La verdadera historia de la batalla de Rancagua
La verdadera historia de la batalla de Rancagua 1 relato de la Batalla de Rancagua Rancagua puede ocupar largas páginas, o aún más, puede ser materia de un libro completo, como algunos que ya se han escrito. Aunque sólo trataremos de resumir lo que otros han dicho, es tanto lo que se ha escrito sobre ese episodio trascendental de la historia chilena, que se haría extenso y fatigoso.
Sin embargo, por ser éste el hecho de mayor importancia en la Historia de Rancagua, pues fue la acción que sacó a la villa del anonimato y colocó el nombre de Rancagua en las páginas páginas más dramáticas de la historia, no podemos dejar de darle alguna extensión al relato de la Batalla. Sin omitir hechos interesantes o de importancia, importancia, trataremos de abreviar lo más posible. Se han escrito libros, folletos, monograifas, monograifas, artículos sobre este acontecimiento, acontecimiento, que ha sido considerado desde diversos puntos de vista: patriótico, patriótico, militar, “ohigginista “carrerista”, “carrerista”, educativo, sentimental, novelesco, novelesco, poético, etc.
Los han tratado plumas bien documentadas, llenas de erudición; otras que adolecen de algún algún defecto, omisiones, pasionismo, o simplemente otras que han escrito escrito relatos sencillos, o en los que ha campeado libremente la imaginación.
En las siguientes líneas, trataremos de hacer una descripción simplemente simplemente informativa, desde el punto de vista vista eminentemente local si se quiere, evitando en lo posible citas, documentos, documentos, detalles técnicos, mientras no sean indispensables para la mejor mejor comprensión y sin dar opiniones tajantes con respecto a la conducta de los jefes que intervinieron o sobre el valor más o menos estratégico de las acciones o del lugar escogido para realizarlas.
ESTUDIO DE SITUACIÓN El General Bernardo OHiggins, Comandante Comandante de la Primera División del Ejército patriota, había observado la situación y la conformación especial que tenía la villa de Rancagua, o Santa Santa Cruz de Triana, y se había formado el convencimiento de que era un lugar lugar muy apropiado para defenderse, en el posible caso de que el enemigo lograra atravesar el río Cachapoal. Así se lo hizo observar a José Miguel Carrera, en diversos oficios y comunicaciones. comunicaciones. En algunos de ellos le expresa: expresa: “El punto de Rancagua es de suma importancia para el enemigo y para nosotros no hay otro igual en todo el Reino.
Se puede hacer en él una vigorosa defensa sin exponer mucha mucha tropa ni aventurar la acción, aún cuando nuestra fuerza sea la quinta parte menos”. “Nos toma el enemigo el único lugar de defensa, el punto de Rancagua, desde el momento que suceda, casi preveo la infeliz suerte de Chile”. “Rancagua es el punto que debe decidir decidir nuestra suerte”. “Con mil hombres de infantería, 300 de caballería de fusil; igual número de lanceros, la culebrina de a 8 y el obús, yo soy responsable de que el enemigo no penetrará en Rancagua jamás”... Sin embargo, Carrera era partidario de defender la Angostura. Angostura. Pero, finalmente hubo acuerdo en elegir a Rancagua como punto de defensa, si no se lograba detener al enemigo en la línea del río Cachapoal. Cachapoal. PREPARATIVOS DE DEFENSA El día 20 de septiembre de 1814, los rancagüinos vieron llegar a la villa al General don Bernardo OHiggins, al frente de más de mil hombres que formaban la Primera División.
Después de conferenciar con las autoridades locales y exponerles su plan, se pidió la ayuda de las Milicias de Rancagua, y de la gente del pueblo pueblo para iniciar de inmediato los trabajos trabajos de fortificación. Con adobes, ladrillos, piedras, maderos, y otros elementos, se construyeron trincheras trincheras en las boca-calles distantes una cuadra del centro de la Plaza. La configuración especial que le dio el fundador a la villa, hace que desde desde el centro de la Plaza salgan cuatro cuatro calles formando una cruz.
Estas trincheras eran especialmente de adobes, de un metro a un metro cincuenta cincuenta de altura, dispuestas en forma forma de ángulo, de modo que en cada Un completo relato de lo acontecido el 1 y 2 de octubre de 1814. continúa. boca-calle quedaban tres, cada una en diferente dirección.
Para identificarlas, se les denominó con el nombre de la calle y el punto geográfico en que se encontraban: la del Sur o de San Francisco (en las esquinas de las actuales calles del Estado y OCarrol); la del Norte o de La Merced (en las actuales calles del Estado y Cuevas), la del Oriente o del Este (en las actuales Germán Riesco y Alcázar) y la del Poniente o del Oeste Oeste (en las actuales Independencia y Campos). En estos preparativos Rancagua vivió vivió los días siguientes, envuelta en la mayor zozobra, ante la inminencia de acciones bélicas de impredecibles consecuencias.
MOVIMIENTOS DE TROPAS El día 27 se supo en el pueblo que don Juan José Carrera, al mando de la Segunda División, había llegado a acampar a la “chacra de Valenzuela ubicada más o menos a una legua al oriente de Rancagua.
El día 30 don José Miguel Carrera se encontraba, junto con la Tercera División, División, en los Graneros del Conde o Graneros de La Compañía, como se conocía a ese lugar, a 11 kilómetros al norte de Rancagua.
