Autor: VEGA S.
“FUNAS”, AMENAZAS Y DEGRADACIÓN del discurso público
“FUNAS”, AMENAZAS Y DEGRADACIÓN del discurso público D 16REPORTAJES A CINCO AÑOS DEL 18-OParte importante de la izquierdarespaldó los episodios de evasiones masivas en el metro, calificándolos como acciones justificadas de “desobediencia civil”. ODAGLASDRAHCIRLa cancelación, la exacerbación de mensajes de odio y la tolerancia con acciones violentas fueron una característica del estallido, desde el mismo día en que este comenzó. GONZALOadelante.
El 24 de ese mes, Polette Vega, estudiante de Trabajo Social, regresaba al campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile, del que por semanas estuvo alejada tras denunciar que un grupo de encapuchados la había amedrentado y agredido por su postura política: militaba en el colectivo Centro Derecha Universitaria (CDU). Sin embargo, relató entonces a La Tercera, a los pocos minutos de ingresar a la sala, un grupo de compañeros empezó a hablar mal de ella: “¿ Por qué no te vai?”, le increpaban, mientras otros salían de la sala porque la presencia de Polette les “violentaba”. “Empecé a llorar y luego una compañera me tiró una botella de agua encima, mojando mi ropa y mis apuntes. Me quedé sentada llorando”. La clase se suspendió.
Este caso, que se hizo público semanas después de ocurrido, podría considerarse un germen de lo que comenzó a crecer exponencialmente a partir del 18 de octubre de 2019: la degradación del debate público, la fractura de la convivencia social y la exacerbación del discurso de odio y de cancelación, que por no pocos momentos contó con un cómplice silencio, a veces más que eso, de una parte importante de la clase política.
Y que se reflejó en varios episodios. 1Respaldo a evasionesA solo horas de iniciado el “estallido”, el mismo 18 de octubre, y cuando Metro ya había tenido que cerrar varias de sus estaciones por los episodios de violencia, la bancada de diputados del Partido Comunista emitía la siguiente declaración: “Respaldamos las llamadas evasiones masivas convocadas y desarrolladas por estudiantes y ciudadanos ante el alza de la tarifa del Metro de Santiago.
Son acciones legítimas de desobediencia civil, una expresión de reclamo acumulado ante el aumento continuo del precio de los servicios básicos”. El senador Juan Pablo Letelier (PS), en tanto, en redes sociales manifestaba que la “desobediencia civil de evasión masiva es expresión de indignación por carestía, cesantía y abusos.
No de delincuencia”, mientras la Confederación de Estudiantes de Chile expresaba su respaldo “a los actos de desobediencia que se han llevado a cabo estos días”. Veinticuatro horas después, mientras el diputado Gabriel Boric increpaba a unos soldados que estaban en Plaza Italia y decía no condenar “las evasiones de metro, porque gracias a lo que hicieron los estudiantes, hoy día estamos discutiendo este tema”, otros iban más allá y ponían la renuncia del Presidente Sebastián Piñera sobre la mesa: “Si él está renunciando a gobernar, porque gobernar significa acoger las demandas de la ciudadanía, y se escuda tras los militares, si no tiene capacidad de gobernar, lo mejor sería que renunciara y llamara a nuevas elecciones ahora”, señalaba el entonces timonel del PC, Guillermo Teillier, acompañado también de las diputadas Camila Vallejo y Karol Cariola.
Sin duda no ayudaron a calmar las aguas las posteriores palabras del Presidente Piñera: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie, que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite”. Las funas y amenazasAnte la incapacidad de las autoridades para restablecer el orden público, las funas a autoridades o personajes públicos se hicieron frecuentes.
Mientras por redes sociales se divulgaban los números de teléfono de ministros y subsecretarios, la jueza Andrea Acevedo recibía la “visita” a su edificio de un numeroso grupo de ciclistas que permaneció cerca de diez minutos en el lugar, gritando contra la magistrada y desplegando un lienzo en la entrada del edificio: “Evadir, pedalear, otra forma de luchar”. ¿El motivo de la funa? Unos dichos que emitió la jueza durante la audiencia de formalización por la muerte de un barrista de Colo Colo. La casa de Piñera, del exintendente Felipe Guevara también recibieron la “visita” de estos ciclistas. El diputado Boric, en tanto, fue agredido por un grupo de jóvenes mientras estaba sentado en una banca del Parque Forestal. Le lanzaron cerveza, le pegaron un manotazo botándole el gorro que tenía puesto y le daban palmadas en la espalda mientras le gritaban “¡ Vendiste al pueblo. Traicionero!”. Otros políticos, como Beatriz Sánchez, Jacqueline van Rysselberghe y la entonces ministra Isabel Plá, también fueron funadas. Las amenazas fueron también una constante.
En noviembre de 2019 el restaurante Lili Marleen anunciaba el cierre de sus puertas debido al clima que vivía el país, acusando “diversas amenazas por redes sociales, con una virulencia y odios nunca vistos”. Y en marzo de 2020, Carabineros denunciaba en Fiscalía una publicación en Facebook que llamaba a seguir a los uniformados “desde las comisarías hasta sus casas”, instando a “disparar a matar”. 4de los niños que participaron de la actividad según explicitó en uno de los cuales se graficaba al mismo parlamentario, con una leyenda que lo señalaba, disparándole a un hombre identificado como el Presidente Sebastián Piñera. 5La “primera línea”Con “honores”. Así fue recibido, en enero de 2020, un grupo de encapuchados en un foro sobre Derechos Humanos que se realizaba en el ex-Congreso. “Vamos a detener el foro para recibir a representantes de la primera línea. Por favor, recibámoslos de pie, con un aplauso, a nuestros héroes... ”, señalaba el orador, y los asistentes no se hicieron esperar. Se pusieron de pie, y aplaudían entusiastamente mientras los encapuchados ingresaban al salón por un pasillo.
