Autor: GABRIEL SALAZAR,
¿ES CHILE UN PAÍS DE CIUDADANOS TRAMPOSOS?
¿ ES CHILE UN PAÍS DE CIUDADANOS TRAMPOSOS? ANÁLISIS DESDE DISTINTAS MIRADAS Y DISCIPLINAS:Casos de alta notoriedad pública que son investigados por la justicia, pero también conductas en que chilenos de a pie buscan maximizar su beneficio si es necesario, a costa del de al lado abren una pregunta que aquí abordan historiadores, sociólogos, escritores y expertos en opinión pública. Evitan generalizar, pero, a la vez, reconocen ciertos rasgos y conductas que vale la pena mirar de cerca. V. GONZÁLEZ y Á.
GUZMÁN. ¿Por qué llevarse seis tulipanes, si es posible tomar la caja? ¿ Para qué pagar el pasaje, si puedo subir por atrás a la micro y hacerlo gratis? ¿ Cómo no hacer un par de llamados o pedir algunos favores, si podrían ayudar en un proceso de postulación para algún cargo público?Las investigaciones por casos de presunta corrupción, como el caso Audio o el caso Convenios, copan la prensa en el último tiempo. Bien lo saben los distintos sectores políticos, pues tanto oficialismo como oposición han recibido sus coletazos. Pero, lejos de las esferas de los altos cargos públicos o empresariales, el apego a las normas tampoco es exactamente irrestricto. Las cifras de evasión en el transporte público, los intentos de acortar una fila o, derechamente, de ignorar una norma para conseguir un mayor beneficio así lo sugieren.
No cuesta tanto encontrar ocasiones en que se pasan a llevar las “reglas de cultura o educación cívica”, como se dijo en la caótica jornada de entrega de flores frente al Centro Cívico Teatro Municipal de Las Condes. Existen cifras internacionales que no pintan al país como especialmente dado a la trampa. El ranking anticorrupción Transparency Index (del European Research Centre for Anti-Corruption and StateBuilding, dependiente del Hertie School of Governance de Berlín) posicionó a Chile y Estados Unidos como los mejor evaluados de América en 2023. La medición, que evalúa el desempeño en 19 estándares de transparencia, arrojó que nuestro país cumplía con 90% de los requerimientos. Pero aquí la percepción es algo distinta.
La encuesta CEP más reciente, por ejemplo, mostró que los chilenos consideran la corrupción como el sexto mayor problema al cual el Gobierno debiera dedicar esfuerzos, por sobre otros como la pobreza o el empleo. ¿Es Chile un país tramposo? ¿ Qué explica la frecuencia de estas conductas, ya sea en la cotidianidad o en las altas esferas públicas y privadas? “El Mercurio” buscó respuesta en el análisis de historiadores, sociólogos, escritores, expertos en comunicación y en política. Si bien la mayoría evitó hacer una generalización hay honestos y deshonestos como en otros países, replicaron, sí aparecieron pistas que ayudan a esbozar algunas explicaciones. SOMOS ONO SOMOSEl término “corrupción” da para mucho. Están los casos de alta connotación pública, pero también aquellos otros actos, si se quiere, a menor escala.
“De corrupción pequeña, por así decirlo, donde se trata de obtener pequeñas ventajas que favorezcan una posición en relación con determinados objetivos, o bienes que son escasos, por ejemplo, como los tulipanes”, dice Aldo Mascareño, sociólogo e investigador sénior del CEP. Considerando todo tipo de casos los bullados y los cotidianos, ¿somos o no? “La ocasión hace al ladrón.
Por naturaleza, no somos ni más ni menos tramposos que las personas de otros países, pero culturalmente aquí infringimos la ley con desparpajo porque nada serio te puede pasar (... ). Es inusual que te condenen por violar el límite de velocidad, robar, engañar a clientes, insultar a carabineros, dañar bienes patrimoniales o quedarte ilegalmente”, plantea el escritor y exministro Roberto Ampuero. “Todo depende del contexto: para ser hispanoamericanos somos (un país) bastante poco tramposo. Sí desconfiado y, por lo tanto, cínico. No creemos en nadie. Pero tenemos una fe ciega en esa desconfianza esencial”, señala Rafael Gumucio, también escritor.
