Autor: Ana Olivares Cepeda Los Viejos Estandartes Antofagasta
La historia de la cantinera de la Guerra del Pacífico sepultada en el cementerio de Chuquicamata
Carmela Pastenes tenía ochenta años de edad cuando su hijo murió en el conflicto bélico. Deseosa de vengarlo, se enroló como soldado en el Regimiento Coquimbo, usando el nombre de Carmelo. Herida en un combate cerca de Huara, se descubrió su verdadero sexo. Terminó la campaña como cantinera.
Muerto en Chula mujer de vida más novelesca que se haya conocido en Chile”. Con este llamativo titular, el diario ABECÉ publica en 1933 la increíble historia de vida de Carmen Pastenes Pastenes, quien fuera veterana de la Guerra del Pacífico.
Esta historia comienza indicando que “el corresponsal del ABECÉ en el mineral ha podido imponerse de que la extinta era uno de esos seres extraordinarios cuya vida se desarrolla en pleno absurdo, a tal punto que al relatarla teme el cronista que se le acuse de haberse lanzado a escribir novelas de aventuras.
Y no es menor el temor del cronista, especialmente al enterarse que Carmen ya era octogenaria para 1879 y que, a pesar de sus años, era tan ágil como una muchacha de veinte”. INVESTIGACIÓN Para quienes investigamos y difundimos el legado de la mujer en la conquista del desierto, escuchar sobre esta desconocida publicación, obviamente que alimentó nuestro espíritu aventurero e iniciamos la búsqueda. Recordemos quelas “cantineras” o “camaradas” prestaban servicios de logística, alimentación, sanidad incluso como soldados durante el transcurso del hecho bélico. Junto al presidente de la agrupación Los Viejos Estandartes Antofagasta, Rodrigo Castillo Cameron, seguimos los datos entregados por el reconocido periodista, Isidro Morales, y nos sumergimos en los archivos de los diarios de la época. Sin darnos cuenta encontramos la increíble nota que entrega valiosísimos datos que nos ayudarían a seguir el rastro de Carmen. Uno de esos datos era la fecha y lugar de defunción. Este habría sucedido el 29 de marzo de 1933 en el mineral de Chuquicamata.
En esta etapa de la investigación, la colaboración de nuestro amigo historiador Wilfredo Santoro Cerda, fue crucial, ya que nos entrega orientación respecto al tipo de 1933 EI AO ER MA TO ARA EE CA documento específico a solicitar e insistir en ello, por lo que dirigimos la solicitud de un certificado de defunción en el Registro Civil de Antofagasta.
Este documento llegó pero no indicaba edad de fallecimiento, por lo que recurrimos al director del servicio, Ricardo Baeza González, a quien explicamos la importancia de dar con la información precisa y se comprometió con la búsqueda. Además instruyó a las prolijas encargadas del área, Magnolia Leyton y Mariela Rojas, para buscar la inscripción original por si existían datos u observaciones anexas a la inscripción de defunción. No fue fácil. Es un libro que fue derivado a la ciudad de Calama luego del cierre del campamento del mineral alrededor del año 2000.
Sin embargo, obtuvimos la copia del original que indicaba no solo la edad de fallecimiento, 133 años, sino que su ciudad de origen, Arauco, y fecha de nacimiento, 16 dejulio de 1800 ¡ Asombroso! El documento es irrefutable y coincide con lo que señalaba el diario: “Hace pocose dio cuenta en este diario de que en el Mineral de Chuquicamata, - dondela empresa norteamericana Chile Exploration ha instalado una de las plantas cupríferas mayores de América.
Había dejado a la edad de 132 años, doña Carmela Pastenes viuda quien había servido como cantinera en el Batallón Coquimbo durante la Guerra del Pacífico”. CEMENTERIO El tercer paso que efectuamos fue la búsqueda de su tumba, por lo que nos dirigimos al cementerio del mineral de Chuquicamata durante una de las ventanas que nos otorgó el cambio de fases en ambas ciudades y no transgredir los protocolos establecidos para el control de la pandemia que nos afecta. al llegar al lugar, nos recibe muy amablemente el administrador del lugar, Pedro Espinoza, quien inmediatamente accede a colaborar. Primero, buscamos su ubicación en el libro de registro de sepultación y, luego, al lugar mismo de la tumba. No fue difícil. Sentimos que la misma Carmen allanaba nuestros caminos para ser encontrada. A pesar que se pronosticaba mal tiempo para ese día, la mañana estaba calma y muy agradable. No había nadie más visitando el cementerio por lo que podíamos escuchar nuestros pasos por el árido suelo del lugar.
Al poco andar, allí estaba, identificada con solo un trozo de lo que fue su cruz y que mantenía la placa de bronce dejada por sus hijos que señala: “Aquí yacen los restos de quien fue nuestra querida madre Carmen P. V. de Opazo QEPD. Nació el 16 de 1800 y falleció el 29 de marzo de 1933. Recuerdo quele deja su familia F. Opazo, F. 2do Opazo y A. Gálvez de Opazo.
Chuqui 5 de agosto de 1933”. No pudimos evitar emocionarnos... Don Pedro nos relata que “producto de las últimas lluvias, el terreno ha sufrido erosiones y las tumbas más antiguas han perdido sus cruces, pero mantenemos en los mismos lugares los restos de la cruces, placas y demás. Son de ellos y hay que respetarlos y cuidarlos”. Finalmente, desplegamos una bandera nacional y sobre ella, dejamos una rosa. Nos inclinamos y le agradecimos todolo que entregó a su familia, a la comunidad y a su país. También le pedimos perdón por el no reconocimiento a su legado pero estamos luchando por aquello. Si bien es cierto, hay detalles por confirmar o precisar de la publicación original, estos no opacan en absoluto su tremenda historia.
Así lo avalan, además, los ritos solemnes quese efectuaron el día de su sepultación, donde se le rindieron honores militares con la guarnición de Carabineros y se pronunciaron discursos por parte de un profesor primario, escolares y deportistas.
FAMILIA Hoy, don Hernán Opazo, bisnieto de la insigne soldado, comenta: “Gracias primero que nada por su gestión, soy un seguidor de la página y tenía en mi corazón la esperanza de saber si la tradición familiar era cierta. Hoy, ustedes con su esfuerzo, me confirman que todo era verdad.
Estoy emocionado y orgulloso de mis antepasados que dejaron todo para defender la patria”. Esta es la historia de una octogenaria “soldado” de la Guerra del Pacífico, cuyo paso por tal hecho bélico fue solo una hoja más dentro del maravilloso libro sobre su vida. Es importante recordar que, a nivel nacional, son muy pocas las historias y tumbas halladas de nuestras valerosas mujeres del s. XIX y, en nuestra región, solo conocíamos la de la cantinera del Atacama, Matea Silva, quien descansa en el Mausoleo de la Sociedad de Veteranos del 79 del cementerio General de Antofagasta. No está dicha la última palabra sobre Carmen y el rol de la mujer durante la Guerra del Pacífico.
Después de 142 años ellas aún claman por su reconocimiento y es por eso que confiamos que nuestro proyecto de ley “Día Conmemorativo ala Cantinera de la GDP”, 27 de noviembre, pueda salir aprobado desde su último paso legislativo. Sin memoria no hay historia y sin conmemoración no hay reconocimiento. (4