Editorial: Lo aprendido y lo que falta por asimilar tras el 27/F
Editorial: Lo aprendido y lo que falta por asimilar tras el 27/F EDITORIALHace 15 años, en momentos como este, quienes estén leyendo estos párrafos, seguramente, todavía no podían entender por completo lo que había ocurrido durante la madrugada. El reloj marcaba las 3.34 horas cuando un sonido que surgía desde la profundidad fue la señal de que algo más poderoso venía. En pocos segundos la tierra se movió por completo, acompañada de ruidos de todo tipo como la caída de vasos, panderetas, casas, etc. Si bien aquello fue de gran impacto fue el fenómeno posterior el que trajo mayor destrucción fue el tsunami que azotó a toda la costa nacional.
“El terremoto, que se sintió entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía, es considerado el sexto de mayor magnitud registrado en la historia y dejó 526 víctimas fatales, 25 personas desaparecidas y más de 2 millones de damnificados, además de daños en viviendas, infraestructura, escuelas y hospitales”, menciona la página del poder Ejecutivo, agregando que las obras de reconstrucción “incluyeron más de 24.000 viviendas y más de 2.000 establecimientos escolares reconstruidos o refaccionados. En infraestructura de salud pública se contempló la construcción de nueve Hospitales de Construcción acelerada que fueron terminados entre mayo de 2011 y junio de 2012. De estos, ocho tenían asociada la construcción de hospitales definitivos.
Ya hay tres ter-¡ Es sumamente sano como sociedad elevar estas interrogantes como un ejercicio adecuado de memoria colectiva y preparación a largo plazo. minados, dos en ejecución de obras y tres adjudicados por medio de concesiones”. Los relatos sobre lo acontecido en ese proceso son varios.
En la propia Región del Biobío, prácticamente, no hay nadie que no haya tenido que lidiar con las consecuencias de la tragedia natural; desde la pérdida de un ser querido, hasta la caída del hogar, problemas de movilización o en los espacios laborales. A estos costos también se suma el de la sanidad mental donde los casos de estrés post-traumático fueron varios.
Con todo lo anterior la pregunta que surge es ¿ qué hemos aprendido en 15 años?, o también ¿ qué hemos cambiado para no volver a tomar decisiones no acertadas tras el gran fenómeno? Es probable que las respuestas sean varias e incluso todavía difíciles de encontrar, pero lo claro es que es sumamente sano como sociedad elevar estas interrogantes como un ejercicio adecuado de memoria colectiva y preparación a largo plazo..