EDITORIAL: Quillota: Una ciudad con un DOM con ley propia
EDITORIAL: Quillota: Una ciudad con un DOM con ley propia Marcelo Marcelo Merino Michel es quizás el hombre más poderoso de Quillota de los últimos últimos 30 años.
El ostenta el cargo de Director de Obras Municipales, el mismo de personajes tan controvertidos controvertidos como el de Julio Ventura en Viña del Mar que estuvo 40 años en el cargo o el de Julio Leigh en Concón. Es que el Director de Obras Municipales es quien autoriza las obras y construcciones en una comuna, por eso es tan relevante, además es supervisado directamente directamente por la Seremi de Vivienda y Urbanismo. En el caso de Quillota, Marcelo Merino ha estado en la mira hace años por emblemáticos proyectos en la comuna, todos con problemas problemas justamente generados desde su oficina. Por autorizaciones que muchas veces han sido cuestionadas cuestionadas por la Contraloría General de la República.
No hay que olvidar el caso del MalI de Quillota cuya regulación regulación aún debe estar en marcha y que debiera conocerse en el estado de avance que estay revisar sí efectivamente efectivamente este recinto podría estar funcionando o no. Ahora la edificación cuestionada es otro emblemático proyecto poro Quillota: nada menos que la primera primera clínica de la ciudad. La Contraloría Contraloría con firmó la entrega irregular del permiso de obra para este centro centro clínico y puso nuevamente en jaqueo Marcelo Merino.
De acuerdo a lo gra ficado en el Plan Regulador Comunal de QuiIlota, QuiIlota, el ente fiscalizador de los órganos órganos del Estado estableció que la clínica Sudmédica se ubica en una zona de industrias inofensivas donde “no se permite la clase de equipamiento tipo comercio eso cuenta en detalle la nota de Puranoticia. cl Puranoticia. cl publicada en esta edición.
La gravedad de este hecho es que “la Municipalidad de QuiIlota QuiIlota permitió la construcción de una clínica sin permiso de edificación edificación dice el denunciante de este hecho a la Controlaría quien además es enfático en declarar que “lamentablemente aquí en Chile funciona la corrupción, al fin y al cabo, hay corrupción, el Municipio no hace nada, pero la idea es quela gente no tenga miedo en denunciar irregularidades. Ya con el malI se sabe lo que pasó y esto acrecienta la situación del Director de Obras de la comuna” El denunciante Andrey Moil Rojas Rojas no puede tener más razón.
Aquí la Con traloría, pese a detectar el vicio tras el permiso de obra entregodo a la clínica, solo concluye un simple sumario, algo muy parecido parecido a lo que ocurrió en el Mali de Quillota, pero lo cierto que la ley en la administración de Luis Mello no es la misma que para el resto de Chile, allá existe el código de Marcelo Marcelo Merino.
La respuesta que entrega el municipio del caudillo Mello siempre va en la misma línea: “No vemos ningún indicio de beneficio personal o municipal en estas actuaciones actuaciones pero hay algo claro en Quillota y sobre todo en la Administración Administración Mello la ley no es la ley, sino se interpreta y que mejor traductor a su antojo es el que hace Marcelo Marcelo Merino con su DOM. ¿Quién se ve ben ficiado con esto? ¿ Serán los dueños de la clínica por ejemplo? Pero Mella siempre saldrá a defender defender lo indefendible. Un DOM debe hacer cumplir la ley, no preocu parse por el desarrollo de una comuna y de lo bien que le podría hacer una clínico.
Parece que en Quilloto las leyes no son las mismas que el resto del país, todo indicaría que existe un Mella que las interpreta o su manera manera y un Merino que los escribiría al ritmo de quien le favorezca. En el fondo, para muchos esto huele a corrupción, parece corrupción, pero no están las pruebas para corroborarlo. En otras palabras, no tenemos pruebas, pero tampoco tampoco tenemos dudas. Editorial;0] Quillota: Una ciudad con un DOM con ley propia i,.