EE.UU: la hora de la verdad
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UU: la hora de la verdad E N F O Q U E S I N T E R N A C I O N A L E S La inquietud de Ucrania Desde la mirada del gobierno ucraniano, el resultado de estas elecciones también es relevante para el futuro de su guerra contra Rusia. Trump ha dicho que puede terminar con el conflicto en solo un día, aunque nunca ha explicado cómo.
Y, por lo mismo, en Kiev temen que eso implique que Washington reduzca su apoyo militar y diplomático, como una manera de presionar al gobierno del Presidente Zelenski a aceptar un punto final a la guerra, aunque eso signifique renunciar al 20 por ciento de su territorio capturado por Rusia. Eso también implicaría un quiebre con los aliados europeos de EE.UU., para quienes el desenlace de la guerra definirá el futuro del continente en términos de seguridad y defensa. Y, por lo mismo, no es un misterio que muchos gobiernos ya han considerado un escenario en el que se queden solos apoyando a Kiev.
En todo caso, un eventual desmarque estadounidense respecto de Ucrania tendría un impacto global, ya que debilitaría de manera grave la posición de liderazgo mundial de Washington y generaría profundas dudas entre sus aliados también en el resto del mundo.
Por ejemplo, ¿qué pasaría con Taiwán frente a los planes de China de anexar la isla, incluso por la fuerza? ¿ O cómo quedaría Corea del Sur ante las constantes amenazas nucleares de Kim Jongun? Esas aún son preguntas sin respuesta.
Es probable que esta elección quede inscrita como una de las más polarizadas de la historia reciente de EE.UU., marcada por el frustrado empeño del Presidente Joe Biden de competir por un segundo mandato, la polémica decisión de bajar su candidatura, el ingreso de urgencia de Harris en la carrera, y los dos fallidos intentos de asesinato contra Trump. La Constitución de Estados Unidos establece solo tres requisitos para ser candidato a la Presidencia: haber nacido en EE.UU., ser mayor de 35 años y tener al menos 14 años en el país. En ese contexto, el triunfo de Donald Trump sería un duro golpe para los demócratas, pero sobre todo para aquellos que ven en él una amenaza a la institucionalidad.
Las polémicas de su primer período, como su cercanía con Rusia, las amenazas al jefe del FBI (a quien terminó despidiendo), las causas judiciales abiertas en su contra y su responsabilidad en el asalto al Capitolio (en enero de 2021) son episodios que muchos estadounidenses consideran incompatibles con la dignidad del cargo de presidente de la democracia más poderosa del mundo. Sin embargo, para los millones de ciudadanos que apoyan incondicionalmente a Trump, esos antecedentes carecen de importancia, lo que demuestra el progresivo deterioro de las bases democráticas de EE.UU. Por otra parte, el triunfo de Harris significaría que por primera vez una mujer (hija de madre india y padre jamaicano, además) llegaría a la Casa Blanca.
Pero eso, probablemente, también polarizará al país, sobre todo pensando en que Trump objetará su victoria y afirmará una vez más que "le robaron la elección". En ese aspecto, el primer gran desafío de Harris sería soportar los embates de Trump y de sus partidarios, así como mantener la estabilidad interna. Además, es importante recordar que el antiguo concepto de "los primeros cien días" ya no es un período de gracia y que los ciudadanos exigen resultados más rápidos. Eso pondrá presión sobre el desempeño del ganador desde el primer momento.
A nivel internacional, los aliados de EE.UU. en Europa y Asia ven con preocupación un regreso de Trump a la Casa Blanca, considerando su conocida posición aislacionista, su distancia del multilateralismo y su cercanía con diferentes autócratas. A su vez, la comunidad internacional esperaría cierta continuidad en la política exterior de EE.UU. con Harris, aunque para muchos ella sigue despertando más interrogantes que certezas como posible líder mundial. EE.
UU: la hora de la verdad Mañana es el día en que se debiera resolver la gran interrogante de quién será el nuevo Presidente de Estados Unidos a partir del próximo 20 de enero: el exmandatario republicano Donald Trump o la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris.
Dos nombres que definen distintos futuros tanto para esta potencia como para el resto del mundo. ¿Y América Latina? Para Donald Trump, Latinoamérica es más una amenaza migratoria que una oportunidad en términos de desarrollo, alianzas y cooperación. Su obsesión respecto de la frontera con México es un ejemplo, aunque hoy la mayoría de los migrantes provenga de América Central.
D u r a n t e s u p r i m e r m a n d a t o (2017-2021), algo parecido a una agenda para América Latina solo se manifestó --en gran medida-en su tibio apoyo a la oposición venezolana, su participación de la cumbre del G20 en Buenos Aires y la restauración de sanciones sobre Cuba. Probablemente, en un nuevo mandato, nuestra región despertará un mayor interés para Trump solo en la medida en que sea entendida como un escenario más para el enfrentamiento entre Washington y Beijing.
Porque es un hecho que, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, EE.UU. enfocó todos sus recursos en la larga y desgastadora Guerra contra el Terrorismo, fundamentalmente en Asia Central y Medio Oriente, dejando de lado otras regiones.
A su vez, durante el actual mandato de Joe Biden, América Latina tampoco ha tenido una presencia relevante en la agenda de la Casa Blanca. ¿Cambiará eso con Harris? Difícil saberlo, por lo que resulta prudente mantener bajas las expectativas..