Seamos conservadores
Señor director: Fernando Claro en su columna de ayer, “Liberales, conservadores y transexuales” (p. 9), di: para, como es su pertinaz fijación, en contra de la Iglesia Católica y la Red de Salud UC, porque ambas sostienen, juiciosamente, que los transexuales merecen comprensión y acogida.
Lo curioso es que Claro dispara a los conservadores que abogan por la prudencia en una materia tan delicada para acabar el mismo (vaya paradoja) como un “liberal-conservador” al declarar que, presentado el dilema de preguntarse por la condición sexual, primero deben tenerse “los resguardos científicos pertinentes”; segundo, debe hacerse con “la madurez” exigida, es decir, con la prohibición muy conservadora de que los niños no deben ser sujetos de decisión algu: na y, finalmente, con la exigencia de que se obligue siempre a contar con “el consentimiento de los padres”. Ello, hace sentido la conclusión del informe dela sicóloga británica Hilary Cass, tan criticado por correligionarios suyos, de que “la supresión temprana de la pubertad sigue sin estar clara, y hay pruebas débiles sobre el impacto en la disforia de género yla salud mental o psicosocial. Se desconoce el efecto sobre el desa: rrollo cognitivo y psicosexual”. En otras palabras, al menos aquí, seamos conservadores. Carlos Williamson