Solo 204 hombres ejercen como educadores, asistentes y técnicos de educación parvularia
Entre las cosas que César Dorador celebra de su paso por aulas, es que "se comenzó a notar mucha más participación de papás varones. Creo que se sentían más en confianza", señala. Aquí, con antiguos alumnos de la Junji. T odos los lunes, Alexis Catribil (38) se traslada hasta la localidad de Culiprán, en Melipilla, como parte de su trabajo. Los martes el destino es Pataguilla (Curacaví) y los miércoles, Las Canteras (Colina). "Son lugares rurales que no tienen acceso a jardines infantiles y a los que es difícil llegar en cuanto a locomoción. Lo que nosotros hacemos es ir a estos espacios y educar bajo la misma formalidad de los jardines infantiles convencionales, pero una vez a la semana. Los niños tienen entre dos a cuatro años y una característica que nos distingue es que las familias asisten con sus hijos.
Las consideramos parte del proceso educativo y, por lo mismo, hacemos trabajos en conjunto, para que ellos después sigan fortaleciendo diversos aspectos relacionados con la infancia", comenta Catribil sobre esta modalidad no convencional, que se conoce como Jardín Sobre Ruedas.
Catribil trabaja para Fundación Integra y este año recibió su título de Técnico en Educación Parvularia, luego de casi siete años dedicado a conducir el automóvil con que se trasladan educadores y el material didáctico a estas zonas alejadas.
Aunque llegó a este trabajo como un reemplazo, con el tiempo se fue encantando con la primera infancia, lo que lo llevó a aceptar la capacitación que en 2020 le ofreció Integra para sacar una especialización en el área. Se inscribió en la U.
Metropolitana de Ciencias de la Educación, donde de una generación de casi 60 mujeres, fue el único hombre. "El Mercurio" pidió a la Subsecretaría de Educación Parvularia las cifras, desagregadas por sexo, del total de educadores, asistentes y técnicos trabajando en educación parvularia.
Los datos --correspondientes al año 2022 y que incluyen a personas en la Junji, Fundación Integra y en escuelas de distintas dependencias, entre ellas particulares pagadas-muestran que mientras las educadoras de párvulos suman 29.640, los educadores hombres son solo 21. En la categoría "Asistentes / Técnicos de Párvulo", ellas son 61.594 en total y ellos, 183. Es importante "que se promueva una orientación académica y profesional libre de sesgos de género, tanto en espacios informales como formarles. Por ejemplo, en el hogar, como también en los establecimientos educacionales, respectivamente", indica la subsecretaria de Educación Parvularia, Claudia Lagos. Sobre su decisión, Catribil comenta que su familia "lo encontró novedoso; todos me apoyaron.
Tengo hijas de 10 y 5 años y saben que yo soy `el tío del jardín'. Para mí es enriquecedor e importante que ellas sepan que aquí no hay prejuicios". Expandir oportunidades La investigación respalda la idea de que ver a hombres trabajando en educación inicial ayuda a que los niños crezcan con menos prejuicios de género y que cuestionen estereotipos, como que lo masculino tiene que ver con conductas agresivas o con carencia de emociones.
Según un informe del Consejo Nacional de Acreditación de Cuidado Infantil de Australia, la presencia de educadores hombres también refuerza el mensaje de que cuidar es una respuesta humana que tanto hombres como mujeres pueden ejercer. "Es relevante que niñas y niños puedan interactuar en espacios con hombres y mujeres que compartan, por igual, roles de cuidado y de acompañamiento en sus experiencias educativas. Las interacciones cotidianas en salas cuna y jardines infantiles son una fuente de aprendizaje, por lo que los equipos educativos deben favorecer el enfoque de género en toda instancia. Desde esa perspectiva, la presencia de figuras masculinas en las aulas expande oportunidades para que niños y niñas valoren las diversidades y se vinculen con representaciones cercanas y positivas de masculinidades", señala la subsecretaria Lagos. Pero hacer entender estos beneficios no siempre resulta tarea fácil.
El educador de párvulos César Dorador, por ejemplo, alcanzó a durar tres días en su primer trabajo en un jardín infantil, al norte del país. "En ese entonces no había muchas leyes contra la discriminación, y a un apoderado no le pareció que un hombre estuviera allí.
Habló con la directora y para no tener problemas, la decisión fue trasladarme", rememora hoy, a sus 42 años, casado y con una hija de 24, para quien su profesión "no es un tema". Más bien, le celebra sus 14 años en aula y dos como director del Jardín Infantil Ardillita de la Junji, en la Región de Arica y Parinacota. Actualmente, es asesor pedagógico en la subdirección de Calidad Educativa. Dorador cuenta que a la educación llegó luego de tener buenas experiencias trabajando con niños de comunidades vulnerables en actividades de iglesia, a los 17 años.
Cuando se le pregunta por qué no optó por enseñar en básica o media, responde que "el educador de párvulos educa a través del amor" y que le parece que durante los primeros años "es tan importante la imagen paterna como la materna". Además, comenta que los más chicos le ayudan en su día a día. "Como ellos aprenden del ejemplo, me obligan a nunca andar con cara de perro", explica entre risas.
Con esta idea concuerda Gabriel Flores (23), técnico en Educación Parvularia del jardín infantil Sueñitos de Colores de Calama, de Fundación Integra, quien se entusiasmó con la educación parvularia tras abrir una misteriosa caja en su casa. "Mi mamá estudió para ser educadora de párvulos en Tocopilla, pero tuvo que cortar y no pudo completar. En esa caja ella guardó todos sus materiales de sus tiempos de estudiante; libros, cuadernos y hasta material didáctico. Cuando la encontré me fue explicando qué era cada cosa y eso me inspiró; fue una especie de legado", comenta. Por lo mismo, sus papás lo apoyaron sin cuestionamientos. Sí recibió miradas de asombro durante sus primeros años en la U. La República, donde fue el primer hombre inscrito en la carrera. "Me miraban todos impresionados, no lo podían creer.
Pero yo, bien decidido, les decía que esto era lo que quería hacer". Actualmente, se desempeña como asistente educativo a nivel de sala cuna, trabajando en el desarrollo del proceso pedagógico de niños entre siete meses y dos años. "Las colegas me recibieron con brazos abiertos, igual que los niños, que hasta hoy me reciben con abrazos. Los papás se lo tomaron con sorpresa al principio, pero se alegraron después. Hay mucho cariño", dice. Como el único hombre trabajando en primera infancia en la zona, su fama es tanta que "en todos lados me reconocen.
Donde voy me saludan". Según datos del 2022 entregados por la Subsecretaría del área a nivel país: Solo 204 hombres ejercen como educadores, asistentes y técnicos de educación parvularia MARGHERITA CORDANO F. n Las mujeres, en cambio, suman más de 91 mil.
Aquí, tres de ellos cuentan cómo llegaron a una profesión en la que son minoría, qué tipo de reacciones han recibido y por qué les parece importante marcar presencia y no quedar fuera de esta primera etapa formativa. Desde Fundación Integra informan que 14 hombres se desempeñan actualmente en sus aulas, ya sea como técnicos o educadores. En la Región de Antofagasta, uno de ellos es Gabriel Flores, de 23 años.
CEDIDA CEDIDA Los días jueves, Alexis Catribil se traslada a Codigua, en Melipilla, trabajando bajo la modalidad de Jardín Sobre Ruedas, que funciona en sedes vecinales, parroquias y consultorios, entre otros. "Estamos tres horas en cada localidad", explica. CEDIDA Solo 204 hombres ejercen como educadores, asistentes y técnicos de educación parvularia.