La “primera línea” también estuvo presente en los relatos del humorista Stefan Kramer durante su presentación en el Festival de Viña de 2020, cuya inauguración estuvo precedida de una violenta jornada en distintos puntos de la Ciudad Jardín.
“Y ahí estaba la primera línea, se tiraban las piedras, te prometo que en ese momento igual sentí miedo, pero una persona me dijo no sientas miedo, si gracias a la primera línea podemos marchar, si no fuese por ellos no existirían las marchas”, relataba el artista en una parte de la rutina en la que narraba su participación en una marcha. Mon Laferte se presentó al día siguiente en la Quinta Vergara, y en parte de su show los asistentes comenzaron a corear insultos contra el Presidente Piñera y Carabineros. Ella hizo una pausa para “afinar la guitarra”, y luego comenzó a saltar al coro de “el que no salta es paco”. 6Bailar para pasar“Se ve más divertido de lo que fue.
Fue algo muy estresante y al límite”. Era el relato de Rafael Vial, de 63 años, quien en noviembre de 2019 fue uno de los primeros protagonistas de una práctica que se hizo habitual: “El que baila pasa”. Cuando se dirigía en auto a Santiago, junto a su esposa, a la altura de la cuesta El Melón fue detenido por una turba. “Baila cuico, baila”, le gritaban. Se dio cuenta de que “los ánimos se estaban echando a perder”, por lo que se bajó del auto y bailó.
“Fueron como 15 minutos en que estuvimos secuestrados, la situación más extrema que me ha tocado vivir”. No todos tuvieron la misma suerte, ya que fueron varias las situaciones que terminaron en agresiones... por no “bailar”. A tres meses del estallido, el CEP realizó una encuesta que reveló números que llamaron la atención: el 36% de los entrevistados reconocía que la crisis había generado “bastante” o “mucha” tensión entre las personas mayores y los más jóvenes de sus familias. Y el 19% de los encuestados justificaba, siempre o a veces, participar de barricadas o destrozos como una forma de protesta. Ambas cifras no representaban una mayoría, es cierto. Pero evidenciaban una fractura de la sociedad.
Una en la que las funas y el discurso desmesurado cumplieron un rol protagónico. n2En enero de2020 el entonces diputado Gabriel Boric, mientras estaba sentado en una banca del Parque Forestal, fue agredido por un grupo de jóvenes.
Contra el “sistema”Todo lo que fuera símbolo de lo que el “octubrismo” caricaturizaba como el “sistema” podía ser víctima de violencia física o simbólica: desde Carabineros a oficinas públicas; monumentos o edificios patrimoniales; iglesias, supermercados, locales comerciales, bancos o AFP, estos últimos como ejemplos del “neoliberalismo”. Estos ataques instalaban una división en la sociedad, “todos nosotros versus ellos”, la que daba un sustento teórico a acciones que podían ir desde rayados de fachadas o destrozos de vidrios, hasta ataques incendiarios, como ocurrió, entre muchos otros, con el Hotel Principado de Asturias y el edificio que alberga a El Mercurio de Valparaíso, y con más de 60 templos de diversos credos. En las primeras tres semanas del estallido alrededor de 60 monumentos ya habían sido dañados.
Quizás el más simbólico, el del General Manuel Baquedano, figura histórica de la Guerra del Pacífico que en su momento fue calificada por Daniel Jadue como “un delincuente que cometió genocidio contra nuestras primeras naciones”. Su figura, en el eje de Plaza Italia, fue rayada, se le intentó botar y se le prendió fuego. A tal punto llegaron los ataques contra el monumento, que en marzo de 2021 fue retirado del lugar, supuestamente con el fin de ser restaurado. Sin embargo su pedestal aún sigue vacío.
Universidades y colegiosAl 2 de noviembre de 2019, el 75% de las universidades del CRUCh estaba en paro, y se daban situaciones que no recibían mayor repudio: alumnos de Derecho de la Universidad de Chile proponían impedir que participaran en sus elecciones quienes no adhirieran a un cierto código de consignas, mientras el rector de la UDP, Carlos Peña, sufría amenazas y funas por opiniones suyas que afectarían la “convivencia universitaria”. “A la leña Peña”, rezaba un cartel instalado en esa casa de estudios, el que mostraba una hoguera de fondo, mientras un grupo de jóvenes hizo la intervención feminista de Las Tesis en las afueras de la Casa Central, adaptando su canto característico: “Carlos Peña es opresor y también persecutor”. La Superintendencia de Educación, en tanto, en noviembre de 2019 recibió al menos 28 denuncias de “adoctrinamiento político” en colegios, mientras por las redes circulaban videos que mostraban a niños, en sus salas de clases, cantando consignas como “el pueblo unido jamás será vencido” o “renuncia Piñera”. Por su parte, el entonces diputado PC Hugo Gutiérrez publicaba en redes sociales: “Tradicional fiesta navideña de la familia comunista en #Iquique.
Golosinas, regalos, dibujos y caritas pintadas... el Viejo Pascuero no pudo venir, está preso por andar encapuchado!”. El mensaje iba acompañado de fotos de dibujosYa en septiembre de 2019 comenzaba a intensificarse un fenómeno que recrudecería más. DOMINGO 13 DE OCTUBRE DE 2024