Autor: MAUREEN LENNON ZANINOVIC
José Miguel Ibáñez: “No hay recetas para el misterio del dolor”
José Miguel Ibáñez Langlois SU MIRADA PROFUNDA EN TORNO ALA CRUZ El sacerdote y crítico literario publica, bajo Ediciones UC, “Por qué sufrir”. Con este libro, dice el autor, busca “ayudar al lector en la hora del sufrimiento y la tribulación”. José Miguel Ibáñez: “No hay recetas para el misterio del dolor” SETINEBZEÁBEPILEFnumerosas obras, como “Libro de la Pasión”. riencia extrema del dolor”. Cita usted a C. S. Lewis: cuando sufrimos, Dios nos está hablando a gritos. “Sí, es muy exacto lo que dice: que Dios normalmente nos habla en susurros, pero que en pleno sufrimiento, Él vocifera en nuestros oídos. Que el dolor es el megáfono de Dios en el alma. Sin embargo, cuando murió su mujer, él no oyó ese megáfono: se rebeló contra Dios, y tardó semanas en recuperarse. Es que no hay recetas para el misterio del dolor.
Y de la teoría a la práctica hay mundos de distancia”. SU MIRADA PROFUNDA EN TORNO ALA CRUZ“Pierde si quieres ganar/ baja si gozar/ muere si quieres vivir”. quieres subir/ sufre si quieres Versos atribuidos a san Juan de la Cruz que José Miguel Ibáñez Langlois (Santiago, 1936) recoge en su nueva publicación, “Por qué sufrir” (Ediciones UC, $18.000 ). Se trata de una iluminadora reflexión sobre el sentido trascendente del dolor, que el reconocido sacerdote de la prelatura del Opus Dei y crítico literario bajo el seudónimo de Ignacio Valente escribió en “El Mercurio” desde 1966 presentará hoy, a las 13:00 horas, en el auditorio D del edificio Biblioteca de la U. de los Andes (Monseñor Álvaro del Portillo 12455). Sobre la génesis de esta obra, Ibáñez Langlois señala que nació al oír esa pregunta innumerables veces, “de boca de personas afligidas que buscaban luz yconsuelo. También yo me hacía la pregunta cada vez.
Y ya era hora de contestarla en forma completa y articulada, como he querido hacerlo en este libro”. Junto con ello, destaca que ha querido traer numerosas estrofas de grandes poetas, que ilustran bien “lo que yo quiero decir, y lo hacen con la fuerza singular de la palabra poética.
De allí esos versos que cito a cada paso, tomados de la poesía universal, de Dante a Hopkins, de Milton a Tagore, pasando por el Siglo de Oro español”, dice. ¿Se puede hablar de una paradoja del dolor?“Sin duda. Pero también es algo inmensamente mayor que una paradoja o un enigma o un problema: es un misterio, y por eso ninguna reflexión puede agotarlo. A lo más se puede atisbar algo de su sentido.
Eso es todo lo que yo pretendo en este libro: ayudar al lector en la hora del sufrimiento y la tribulación, para que pueda sufrirla con alguna luz, con alguna lu-cecilla sobre su por qué y su para qué”. ¿En qué sentido es Jesús de Nazaret la santidad del dolor humano?“En la cruz, Jesús llevó encima todos los pecados del mundo como suyos propios. Y siendo verdadero Dios y verdadero hombre, él santificó ese dolor infinito. Cuando nosotros participamos del Calvario, incluso en la ínfima medida de nuestras pequeñas cruces, rozamos esa cumbre divina y humana que se llama santidad, felicidad, bienaventuranza. Y unidos a Cristo crucificado alcanzamos la alegría y la paz”. Usted nombra a Oscar Wilde como un ejemplo de superación en la adversidad. “Es uno de tantos casos de redención por el dolor en la cárcel. Me impresionan sobre todo los que han vivido años en campos de concentración, en trabajos forzados y con verdugos brutales. Es el caso de Dostoievski, de Solzhenitsyn, de Maximiliano Kolbe, de Víctor Frankl y de tantos más, que han salido de ese infierno más humanos, agradecidos por esa expe-.