la historia del chileno CAMPEÓN MUNDIAL DE POKÉMON
la historia del chileno CAMPEÓN MUNDIAL DE POKÉMON El 29 de agosto, Fernando Cifuentes, de 17 años, viajó junto a su hermano y su padre desde su casa en Iquique hasta La Moneda. Afuera del palacio los esperaban periodistas y cámaras.
Hacía solo unos días, se había convertido en Hawái en el campeón mundial de Pokémon Trading Card Game, un juego estratégico de cartas basado en la serie japonesa que se hizo famosa a fines de los 90. Los periodistas lo rodearon para felicitarlo y pedirle declaraciones. Fernando cuenta que repitió un discurso que se había aprendido de memoria, dando las gracias y diciendo que estaba feliz. Una vez adentro, los recibió la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, y la embajadora de Japón, con un desayuno. En eso estaba cuando apareció el Presidente Gabriel Boric, quien lo saludó, lo felicitó, le preguntó si había traído su mazo de cartas para verlo y le contó que él también jugaba cartas. Pocas horas después, salió la noticia del encuentro de Fernando con el Presidente. Su padre, Marco Cifuentes, las leyó con orgullo, hasta que empezó a ver la ola de comentarios que salían al respecto: --"El Presidente de la República perdiendo el tiempo con estas tonteras de Pokémon", cita. Como papá, me dio rabia. Y como representante de esto, me dio más rabia todavía --dice Marco Cifuentes, publicista de 54 años. Habla frente a su computador en una videollamada desde su departamento en Iquique. Junto a él están sentados Fernando y su hijo mayor, Marco, que lleva su mismo nombre. Los tres visten una polera de piqué color blanco que en la espalda tiene estampado el nombre "Cifuentes Squad". Los tres son jugadores de cartas Pokémon desde hace más de 15 años. Y los tres fueron a competir al reciente torneo mundial donde participaron más de 3 mil jugadores de todo el mundo.
Los días después de su visita a La Moneda, Marco revisó muchas publicaciones que se hicieron a partir del encuentro con el Presidente, preocupado de que hubiera amenazas contra su hijo. --Decían "esto es lo único que va a lograr en la vida", "pobre niñito, debería dedicarse a algo más importante", "esta cuestión no le va a dejar nada". Comentarios súper destructivos --cuenta Marco. Fernando, quien tiene promedio 6,8 en el Colegio Humberstone de Iquique, levanta los hombros al otro lado de la cámara. --Yo no pesco --dice Fernando, quien explica que, además, él no tiene redes sociales.
Su hermano Marco expresa que, a pesar de esos comentarios, en Chile hay una comunidad grande de personas que se dedican al Pokémon Trading Card Game. --En el mundial, en la categoría adulta de cartas, eran 83 jugadores chilenos, y entre todas las categorías y todos los juegos, cerca de 150. O sea, incluso más del triple que los representantes chilenos en los Juegos Olímpicos --dice Marco hijo.
A su lado, Marco padre añade: --Para mí, la (Francisca) Crovetto es ídola, pero ¿ cuántos niños van a poder practicar tiro? Y ¿ cuántos niños pueden jugar Pokémon? Todos, porque es un juego transversal --dice--. Es importante el rol social que tiene este juego, de prevención a los delitos, a las drogas, a todo ese tipo de cosas. Tenemos amigos que han crecido en un entorno súper complicado y ellos son gente súper decente, porque van a jugar a las cartitas los sábados y domingos. El primer acercamiento de la familia Cifuentes al mundo de las cartas Pokémon fue antes de que Fernando naciera y por una casualidad.
Marco padre e hijo estaban paseando un sábado por el Terminal Agropecuario de Iquique cuando vieron a un vendedor ambulante ofreciendo cartas Pokémon desplegadas en el suelo. --Nos gustaron porque había cartas bien bonitas y estaban baratas. Eran como diez por cien pesos. Empezamos a juntar y a coleccionar y se nos hizo hábito ir al terminal a ver si comprábamos cartas --relata el padre de los Cifuentes. Después supieron que había una tienda específica que vendía las cartas en un mall de Iquique. Quedaba en el subterráneo y daba al estacionamiento. Allí había un par de mesas y unas veinte personas jugando con las cartas. --Me puse a averiguar del juego y supe que se juntaban todos los sábados a hacer torneos. Me empecé a interiorizar, a comprar cartas y tuve que aprender yo. Ahí me di cuenta de que las cartas venían todas en inglés, que el juego requería de matemáticas, suma, resta, multiplicación, división, porcentaje, probabilidades, comprensión de lectura, estrategia. Era como el ajedrez. Ahí pensé "este jueguito es el colegio y lo juegan sin darse cuenta de que están estudiando". De hecho, Marco habla inglés perfectamente gracias a las cartitas. El 2009, Marco padre e hijo comenzaron a ir todos los sábados a los torneos de cartas. Marco hijo tenía unos 10 años y era de los jugadores más jóvenes, la mayoría tenía varios años más que él. Hay que considerar que la primera edición del juego de cartas se lanzó en 1996 en Japón.
