Aborto y eutanasia dividen a los chilenos
Aborto y eutanasia dividen a los chilenos Mario Morales Burgos Profesor En aras del “progresismo”, algunos eufóricos levantan levantan banderas para impulsar temas esenciales, que vienen a tropezar con valores y principios que han marcado y determinado el espíritu de la humanidad.
Aborto y eutanasia tienen que ver con poner término a la vida, por lo tanto, es una decisión que no puede sostenerse con la adhesión de unos cuantos, sino que debe ser una expresión de las mayorías.
El tema del aborto libre emerge con mucha fuerza en el transcurso del siglo pasado, en medio de un contexto social donde no habían políticas preventivas ni tampoco la cobertura ni gama de anticonceptivos que hoy existen, trayendo como consecuencia un alto índice de embarazojuvenil y no deseado, estimulando el aborto clandestino con lamentables consecuencias. consecuencias. Frente a esta realidad se hablaba del aborto y de la necesidad de legislar, cuestión que para entonces parecía razonable. La eutanasia también es otro tema que tiene detractores y adherentes. En el mundo hay países donde se ha legalizado. Los datos señalan que sobre su aplicación hay registros pocos significativos, cuestión que bien vale la pena tenerlas presentes a la hora de tomar decisiones legislativas.
Ambos temas, aunque algunos no lo reconozcan, están relacionados con los principios y valores individuales, individuales, razón por lo cual requieren de un amplio consenso social que solo puede advenir ejercitando, ejercitando, en plenitud, la democracia a través de plebiscitos nacionales. En el caso del aborto, necesariamente, se deberá consultar a la mujer chilena y asumir, democráticamente, democráticamente, lo que ellas resuelvan por amplia mayoría; pues son ellas quienes sufrirán los efectos de un aborto. De la misma manera legislar a favor de la eutanasia debe generarse producto de un amplio acuerdo social, consultándole a todos los ciudadanos del país.
No es aceptable ni representativo, que estos temas tan importantes para las personas sean resueltos sin la participación colectiva y sin un verdadero debate, que se sustente en datos objetivos; pues sólo de esta forma es posible asumir los cambios en aquellos temas que tienen profundos componentes éticos, valóricos y culturales, sin provocar divisiones y tensiones. No se puede dejar de señalar que la priorización de estos temas, en la agenda legislativa actual, no resultan alineados con las verdaderas preocupaciones de los chilenos. Aborto y eutanasia dividen a los chilenos;1].