Ratificación de la mediocridad
Ratificación de la mediocridad Las alertas del FMI sintetizan, de modo certero, los principales problemas que mantienen trabada nuestra economía. temente desatendido por el mundo político. De hecho, la rigidización del mercado laboral ha sido el resultado de una agenda impulsada a pesar de las alertas técnicas. Precisamente en este tipo de desconexiones aloja nuestra mediocridad. Al respecto, y a pesar de su diplomático lenguaje, el texto evacuado desde el FMI entrega nuevas claves.
En primer lugar, la brevísima mención a las energías renovables y al litio como potencial de crecimiento es en sí misma una señal de cautela frente a optimismos desmedidos, como el que emana del relato impulsado por la administración Boric. Las implicancias de esto sobre nuestro crecimiento efectivo y potencial no deben ser obviadas. Algo similar ocurre en el ámbito de sostenibilidad fiscal.
Ante la posibilidad de que el déficit para 2024 exceda lo proyectado, básicamente por ingresos más bajos de los esperados, desde el FMI se recomiendan ajustes en el gasto corriente y medidas adicionales equivalen-tes a un punto porcentual del PIB para alcanzar el equilibrio fiscal en 2027. Esto da cuenta de las inmensas restricciones presupuestarias que le legará la actual administración al próximo gobierno. Además, se insiste en la necesidad de racionalizar los programas sociales y priorizar el ahorro de ingresos extraordinarios para robustecer el Fondo de Estabilización Económica y Social.
Y también se alerta respecto del costo fiscal de la PGU (sugiriendo focalizarla en los más vulnerables), y se sugiere subir la edad de jubilación y cerrar la brecha existente entre hombres y mujeres, y aumentar la tasa de contribución, fomentando la formalización. Muy pocos de estos elementos son recogidos en lo que se conoce de la reforma de pensiones que impulsa el Gobierno. Las recomendaciones también apuntan al Banco Central, particularmente a la necesidad de reanudar, cuando las condiciones sean apropiadas, el programa de acumulación de reservas internacionales, entre otras fuentes de liquidez. Este debe ser un tema prioritario para los equipos técnicos del instituto emisor. En fin, es de esperar que esta suma de alertas formuladas por el FMI sean atendidas y no se intente descalificarlas bajo el mote de “pesimismo ideológico” u otras formas de eludir un diagnóstico preocupante. Regularmente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) realiza misiones técnicas en los países con el objetivo de evaluar su situación económica.
En esta oportunidad le ha correspondido a Chile y, si bien aún no se conoce el documento final, la declaración de cierre del personal técnico publicada en el sitio web del Fondo demanda una lectura detallada. Las noticias no son alentadoras, pues se confirma la situación de mediocridad en que se encuentra nuestra economía. Para 2024, el equipo técnico del FMI proyecta un crecimiento del PIB real del 2,3%, con una expansión del 2-2,5% en 2025. Por su parte, la inflación superaría el 3% (objetivo de política) hasta 2026, debido a los aumentos en tarifas eléctricas y en los costos del transporte. El déficit de cuenta corriente se reduciría a 2,1% en 2024, pero podría aumentar en 2025-26. El desempleo continúa alto, afectado por la debilidad en sectores intensivos en mano de obra y por factores como los au-mentos del salario mínimo y regulaciones laborales. Esto último alerta respecto del impacto negativo de reformas que la actual administración suele destacar como sus grandes logros en esta área. En cuanto a los riesgos originados desde el escenario internacional, el texto no ofrece grandes novedades. Se insiste en la incertidumbre por la volatilidad de precios de las materias primas y por las políticas que puedan impulsar economías avanzadas. En lo local, el FMI menciona la delincuencia, la migración, la desigualdad y la polarización política como algunas de las mayores fuentes de preocupación. También reconoce el impacto negativo de los retiros previsionales y el aumento de la deuda pública, junto con identificar en la creciente vulnerabilidad del sector inmobiliario un tema de preocupación. Tampoco existe gran novedad en la recomendación de impulsar nuestro crecimiento potencial, tema en que durante los tres años de la administración Boric no ha habido avances.
Más aún, ideas como facilitar la inversión mediante la agilización de permisos; promover la investigación y desarrollo, y la adopción de tecnología para aumentar la deprimida productividad, o flexibilizar el mercado laboral para cerrar brechas de género, forman parte del consenso técnico desde hace años, persisten-.