SUICIDIO EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
SUICIDIO EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES Los Los problemas de salud mental están siendo una problemática importante en estos tiempos, están afectando a nuestra población en distintos rangos etanos, y nuestros adolescentes no son la excepción.
El contexto escolar y de educación superior que debería ser un espacio que otorgue seguridad y protección a nuestros niños, niñas y adolescentes (NNA) lamentablemente hoy se encuentra muy teñido por situaciones de violencia que afectan de manera directa su salud mental, y cuando hablamos de situaciones de violencia no solo se refiere a violencia física y psicológica, sino que las redes sociales y el uso de internet está siendo un medio para ejercer violencia entre pares. La falta de atención psicológica frente a problemas de salud mental puede llevar a la evolución y mayor gravedad de éstos, siendo una consecuencia posible la conducta suicida. La decisión de quitarse la vida está asociada en un 90% a la presencia de otros problemas de salud mental, dentro de ellos el abuso de sustancias, depresión, intentos previos y trastorno de conducta.
Sin embargo, cuando hablamos de suicidio, es importante tener claro que no es posible explicarlo desde la presencia de una patología únicamente, sino que está causado por muchos factores que confluyen y dan paso a esta conducta.
En esta etapa, se observa una necesidad de autonomía de la familia, de sentirse un individuo que toma sus propias decisiones, aparece un marcado egocentrismo que les hace sentir que son el centro de atención de los demás, además de la búsqueda de reconocimiento y de pertenencia con su grupo de pares.
Cuando el adolescente siente que no logra esta autonomía, que sus pares no lo ven como él quisiera, no lo valoran o no lo aceptan, puede desencadenar en una sensación de malestar que afecta su salud mental. La falta de habilidades para resolver conflictos, la baja autoestima, la impulsividad y la dificultad para expresar emociones, también resultan ser características personales que pueden asociarse a la aparición de la conducta suicida.
Por lo tanto, el rol de la familia y de la educación formal es poder identificar la presencia de factores de riesgo en sus hijos, hijas o estudiantes, generar vínculos afectivos que faciliten la búsqueda de ayuda y contención por parte de ellos, junto a la promoción de una sana convivencia que esté caracterizada por el respeto, la aceptación y los buenos tratos como parte fundamental del cómo relacionamos como seres humanos. TZ) PAMELA ANGULO Psicólogo. UST.