Autor: NICOLÁS LUCO
Ceremonia crucial
Ceremonia crucial OPINIÓNMe puse traje, corbata, zapatones negros, para la conmemoración de los 60 años de la Academia Chilena de Ciencias. Llegué mientras hablaba la presidenta, premio nacional de Ciencias Naturales, Dra. María Cecilia Hidalgo, de luminoso celeste. Me senté junto al premio nacional de Ciencias Aplicadas (2000) Andrés Weintraub, también de celeste.
En primera fila, escuchaban la ministra de Ciencias, Aisén Etcheverry; la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés; el vicerrector de Investigación de la UC, Pedro Bouchon, y de espaldas hacia el público, una persona joven, de moño, con vestido rojo. La Dra. Hidalgo nos llevó de la mano por hitos de los científicos en Chile. Era como el árbol genealógico de los y las presentes. Gente admirable, como el exministro de Ciencias, Andrés Couve, y Alexis Kalergis, tan clave ambos en la gestión de las vacunas para elcovid-19. Pero mis ojos volvían a la mujer de rojo en primera fila. Uno de los momentos dramáticos de la exposición de la presidenta fue cuando mostró que cada año, de todos los proyectos de investigación, pocos, como un 5%, eran elegidos como admisibles.
Y de esos pocos, como un 10% recibían fondos. (La ministra Etcheverry, que debe defender el presupuesto de Ciencias, asentía). (Andrés Weintraub me susurró que uno de los jueces internacionales de estos concursos le había dicho: “¿ Para qué me traen a juzgar? ¡ Son proyectos muy buenos! ¡Apruébenlos todos! ”). Cuando la Dra. Hidalgo se quejó de la distancia entre la investigación y la industria, la persona de rojo asintió. ¡Subió a la testera! Se trataba de Rosario Navarro, presidenta de la Sofofa. Habló magistralmente. Con toda claridad, dijo que a la industria no se le podía pedir que contratara acientíficos para darles un escritorio. Los necesitaban para aplicar su metodología. Para analizar, mirar al futuro, mejorar el cómo, con datos. Sugirió agrupar preguntas de la industria, buscar startups para resolverlas. Alabó la asociatividad, para tentar a los capitales de riesgo. Y al final, desafiante, miró al auditorio y preguntó: “¿ Qué esperan ustedes de la industria?”. Quedé muy impresionado. Nunca ha sido simple el diálogo investigación-industria. Ella asumía el tema. Hubo respuestas: la rectora Rosa Devés reforzó la idea de cuánto talento se pierde, enumeró problemas que resolver. La ministra Aisén Etcheverry presentó la urgencia de subrayar el valor de la ciencia, del método científico. El vicerrector Pedro Bouchon pidió flexibilizar la educación para responder al hoy. Y el vicepresidente de Corfo, JoséMiguel Benavente, destacó la capacidad de los científicos para formular las preguntas “saben de preguntas difíciles”, estructuran los problemas.
En el cóctel, el exdecano de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, Francisco Brieva, se preguntaba cómo lograr los grandes quiebres en la ciencia, como ocurrió a principios del siglo pasado, tan transformadores. Se nos acercó Rosario Navarro, la felicité. (Me sugirió un café, otro día). Y me subí al metro con Francisco Brieva (con la conversa, se me pasó una estación)..