Autor: Víctor Corcoba Herrero
Cartas: CARTAS
Cartas: CARTAS Huso horario en Chile Señora Directora: Desde la Historia Ambiental y la Geografía, el uso de un huso horario diferente al que geográficamente corresponde a Chile (UTC-5) revela una profunda desconexión entre las decisiones sociopolíticas y los ritmos naturales del territorio. Aunque esta elección busca optimizar la disponibilidad de luz en horarios urbanos, sus efectos adversos sobre la salud, el descanso y el desempeño social han sido ampliamente documentados por la comunidad científica.
El caso de Magallanes y Aysén resulta paradigmático: pese a la evidencia que desaconseja mantener el horario de verano de forma permanente, el gobierno optó por atender las preferencias ciudadanas, priorizando percepciones de comodidad vespertina por sobre el bienestar a largo plazo.
Esta decisión, aunque democrática en su forma, omitió una evaluación más profunda de las implicancias ambientales y biológicas, especialmente en regiones donde en invierno el sol puede salir cerca de las 10:00, alterando gravemente los ritmos circadianos de la población. Imponer una lógica temporal desvinculada de la geografía real y de las dinámicas del entorno natural constituye una forma de violencia simbólica sobre el territorio y sus habitantes. Repensar el horario oficial desde una mirada ecosistémica, interdisciplinaria y coherente con la diversidad natural y humana de Chile es hoy un desafío urgente para avanzar hacia un país más justo, saludable y territorialmente consciente. Trabajo y salud Señora Directora: Tomar el camino correcto no es nada fácil, tras las caídas hace falta soportarse a sí mismo y no vagar por cañadas que nos hunden en nuestras propias miserias humanas. Para ello, hay que aprender a quererse uno mismo, con amor sano y saludable. Todo requiere su quehacer, comenzando por amar el trabajo y no dejar que nazca el enfermizo virus de la ociosidad. La vida carece de valor si no nos produce satisfacciones.
En efecto, una sociedad enferma como la actual, que está bien que apueste por la cobertura sanitaria universal, lo va a lograr en la medida en que cada cual, comience por valorarse y por tomar como principio el ser persona responsable. La irresponsabilidad es manifiesta y el endiosamiento a los vicios, hace que la mente no repose y que el cuerpo se adolezca.
Indudablemente, la resistencia hay que trabajarla a diario, tanto como el alimentarse cada día, para no aminorar el entusiasmo por vivir; sin obviar que, el gozo de la alegría es curativo, un elemento principal en el combinado de la salud. En cualquier caso, jamás cambiemos la inmunidad por la fortuna, ni la liberación por el dominio. Hoy más que nunca, necesitamos curaciones de innato sentido común, que lo único que requieren es alcance de familia y calor de hogar.
Es verdad, que el análisis primario de la salud suele cubrir la mayoría de las necesidades sanitarias, pero sería bueno activar una cultura de la estima y de la atención, que no es sólo una simple ayuda al prójimo, sino un acto de justicia, sustentado en el reconocimiento del carácter sacro de la existencia. César Barría Larenas Doctorando en Historia Ambiental Universidad de Concepción.