Autor: Solange Veloso Directora de Operación Social del Hogar de Cristo
No es lugar para los débiles
No es lugar para los débiles Columna Solange Veloso Directora de Operación Social del Hogar de Cristo Noes lugar para los débiles asta ahora, la cifira oficial de fallecidos en el monstruoso incendio de Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana es de 134 personas. La atroz cif'a remece, porque en su detalle permiteimaginarlo vivido por cada una delas víctimas. Impresionaque noimpacte y movilice más, sobretodo por un datoque debería remecerlasconcienciasde todos: 73 eran adultos mayores. Promediaban 67años de edad. Oxalquiera que haya subido ala zona de la tragedia sabe que no eslugar para los débiles, recordandoeltítulo de una película. Todoel paisaje es un desafio para personas quetienen problemas de movilidad, de visión, de audición. Las calles son empinadas, de tierra, llenas de obstáculos, Las pendientes representan un desafio paracualquiera. Asílo hacíanotar el fotógrafo del Hogar de Cristoalsubira pie porla escalera Huilmann, casial llegaral portezuelo del cerro donde seextiende el populoso campamento Manuel Bustos. Enesesector tenían sucasa Eugenio y Rosa González, de80y78 años, respectivamente, Una pareja de adultos mayores, con S0años de vida en común y 25 habitando ahí arriba. Hoy, él clama por maderaparareconstruirsumundo, mientras tiene asuseñorasentada alasombra de un tinglado que armó con latas de zinc salvadas del incendio. Un poco más abajoestá Víctor Rojo, que deambula, desolado. Perdiósumodesta vivienda ysus herramientas. Selamenta de haber sobrevivido. Diceque habría preferido perecer entrelas llamas. Hoy. es unsobreviviente que no quiere vivir. Y noes el único. que no quiere vivir. Y noes el único. Porquea. estedolor profundo de perdersustechos, muchosagregan lamuerte de familiares y vecinos. Elhhaber oído losgritos de quienesseestaban quemando esuna herida psicológicaabiertaquees urgenteatender. Para. eso, Hogar de Cristo ha iniciado un programa de primerarespuesta psicosocial que atenderá a300 personas del campamento Manuel Bustos, partiendo por los30adultos mayoresa los queasistecon apoyo del Senama. Desde comienzos del siglo XXI estamos en esos esos cerros para apoyar en forma domiciliaria a los que tienen más años y necesidades. A esos con los que el incendio se ensañó. Ocho de esas 30 personas hoy quedaron sin casa. La que tenían está convertidaen cenizas. Ellos sonla prueba viviente de que nadie sesalvasolo, comodecíamos en tiempos de pandemia. Hoy, las personas mayores quieren vivir en sus casas. Esa es una tendencia mundial. Quieren conservarsumundo, suambiente y costumbres de siempre. Existir con sus recuerdos, familia, amigos, vecinos cerca. Vivir incluidos en su comunidad. Los73fellecidosen medios delcaos y el fuego deberían estar vivos.
Y para ello, claro, fallaron los planes y las vías de evacuación, las alarmas, laorientación enla emergencia, pero probablementeloquemás falló enla mayoría delos casos fue el apoyo social activo y permanente, lainclusión, el darse cuenta de que existen, nosólo en la emergenia, inoquecadadía. Coneso, es posible quehoyesas73 personas mayores estuviesen entrelos sobrevivientes y noentrelas víctimas. yores estuviesen entrelos sobrevivientes y noentrelas víctimas. yores estuviesen entrelos sobrevivientes y noentrelas víctimas..