Por lo mismo, Marco padre tomó un rol más activo en la comunidad en Iquique, buscando, dice, que el espacio fuera un ambiente sano para su hijo y los demás participantes. --Había gente de no muy buenos hábitos. Por ejemplo, algunos que se iban a fumar marihuana, también se empezaban a perder cartas y carpetas. Nos costó mucho limpiar la comunidad. Hoy día seguimos igual, desde el más pobre al más rico, porque este juego, en ese sentido, es muy transversal. Se te puede quedar tu mazo encima de la mesa y está intacto.
Fuimos bien directos en decir "andái robando". Ahora ya saben lo estrictos que somos: no hacer trampas, ser honestos, juego limpio, simpático, no frustrarse, felicitar al oponente, todo ese tipo de normas que son de camarín --dice Marco padre. En 2013 fueron a su primer torneo nacional en Santiago. Se hizo en un hotel en Santiago Centro y se encontraron con cientos de jugadores. Les gustó y decidieron practicar más para mejorar. Para hacerlo, padre e hijo empezaron a investigar en internet. --Yo soy como el coach de esta cuestión, el entrenador, el psicólogo, el economista, el todo. Veo muchos videos de cómo juegan los japoneses e investigo y veo a los que juegan --cuenta Marco padre. En ese ambiente creció Fernando.
Luego de ver a su hermano y a su padre jugando cartas por años alrededor de él, cuando cumplió ocho sumarse al juego fue algo natural. --Estaba obligado --dice Fernando riéndose--. Pero, por suerte, me gustó mucho el juego. En ese tiempo los torneos comenzaron a tener premio monetario. Fernando ganó por primera vez dinero cuando tenía 10 años y recibió 250 dólares en la categoría júnior. Marco, por su parte, empezó a ganar y a posicionarse, obteniendo a veces mil dólares o más. Con lo que ganaban pagaban después viajes a torneos internacionales en Brasil y Argentina, consiguiendo a veces hasta 3.500 dólares. Paralelamente, Marco padre había estado ahorrando para ir a un mundial por primera vez. Esa ocasión fue en Washington, en 2019.
No tuvieron grandes resultados: Fernando quedó noveno en su categoría dentro del ranking de Latinoamérica y Marco, décimo en su categoría, por lo que no recibieron premio monetario. --Cualquier tiempo que pase con ellos, pasándola bien, para mí no es dinero. Nosotros nunca hemos visto que nos vaya mal en un torneo como un viaje perdido, porque igual la pasamos súper bien --dice Marco padre. Con la llegada de la pandemia los hermanos Cifuentes siguieron jugando cartas Pokémon, pero online, ya que por un tiempo no hubo más torneos presenciales.
Con la crisis económica que implicó la pandemia, Marco padre tuvo que enfocarse completamente en su trabajo, una imprenta de la que él es dueño y que estuvo al borde de quebrar. --Todos los créditos o las ayudas que dio el gobierno las invertí en imprenta, en maquinaria, en insumos. Yo dije "comemos tallarines todos los días, pero cuando pase la pandemia yo necesito estar parado" --relata. Por ese tiempo, Marco hijo entró a estudiar a la universidad Ingeniería Civil Industrial. Dice que lo hizo gracias a una beca que obtuvo por rendimiento, ya que si no, no habrían podido pagar los estudios. Paralelamente comenzó a trabajar con su padre en la imprenta y a impartir clases particulares, lo cual hace hasta el día de hoy. Cuando se retomó la actividad presencial y volvieron los torneos de cartas, los Cifuentes no tenían dinero para viajar, pero sí tenían cartas.
