Autor: POR PAPA FRANCISCO
Sobre el papel de la literatura en la formación
Sobre el papel de la literatura en la formación, literatura en la formación HUMANITAS POR PAPA FRANCISCO. En el contexto de las vacaciones de verano del hemisferio norte, el Papa Francisco publicó el domingo esta reflexión escrita el 14 de julio.
Si bien su primera intención parece haber sido dirigirla a los candidatos al sacerdocio, termina siendo un mensaje para todos los cristianos, donde releva el importante rol de la lectura de ficción y la poesía, no solo por su aporte a las capacidades prácticas de comunicación y comprensión, sino sobre todo por lo que revela de las profundidades del ser humano y cómo puede determinar la aproximación a la otredad. Compartimos algunos párrafos seleccionados, el texto completo se encuentra disponible en vatican. va. 1.
Al inicio había pensado escribir un título que se refiriera a la formación sacerdotal, pero luego pensé que, de manera similar, estas cosas pueden decirse de la formación de todos los agentes de pastoral, así como de cualquier cristiano. Me refiero a la importancia que tiene la lectura de novelas y poemas en el camino de la maduración personal. 2.
Con frecuencia, entre el aburrimiento de las vacaciones, el calor y la soledad de los barrios desolados, encontrar un buen libro de lectura llega a ser como un oasis que nos aleja de otras actividades que no nos hacen bien.
Tampoco faltan los momentos de cansancio, de rabia, de decepción, de fracaso, y cuando ni siquiera en la oración conseguimos encontrar la quietud del alma, un buen libro, al menos, nos ayuda a ir sobrellevando la tormenta, hasta que consigamos tener un poco más de serenidad. Puede ser que esa lectura consiga abrir en nosotros nuevos espacios de interiorización que eviten que nos encerremos en esas anómalas ideas obsesivas que nos acechan irremediablemente. Antes de la llegada omnipresente de los medios de comunicación, redes so= ciales, teléfonos móviles y otros dispositivos, la lectura era una experiencia frecuente, y quienes la han vivido saben de lo que hablo. No es algo pasado de moda. 3.
A diferencia de los medios audiovisuales, donde el contenido en sí es más completo, y el margen y el tiempo para "enriquecer" la narración o interpretarla suelen ser reducidos, en la lectura de un libro, el lector es mucho más activo.
En cierta forma él reescribe la obra, la amplía con su imaginación, crea su mundo, utiliza sus habilidades, su memoria, sus sueños, su propia historia llena de dramatismo y simbolismo, y de este modo lo que resulta es una obra muy distinta de la que el autor pretendía escribir. Una obra literaria es, pues, un texto vivo y siempre fecundo, capaz de volver a hablar de muchas maneras y de producir una síntesis original en cada lector que encuentra.
Al leer, el lector se enriquece con lo que recibe del autor, pero esto le permite al mismo tiempo hacer brotar la riqueza de su propia persona, de modo que cada nueva obra que lee renueva y amplía su universo personal. (... ) Fe y cultura 8. Por otra parte, para un creyente que quiera sinceramente entrar en diálogo con la cultura de su tiempo, o simplemente con la vida de personas concretas, la literatura se hace indispensable.
Con razón, el Concilio Vaticano II afirma que *. Esta es la cuestión: la tarea de los creyentes, y en particular de los sacerdotes, es precisamente "tocar" el corazón del ser humano contemporáneo para que se conmueva y se abra ante el anuncio del Señor Jesús y, en este esfuerzo, la contribución que la literatura y la poesía pueden ofrecer es de un valor inigualable. 22. T.S. Eliot, el poeta a quien el espíritu cristiano le debe obras literarias que han marcado la contemporaneidad, ha definido justamente la crisis religiosa moderna como una crisis con una "incapacidad emotiva"* generalizada. Ala luz de esta lectura de la realidad, hoy el problema de la fe no es en primera instancia el de creer más o creer menos en las proposiciones doctrinales. Está más bien relacionado con la incapacidad de muchos para emocio= narse ante Dios, ante su creación, ante los otros seres. Sobre el papel de la literatura en la formación de sanar y enriquecer nuestra sensibilidad. Por eso, al regresar del Viaje Apostólico en Japón, cuando me preguntaron qué ha de aprender Occidente de Oriente, respondí: «creo que Occidente carece de un poco de poesía»*. (... ) Atención y digestión 30.
En cuanto al contenido, se debe reconocer que la literatura es como "un telescopio" --según la célebre imagen acuñada por Proust*enfocado en los seres y en las cosas, imprescindible para concentrarse en "la gran distancia" que lo cotidiano traza entre nuestra percepción y el conjunto de la experiencia humana. «La literatura es como un laboratorio fotográfico, en el que es posible elaborar las imágenes de la vida»*, a fin de que descubran sus delimitaciones y matices. Esto es para lo que "sirve" la literatura, para "desarrollar" las imágenes de la vida, para preguntarnos sobre su significado. En pocas palabras, sirve para hacer eficazmente experiencia de vida. (... ) Ver a través de los ojos de los demás 34. En cuanto ala forma del discurso, pasa lo siguiente: leyendo un texto literario, nos ponemos en la condición de «ver también por otros ojos»* ampliando la perspectiva que expande nuestra humanidad.
