4 de marzo de 1814: heroísmo patriota en la Plaza de Talca
4 de marzo de 1814: heroísmo patriota en la Plaza de Talca Jorge Valderrama Gutiérrez 4 de marzo de 1814: heroísmo patriota en la Plaza de Talca L as primeras campañas de la Independencia tuvieron como escenario el territorio comprendido entre Concepción y Talca, en el cual la defensa y dominio del río Maule fue hito importante, por lo cual se popularizó el dicho -existente desde tiempos incásicos"quien pase el Maule, gobierna Chile". Eran tiempos inestables, en los que se alzaba como paradigma de libertad y audacia el general José Miguel Carrera, quien alejó al país de su marasmo.
Aunque las primeras escaramuzas contra los soldados del monarca español fueron favorables a los patriotas (lo que contribuyó a levantar el ánimo), al poco tiempo se sucedieron acontecimientos desafortunados: el Sitio de Chillán, lentitud en las operaciones ofensivas y el desmembramiento de tropas, que convulsionaron al país y obligaron a la Junta Gubernativa -residente en Santiagoa tomar medidas enérgicas que confluyeran en cambios radicales en la dirección de la guerra. Por tal razón, el Gobierno se trasladó a Talca el 21 de octubre de 1813, quitándole el mando del Ejército al general José Miguel Carrera y colocando en su lugar al coronel Bernardo O'Higgins. Además, el 27 de noviembre de ese año designó al coronel Carlos Spano y Padilla en la dirección del Cuerpo de Granaderos.
Secretario de guerra Empero, ¿quién era aquel oficial español que abrazó la causa patriota? Bueno, Spano era un militar español de nacimiento, pero chileno de espíritu, poseedor de brillantes antecedentes militares y a quien mucho debía la causa emancipadora. En 1812 puso su espada y sus energías al servicio de su nueva patria y la de sus hijas: Concepción, Pilar y Rosario, siendo ascendido a sargento mayor e incorporado al Cuerpo de Granaderos. En ese contexto, el 6 de abril de ese año se dirigió a Talca, donde reclutó y disciplinó a 200 milicianos de esa urbe. A inicios de 1813 fue nombrado secretario de guerra con el grado de coronel; y el 12 de mayo de ese mismo año el Gobierno le concedió la ciudadanía chilena.
De esa manera, en Concepción y Talcahuano demostró ser un soldado valeroso; y en el Sitio de Chillán (del 27 de julio al 10 de agosto de 1813), sostenido por las tropas al mando del general Carrera, secundó poderosamente a Juan Mackenna, a O'Higgins y Oller, siendo el primero en romper el fuego la mañana del 3 de agosto para luego lanzarse al asalto contra las tropas de Juan Francisco Sánchez.
Al retroceder los patriotas, levantó en alto un estandarte y su espada conminándoles a pelear, hasta que una bala enemiga incendió un armón con pólvora, cayendo herido producto de la explosión, la que le dejó la cara quemada y el cuerpo ennegrecido y sangrante.
Regresó a la capital para restablecerse de aquellas graves heridas, siendo nombrado comandante de granaderos en reemplazo del general José Miguel Carrera, posesionándose de su cargo el 9 de diciembre, cuando comenzó a reorganizar a la tropa y adiestrar a nuevos reclutas. El pasado martes 4 de marzo se conmemoraron 211 años de aquel choque de armas entre la avanzada del ejército del brigadier Antonio Pareja y los escasos defensores de la ciudad.
En ese entonces, las familias fieles a la monarquía prestaron toda su colaboración al enemigo, informándole acerca de las debilidades defensivas de las fuerzas patriotas que resguardaban el débil bastión talquino Imagen idealizada del coronel Carlos Spano Padilla, oficial español que abrazó la causa patriota, y a quien el 12 de mayo de 1813 el Gobierno le concedió la ciudadanía chilena. Murió como un héroe defendiendo la Plaza de Talca. SIGUE EN LA PÁGINA 16.4 de marzo de 1814: heroísmo patriota en la Plaza de Talca fusiles descompuestos enviados por O'Higgins proseguir de inmediato su camino hacia Santiago, para evitar que cayeran en manos realistas. Todo ello dejó vulnerable a Talca frente al poderío español que amenazaba con tropas situadas en Linares, Longaví y Parral.
Por lo tanto, el coronel Carlos Spano -investido como gobernador y comandante general de la urbesolamente contaba con 120 soldados, conformados por: 70 artilleros, 30 milicianos, 20 lanceros y tres cañones; y al día siguiente de haber salido la Junta, recibió informaciones del sur en las que Juan Mackenna instaba el pronto envío de auxilio, so pena de perder toda la división a su mando. Paralelamente, tomaba conocimiento de que partidas guerrilleras enemigas amenazaban la ciudad y de que el espía español José Miguel Ojeda advertía a los talquinos del inevitable ataque.