El historiador Cristóbal García-Huidobro reconoce que desde “el punto de vista histórico y por un tema de una cultura extendida por América Latina, incluyendo a Brasil, hay ciertas ideas que llevan a pensar que, en general, puedes doblar las normas, hacerles hasta cierto punto el quite”. En todo caso, “de ahí a decir que en Chile somos un país de tramposos, me parece demasiado generalista”, acota el académico de la PUC y la Usach.
En esa misma línea, Carmen Le Foulon, académica de la Escuela de Gobierno de laUniversidad Adolfo Ibáñez, considera “importante evitar generalizaciones, ya que, como en toda sociedad y como muestran los datos, hay mucha diversidad: hay personas que efectivamente se aprovechan y sacan la vuelta, como otras muchas que no.
Si bien en 2019 27% de las personas estaba de acuerdo con que ser deshonesto a veces es una buena forma de salir adelante, poco más del 40% piensa lo contrario”. “Y lo que muestran las encuestas de opinión pública también se ve reflejado en otros indicadores.
Por ejemplo, la evasión en el Transantiago si bien ha bajado un poco, sigue siendo muy alta: en el primer semestre de 2024 llegó a 38,2%. Un valor que es incluso más alto que el observado durante el estallido social, según datos del Directorio de Transporte Público Metropolitano”, agrega.
Paulina Valenzuela, socia fundadora de la empresa de encuestas e investigación en ciencias sociales Datavoz, propone este matiz: “Diría que somos tramposos en la lógica de que buscamos el beneficio personal, pero sin la maldad, por decirlo así, de generarle un daño a otro en particular. Porque no vemos ese daño. Sin perjuicio de que esa conducta, eventualmente, puede generar un daño.
O sea, tú conoces bien las reglas del tránsito y aun así conduces sin tener los documentos”. DE LA PICARDÍA ALA VIVEZASociológicamente, complementa Mascareño, no es posible generalizar, pero este tipo de afirmaciones sí ocurren en las sociedades. Y a veces, continúa el investigador, se convierten en “autodescripciones” que hay que tener en cuenta.
“Tienen los riesgos de generar autoidentificaciones del país (... ). Si esta cuestión se establece como una autodescripción, si lo hace esta gente, ¿por qué no lo haría yo? ¿ Por qué tengo que restringirme?”, ejemplifica. Algo de autoidentificación parece haber, al menos con ideas como la de la “pillería”, tal vez parte de la herencia hispana de la literatura picaresca y personajes como el Lazarillo de Tormes. “Si bien somos una cultura mestiza, hay elementos que corren profundos en nuestra tradición cultural. Tanto así que esa pillería no es sancionada socialmente”, apunta García-Huidobro. “En general, la corrupción en Chile se da a niveles, digámoslo, de cúpula.
Y lo otro, que podríamos tipificar de corrupción a pequeña escala, en realidad está tan normalizado que es parte de las costumbres nacionales, el hacerles el quite (a las normas). Lo que no significa que éticamente no sea reprobable”, añade el historiador. “La picardía chilena es la gran trampa delimaginario chileno. Pan para la próxima hora, hambre para años. Mire a lo que nos condujo la picardía del arquero chileno que se tajeó a sí mismo en un partido... ”, agrega Ampuero.
Para el exministro, no sería patrimonio exclusivo de un sector socioeconómico, sino más bien algo transversal: “Queda de manifiesto al conducir: no se puede hacerlo conservando la debida distancia respecto al vehículo que antecede, porque los demás lo ven como una oportunidad para colarse, que aprovechan de inmediato.