De este modo, se activa en nosotros el empático poder de la imaginación, que es un vehículo fundamental para esa capacidad de identificarse con el punto de vista, la condición "La originalidad de la palabra literaria está en el hecho de que expresa y transmite la riqueza de la experiencia sin objetivarla en la representación descriptiva del saber analítico o en el examen normativo del juicio crítico, sino como contenido del esfuerzo de la expresión e interpretación? Papa Francisco. "(... ) encontrar un buen libro de lectura llega a ser como un oasis que nos aleja de otras actividades que no nos hacen bien", Papa Francisco. y el sentimiento de los demás, sin la cual no existe la solidaridad ni se comparte, no hay compasión ni misericordia. Leyendo descubrimos que lo que sentimos no es sólo nuestro, es universal, y de este modo, ni siquiera la persona más abandonada se siente sola. 35.
La diversidad maravillosa del ser humano y la pluralidad diacrónica y sin= crónica de culturas y saberes se configuran en la literatura con un lenguaje capaz de respetarlas y expresar su variedad, pero, al mismo tiempo, se traducen en una gramática simbólica del sentido que nos las hace, no extrañas, sino inteligibles y compartidas.
La originalidad de la palabra literaria está en el hecho de que expresa y transmite la riqueza de la experiencia sin objetivarla en la representación descriptiva del saber analítico o en el examen normativo del juicio crítico, sino como contenido del esfuerzo de la expresión e interpretación que buscan dar sentido a la experiencia en cuestión. 36.
Cuando se lee un relato, gracias a la visión del autor, cada quien imagina a su modo el llanto de una joven abandonada, la anciana cubriendo el cuerpo de su nieto dormido, la pasión de un pequeño emprendedor que trata de salir adelante a pesar de las dificultades, la humillación de quien se siente criticado por todos, el joven que sueña en una vida miserable y violenta como única salida al dolor.
A medida que identificamos rastros de nuestro mundo interior en medio de esas historias, nos volvemos más sensibles frente alas experiencias de los demás, salimos de nosotros mismos para entrar en lo profundo de su interior, podemos entender un poco más sus fatigas y deseos, vemos la realidad con sus ojos y finalmente nos volvemos sus compañeros de camino.
De este modo, 'nos sumergimos en la existencia concreta e interior del verdulero, de la prostituta, del niño que crece sin padres, de la esposa del albañil, de la viejita que aún cree que encontrará su príncipe azul. Y esto lo podemos hacer con empatía y, a veces, con tolerancia y comprensión. 37. Jean Cocteau escribió a Jacques Maritain: cla literatura es imposible.
Es necesario salir de uno a través de la literatura; sólo el amor y la fe nos permiten salir de nosotros mismos»*. Pero ¿ en verdad salimos de nosotros mismos si no arden en el corazón los sufrimientos y alegrías de los demás? Prefiero pensar que, siendo cristianos, nada que sea humano nos es indiferente. 38. Asimismo, la literatura no es relativista, porque no nos despoja de criterios de valor.
La representación simbólica del bien y del mal, de lo verdadero y lo falso, como dimensiones que en la literatura toman forma de existencias individuales y de acontecimientos históricos colectivos, no neutraliza el juicio moral, sino que le impide que se vuelva ciego o superficialmente condenatorio. Jesús nos interpela: «¿ Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?» (Mt 7,3). 39. Y al contemplar la violencia, limita= ción o fragilidad de los demás tenemos la posibilidad de reflexionar mejor sobre la nuestra.
Al abrir al lector a una visión amplia de la riqueza y la miseria de la experiencia humana, la literatura educa su mirada a la lentitud de la comprensión, a la humildad de la no simplificación y ala mansedumbre de no pretender controlar la realidad y la condición humana a través del juicio.
Es cierto que es necesario el juicio, pero nunca hay que olvidar su alcance limitado; en efecto, este nunca debe desembocar en una condena a muerte, en una eliminación, en la supresión de la humanidad en beneficio de una árida absolutización de la ley. 40.
La mirada de la literatura forma al lector en la descentralización, en el sentido del límite, en la renuncia al dominio, cognitivo y crítico, en la experiencia, enseñándole una pobreza que es fuente de extraordinaria riqueza.
Al reconocer la inutilidad y quizá también la imposibilidad de reducirel misterio del mundo y el ser humano a una antinómica polaridad de verdadero/falso o justo/injusto, el lector acoge el deber del juicio no como un instrumento de dominio sino como un impulso hacia la escucha incesante y como disponibilidad para ponerse en juego en esa extraordinaria riqueza de la historia debida a la presencia del Espíritu, que se da también como gracia; es decir, como acontecimiento imprevisible e incomprensible queno depende de la acción humana, sino que redefine al ser humano como esperanza de salvación. (... ) humano como esperanza de salvación. (... ) Veintiséis años sirviendo al encuentro de la fe y la cultura www.humanitas.cl www.humanitas.cl.