Igualmente, previendo el peligro de un choque armado, el 2 de marzo envió un mensajero a Curicó informando a la Junta sobre la solicitud de O'Higgins, la debilidad de las fuerzas de Talca y sus respaldadas sospechas de una incursión española. No obstante, la Junta no dimensionó sus aprensiones y sólo ordenó el alistamiento de las milicias, prosiguiendo su camino a Santiago. Al no obtener ayuda, el día 3 nuevamente dirigió otra comunicación a la Junta, la que no recibiría contestación pues los enemigos no le dieron tiempo a esperar refuerzo alguno.
Así, la noche del 3 de marzo, el aguerrido coronel realista, Ildefonso Elorreaga, desobedeciendo órdenes de Gaínza tras conocer información oportuna y relevante atravesó el Maule con poco más de 300 hombres, de los cuales 150 eran soldados de línea bien armados y experimentados en el combate.
Rugen los cañones En ese entonces, Talca contaba con muchos vecinos fieles a la monarquía y, salvo excepciones honrosas, a la poca fuerza para la defensa se unía la mala fe de sus habitantes, algunos de los cuales informaron al enemigo acerca de las debilidades defensivas. Spano tenía la doble misión de defender la Plaza de Talca de las fuerzas guerrilleras del comandante Ildefonso Elorreaga, y satisfacer las órdenes de O'Higgins. Así las cosas, la madrugada del 4 de marzo de 1814, la fresca brisa que mecía las hojas de los árboles de la plaza no hacía presagiar el enfrentamiento que se avecinaba. Al despuntar los primeros rayos de sol destellaron los sables, bayonetas y adornos metálicos de los patriotas que protegían la ciudad. Spano... aguardaba. En tanto, el comandante Elorreaga había pasado por el camino que desde el paso del Maule por Duao conducía a la ciudad.
Enseguida, avanzando por las calles de Talca con sus soldados de línea y guerrilleros, hizo un alto en los suburbios, y a eso de las siete de la mañana envió al oficial español y vecino talquino Ángel Calvo con una nota de intimidación. Calvo penetró como parlamentario por la Calle de Comercio (1 Sur), entregando al jefe chileno la nota mediante la cual le conminaba rendirse y entregar la plaza.
La misiva resaltaba "que si me da lugar al disparo de un fusilazo, pasaré la guarnición a cuchillo". Sin acobardarse por el ultimátum, Spano explicó la situación al Cabildo y a sus oficiales, entre los que estaba el teniente de artillería Marcos Gamero y Toro, de 17 años. Ese joven oficial afirmó que la defensa debería hacerse hasta morir por la bandera. Aun así, se determinó intentar dilatar la situación en espera de la llegada de las fuerzas patriotas, que ya venían en camino a las órdenes de Juan Rafael Bascuñán.
Finalmente, respondió que aceptaba una capitulación honrosa, pero que Elorreaga debería mantenerse en las afueras de la ciudad, resaltando su arenga: "... Sólo después de mi muerte podrá ocupar la ciudad que está encargada a mi cuidado". Luego erigió barricadas en los cuatros vértices de la Plaza de Armas, ubicando en tres de las esquinas los únicos cañones que poseía: en la esquina surponiente a cargo del mayor Guzmán, en la suroriente del teniente Gamero y en la norponiente del teniente Cienfuegos, VIENE DE LA PÁGINA 15 Presagios de una batalla A inicios de 1814, era un hecho que los realistas estaban concentrados en Concepción a las órdenes del recién llegado brigadier Gabino Gaínza, enviado por el Virrey Abascal tras la muerte de Antonio Pareja.
Con sus fuerzas y las traídas desde el Perú, juntaba unos 3.000 hombres, bien pertrechados, además de la colaboración de los araucanos, que guardaban por el sur sus espaldas y ofrecían acudir en su auxilio cuando se les solicitara.
De esa manera, el avance de Gaínza hacia el norte fue un movimiento que probablemente la Junta Gubernativa no sopesó debidamente, porque hasta antes que retornara a Santiago el 1 de marzo de 1814 la plaza de Talca estaba protegida por una guarnición de 390 hombres: 170 fusileros, 60 granaderos, 70 artilleros, 90 lanceros milicianos y tres cañones.
No obstante, ¡con su partida a la capital se llevó imprudentemente una escolta de 40 granaderos, dejando a la ciudad absolutamente vulnerable a un inminente ataque! Como Talca era el único bastión patriota en el sur, debía suministrar todos los elementos necesarios que requería el ejército establecido en Concepción; tuvo que enviar 230 soldados al sur a petición de O'Higgins, a cargo del comandante de granaderos Juan Rafael Bascuñán (así como animales, dinero, municiones y víveres), además de ordenar a los arrieros que transportaban 200 Subteniente de artillería Marcos Gamero y Toro. Hijo de don Marcos Alonso de Gamero -comerciante que estableció la primera fábrica de pólvora en 1788y de doña María Ana Toro, fue nieto del Conde la Conquista Mateo de Toro y Zambrano.
La toma de Talca por las tropas monárquicas, el 4 de marzo de 1814, caló hondo en el espíritu de los patriotas, fundamentalmente por el temor existente en Santiago que quedó expuesto a las fuerzas realistas. Bandera y escudo de la Patria Vieja. Archivo del autor.