Ahí no prima el concepto del pícaro, sino el del vivaracho, el que se aviva, para obtener ventajas, dejando como gil al que actúa con algo de conciencia cívica”. LOS ORÍGENESPara García-Huidobro, los antecedentes de estas conductas pueden trazarse largo tiempo atrás: hasta el proceso de colonización y los días en que, a miles de kilómetros de la realeza española, poca opción había de fiscalizar los comportamientos: “De hecho, se acuñó un dicho: Dios está en el cielo, el rey está en España y yo estoy aquí. En el fondo, estoy muy lejos del brazo de la ley”. Así y todo, con elementos de corrupción, la administración funcionaba y “eso terminó convirtiéndose en una tónica a nivel cultural. Hecha la ley, hecha la trampa. Lamentablemente lleva a eso, a que yo puedo doblar la norma, probar su resistencia”. “El hecho de que en la América española, “La picardía chilena es la gran trampa del imaginario chileno.
Pan para la próxima hora, hambre para años”. ROBERTO AMPUERO, NOVELISTA Y EXMINISTRO“Como muestran los datos, hay mucha diversidad: hay personas que efectivamente se aprovechan y sacan la vuelta, como otras muchas que no”. CARMEN LE FOULON, ACADÉMICA DE LA UAI“Cuando la tasa de salario es insegura y está por el suelo, la tasa del robo se pone por encima”. Roberto Ampuero, novelista y exministro.
OLLAVRACNAITSIRCANEVARAROTCÉHZEPÓLODRAUDENAUJAELOREIVAJOCSICNARFno estoy pensando en Chile solamente, incluso en Brasil, es importante a quién tú conoces, más que cuánto tienes; que es mejor tener amigos que plata, viejo dicho nacional (... ), es la forma en que se construyó la sociedad colonial y la republicana”, añade. Otra visión tiene Gabriel Salazar, premio nacional de Historia en 2006. “Tiene que ver con el capitalismo”, asegura.
El desarrollo de un capitalismo mercantil y financiero, en contraste a uno enfocado en el desarrollo industrial, habría fomentado el énfasis en la acumulación de dinero, sin tener como una prioridad, por ejemplo, los sueldos de los trabajadores. “Cuando la tasa de salario es insegura y está por el suelo, la tasa del robo se pone por encima, y tienes un enorme aumento de la delincuencia”, señala.
Pese a que en sus orígenes existió una ética ligada al capitalismo “eso fue cambiando radicalmente”, según Salazar, “porque el nuevo modelo neoliberal no está asociado precisamente a la ética protestante o calvinista (... ), no contiene una escala de valores”. Pero ¿ qué explicaría que en Chile no se dé el mismo respeto a ciertas normas cívicas que se ve en otros países? “Casi todos los países europeos están felices de su historia (... ) y por eso se respetan a sí mismos, respetan las leyes, las costumbres, etc.
Aquí en Chile los chiquillos no se identifican con nada de nuestra historia”, afirma Salazar. ¿A MAYOR BUROCRACIA, MAYOR TENTACIÓN?Para Mascareño, un factor clave para el surgimiento de este tipo de conductas es el bajo rendimiento o la falta de eficacia de las instituciones o las vías oficiales para conseguir algo. Si los canales paralelos son vistos como más eficientes, ahí surge una motivación.
Lo ejemplifica con la llamada “permisología”. “Si para obtener un permiso para la creación de cualquier negocio pequeño o grande, los tiempos corren entre un año y cinco, entonces el incentivo está puesto para que existan formas de eludir esa vía formal y encontrar cuáles son las vías alternativas”, plantea.
Si bien la institucionalización de Chile fue precisamente el rasgo que le permitió mantener a raya, hasta cierto punto, la instalación de otras formas de relacionamiento sociales para obtener objetivos, es también la característica que puede hoy estar fomentándolas.
La burocracia, según Mascareño, tiende a producir mayor burocracia, pero “cuando se pasa un umbral (... ) y hay una burocratización excesiva de esas instituciones, comienza la búsqueda de alternativas, a nivel de las personas, por la pérdida de tiempo que significa, por la ineficiencia en la entrega de rendimiento”. nANÁLISIS DESDE DISTINTAS MIRADAS Y DISCIPLINAS:. C a r m e n L e Foulon, académica de la UAI. Gabriel Salazar, historiador.