrohúngaroen 1914. Me preocupa Estados Unidosen ese aspecto: es demasiado notoria suávida resistencia al surgimiento de Chi-na. No menor es el riesgo que represen-tan las nostalgias imperiales de Rusia ylas ambiciones de futuro de China, tam-bién alimentadas por nostalgias degrandeza pasada.
En todo caso, donde hay tres impe-rios Estados Unidos, Rusia y Chinacon enormes arsenales nucleares, pare-ce razonable ese concepto de un “mun-do multipolar” que alberganlos rusos y los chinos, si bienpara ellos tiene un corolarioinaceptable: que puedan hacerlo que quieran en sus “áreas deinfluencia”. Un mundo multi-polar es deseable, pero solo silos imperios quedan tambiénsometidos a reglas aplicables atodo país. Claro que hay muchos otros ries-gos geopolíticos. El afán de países auto-ritarios, como Rusia, Irán, Venezuela oCuba, de desestabilizar las democraciaspara generarles disrupción y malestar, cuando no estallidos. La polarización ylas ideas peligrosas que genera. Las mi-graciones masivas. El crimen organiza-do transnacional, para qué hablar si seapodera de un Estado entero como el deVenezuela, que además fomenta su ex-portación a todo nuestro continente. Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog.. Los chinos no son santos, pero es difícil COLUMNA DE OPINIÓN Por