Monolito erigido en la Plaza de Armas de Talca, que recuerda el sitio en que murió abrazado al pabellón el comandante Carlos Spano.. 4 de marzo de 1814: heroísmo patriota en la Plaza de Talca Fajas modeladoras reductoras de alta y mediana compresión 100% colombianas 8 Oriente entre 1 Sur y 1 Norte # 1124, (Entrada) Galería Doña Andrea Pantys antitromboticas de compresión Ropa interior en general dama, varones y niños y envió un mensaje al comandante Bascuñán ordenándole volver a Talca. Aún no construían la última trinchera cuando les cayó el enemigo por las calles de Cruz y del Comercio (1 Oriente con 1 Sur). Eran las nueve de la mañana. Entonces se alzó la grandeza de Spano. Dando coraje a sus hombres, con serenidad desenvainó su espada y les espetó: "¡ De ellos es el número, de nosotros el valor. Recordad que si somos vencidos la patria nos tomará cuentas de nuestras acciones!". Comenzaba un desigual combate con ardor y valentía.
Al tronar de los cañones, el choque de sables, el relampagueo de las bayonetas y los gemidos de los heridos, la figura de Spano se multiplicaba por los cuatro puntos cruciales, atrayendo voluntarios para la defensa patriota. De igual forma, Marcos Gamero, el muchacho héroe, arrojaba un mar de fuego contra los enemigos, cuyo ímpetu inicial dio paso a la impotencia.
Al sentir el denuedo de aquellos valientes que mantenían en alto el pabellón nacional al centro de la plaza, los oficiales Guzmán y Silva no daban pie atrás, y Cienfuegos empujaba al enemigo comandado por el oficial español Ángel Calvo, el que huía precipitadamente por Calle de Molina (1 Norte). Dos horas duraba ya el combate y uno a uno iban cayendo los valerosos defensores, cuando don Vicente de la Cruz y Burgos, influyente vecino de la ciudad, introdujo en la casa de su padre -Cruz Pollonia un piquete de fusileros realistas que dieron muerte a Marcos Gamero. Los patriotas lograron resistir el asedio desde las 9 de la mañana hasta cerca de mediodía. A esa hora, uno de los vecinos expoliados por Carrera introdujo a tiradores realistas en su casa y los situó en los tejados. Desde ese momento el combate se transformó en una cacería. Los realistas, victoriosos, se precipitaron sobre la bandera chilena que estaba enarbolada en el centro de la plaza. Un oficial informó a Spano que todavía podía salvarse por una calle libre. El héroe le respondió: "Aún no hemos hecho lo bastante; yo no debo sobrevivir a la patria", corriendo para proteger el pabellón, y alcanzando a colocarse a los pies de la bandera. Una descarga lo derribó, antes de la llegada de Elorreaga, que deseaba salvarlo, expirando a las doce del día.
Sus últimas palabras son todo un símbolo: `Muero por mi patria, por el país que me adoptó por hijo". Epílogo Sólo el mayor Guzmán pudo escapar disfrazado para servir más tarde a la patria en Chacabuco y Maipú.
Talca vio morir al valiente Spano y al nieto del Conde de la Conquista, don Mateo de Toro y Zambrano: el teniente de artillería Marcos Gamero y Toro, cuyo hermano Joaquín había perecido también heroicamente en el Sitio de Chillán.
Como corolario de aquella épica batalla, en la plaza -tendidos al solquedaron los cadáveres de los patriotas. "El de Gamero, despojado de la casaca, los pantalones y las botas, descansaba sobre el dorso; la cara al cielo, abiertos los ojos, las manos caídas a los costados, los pies cubiertos con las medias, tenía una extraña expresión de serenidad en el rostro.
Por la camisa abierta se veía la ancha herida que había hecho el proyectil entrando por la espalda y saliendo a la altura del corazón" (Francisco Hederra Concha, cronista y médico talquino). Con la toma de Talca, las fuerzas realistas interrumpieron las comunicaciones entre Concepción y Santiago y tomaron 200 prisioneros, en su gran mayoría reclutas. La Junta Gubernativa tomó conocimiento del heroico sacrificio de Spano y sus hombres cuando recién llegaba a la capital, por medio del oficial de milicias, Feliciano Letelier, enviado por el comandante Rafael Bascuñán desde Curicó. La memoria del coronel Spano ha perdurado en la conciencia del pueblo chileno como símbolo del heroísmo desinteresado. Pistola del general y Director Supremo, Bernardo O'Higgins Riquelme. Y pistola de Chispa del brigadier José Miguel Carrera. Colección Museo Escuela Militar. Brigadier Gabino Gaínza, enviado por el Virrey Fernando de Abascal tras la muerte de Antonio Pareja en Chillán, el 21 de mayo de 1813. Retrato del Libertador Bernardo O'Higgins Riquelme. Óleo sobre tela realizado por Fray Pedro Subercaseaux Errázuriz..