Vendieron algunas, ganaron también algunos campeonatos acá en Chile y volvieron a tener el dinero para viajar a Brasil, a Argentina y, finalmente, para costear el reciente viaje al Mundial de Hawái. --La colección de cartas que tienen ellos es para necesidades. Esa es como la plata de emergencia. Entonces, como necesitábamos plata para viajar, se vendieron cartas --dice Marco padre y luego agrega --Tenemos una cuenta que tiene solamente la plata de Pokémon. Y se toca solo para comprar cartas, para ir a la tienda y para los viajes. Imagínate que yo preferí pedir todos los créditos covid antes que tocar la plata de ellos. Marco hijo explica que tienen una colección aproximada de más de 50 mil cartas. Algunas pueden costar cinco mil pesos, mientras que las más únicas y valiosas pueden llegar al millón de pesos. Para el Mundial en Hawái comenzaron a prepararse a principios de agosto. Marco padre investigó para ayudar a sus hijos a armar y elegir los mazos con los que competirían y practicaron durante dos semanas todos los días. Comenzaban a las cinco de la tarde, después de que Fernando salía del colegio, y seguían hasta las diez de la noche.
Al llegar a Hawái en la primera ronda, sin que nadie lo esperara, Fernando ganó todas las partidas y al día siguiente consiguió posicionarse en octavos y, finalmente, entrar a la final contra el japonés Seinosuke Shiokawa. La noche antes, Marco hijo y otros jugadores chilenos recrearon todas las posibilidades de juego para que Fernando estuviera preparado para todos los escenarios. --Yo solo me quedé mirando --dice Fernando.
Al día siguiente, en un escenario frente a más de 200 personas en el Hawaii Convention Center, en Honolulu, Fernando venció al japonés. --Fue todo surreal, como esos sueños que tienes cuando andas con fiebre --agrega. En el backstage lo esperaba su padre. Entre el público, su hermano Marco y los chilenos que habían ido a participar también del torneo lloraban de la emoción.
Fernando dice que recién unos días después, cuando llegó de vuelta a Iquique y retomó las clases en el colegio, donde sus compañeros lo felicitaron, reaccionó un poco más a lo que había pasado. --Creo que nunca le tomamos el peso --agrega Fernando. El premio fue de 50 mil dólares, pero por impuesto recibirán finalmente 35 mil. --¿ No han pensado darse algún lujito o pagar alguna deuda? --Es que no hay nada que necesitemos realmente. Para nosotros, nuestro lujito es poder viajar a jugar. Tiene 17 años, y en agosto se coronó como campeón mundial de Pokémon Trading Card Game, en Hawái. Fue el primer chileno en lograrlo y recibió un premio de 50 mil dólares. Fernando Cifuentes entró al mundo Pokémon por su padre y su hermano, quienes comenzaron comprando cartas a vendedores ambulantes en el Terminal Agropecuario de Iquique, hace más de 15 años.
Se autodenominan "Cifuentes Squad" y aquí hablan del rol social que hay detrás de este juego y del arrastre que tiene: "En el mundial, entre todas las categorías eran cerca de 150 jugadores chilenos, más del triple que los representantes nacionales en los Juegos Olímpicos", dicen. POR ANTONIA DOMEYKO La historia del chileno CAMPEÓN MUNDIAL DE POKÉMON En un escenario frente a más de 200 personas en el Hawaii Convention Center, en Honolulu, Fernando venció al japonés. En el backstage lo esperaba su padre. Entre el público, su hermano Marco y los chilenos que habían ido a participar también del torneo lloraban de la emoción.
GEN TILEZA F A M ILIA C IFUEN TES "Ahí me di cuenta de que las cartas venían todas en inglés, que el juego requería de matemáticas: suma, resta, multiplicación, división, porcentaje, probabilidades, comprensión de lectura, estrategia. Ahí pensé `este jueguito es el colegio y lo juegan sin darse cuenta de que están estudiando'", dice el padre de Fernando Cifuentes. El 29 de agosto, Fernando Cifuentes, de 17 años, viajó junto a su hermano y su padre desde su casa en Iquique hasta La Moneda, después de su triunfo. En la foto, con el Presidente Boric y la ministra Camila Vallejo. GENTILEZA F A M ILIA CIFUENTES "Yo soy como el coach de esta cuestión, el entrenador, el psicólogo, el economista, todo. Veo muchos videos de cómo juegan los japoneses, investigo y veo a los que juegan", cuenta Marco padre, el del medio en la foto.
GENTILEZA F A M ILIA CIFUENTES La noche antes de la final en Hawái, su hermano Marco y otros jugadores chilenos recrearon todas las posibilidades de juego para que Fernando estuviera preparado para todos los escenarios. GENTILEZA F A M ILIA CIFUENTES.