Un pequeño grupo de soldados se quedó ese día en la villa, mientras Bernardo OHiggins con los hombres hombres de la Primera División y parte de los de la Segunda, se fue a vigilar los diversos vados del río Cachapoal, atentos a tratar de impedir el paso de los realistas que, según se supo, ya estaban en La Requínoa, a pocos kilómetros de la ribera sur del río. Al anochecer del día 30 de septiembre, septiembre, existía la certidumbre de que se acercaba el momento de una batalla. batalla. Es de comprender los temores de la gente del pueblo. Los hombres fueron ocupados en los trabajos de fortificación de la plaza y ayudando a los soldados. Algunas familias lograron lograron salir de Rancagua hacia lugares alejados. Las mujeres acudían a las Iglesias a rezar y luego se encerraron en sus casas, con sus niños y con los ancianos, mientras la noche comenzaba comenzaba a caer lentamente. PRIMER DÍA DE BATALLA La mayor parte de la noche del día 30 transcurrió en vela para los soldados patriotas. Las patrullas recorrían las márgenes del río en los lugares que se les habían asignado. Los habitantes habitantes de la villa apenas si podían conciliar conciliar el sueño escuchando el galope de caballos y los movimientos de tropas.
Al amanecer del sábado l de Octubre, Octubre, se supo en la villa, con dolorosa sorpresa, que Osorio había cruzado, antes del amanecer, sigilosamente, el río Cachapoal, por el vado de Cortés, al poniente de Rancagua. La División de Juan José Carrera, que se vio en peligro de quedar aislada decidió replegarse de inmediato al interior de Rancagua. El capitán Labbé, Labbé, ayudante de Juan José, galopó a comunicarle a OHiggins lo que estaba estaba pasando.
El General, al comprender comprender que la defensa de la línea del río ya no era posible, ordenó también el repliegue de la Primera División, encerrándose encerrándose en el pueblo, tal como se tenía proyectado para tal emergencia. emergencia. La precipitación con que se realizaron realizaron estos movimientos, hizo que las Milicias de Caballería de Aconcagua, que comandaba el Coronel don José María Portus, no tuvieran tiempo de tomar posiciones y se dispersaran. Previamente trataron inútilmente de entraren Rancagua, lo que privó a los patriotas de unos 1.200 hombres. DENTRO DE RANCAGUA La mayor confusión se desató en el interior del pueblo, cuando se supo que el ataque enemigo se aproximaba. aproximaba. OHiggins penetró en la villa alrededor de las 8 de la mañana. Un espléndido sol primaveral se remontaba remontaba lentamente por el lado cordillerano cordillerano y sería testigo mudo del drama que comenzaba a desarrollarse.
Cerradas las trincheras, OHiggins pasó rápida revista a las defensas y subió luego al techo del Cabildo, en la Plaza, desde donde examinó la forma en que el enemigo estaba distribuyendo distribuyendo sus fuerzas para rodear al pueblo.
De acuerdo a lo que pudo apreciar ordenó que sus hombres se ubicaran, en las cuatro trincheras, en la siguiente forma: En la calle de La Merced, al norte, el capitán José Antonio Sánchez, con 100 soldados y dos cañones. En la trinchera de San Francisco, al sur, los capitanes Antonio Millán y Manuel Astorga, con 200 hombres y 3 cañones. En la calle de Cuadra, al poniente, el capitán Francisco Molina con 2 cañones cañones y 150 soldados. Y, finalmente, en la trinchera del oriente, el capitán Hilario Vial, con 100 hombres y dos cañones.
El resto de los hombres fue concentrado concentrado en la Plaza, con la caballería al mando de Ramón Freire y del capitán capitán Rafael Anguita, para que pudieran pudieran acudir en cualquier momento a prestar apoyo en el lugar de mayor peligro. En los techos de las casas cercanas a la Plaza y en los campanarios de las iglesias de La Merced y Parroquial, puso a varios fusileros, encargados de hostilizar al enemigo. Entretanto, los habitantes de la villa de Rancagua, vivían las horas de mayor mayor angustia de sus vidas. Los hombres hombres ayudaban ardorosamente a los soldados. Las mujeres, los ancianos y los niños, permanecían encerrados en sus casas o rezando dentro de las Iglesias.
OHiggins estableció el Cuartel General General en la casa del lado sur del costado costado oriente (donde hoy está el edificio de la Gobernación Provincial) En las casas del costado nor-poniente fue instalado un rudimentario hospital de sangre (donde hoy se levanta el edificio de la Intendencia Regional). BANDERAS NEGRAS EN RANCAGUA Para demostrar al enemigo la decisión decisión de los patriotas de luchar hasta morir, OHiggins ordenó “banderas negras de guerra a muert En lo alto de La Merced hizo colocar uno de los paños funerarios que se usaban en las ceremonias de la iglesia. iglesia. Esa fue la famosa “BANDERA NEGRA» de Rancagua. En la misma torre, en el campanario de la Parroquia Parroquia y en el techo del Cabildo, como así mismo en las trincheras, se colocaron colocaron banderas de la Patria Vieja, con un crespón negro. El historiador Julio Bañados dice: “Aquellos emblemas del color de la noche, más parecían adornos de un funeral. Era, a la vez, un reto desesperado desesperado al enemigo y al triste luto que, con anticipación, ponían los hijos de 1 3.
M. contínúa.... La verdadera historia de la batalla de Rancagua La verdadera historia de la batalla de Rancagua 1 relato de la Batalla de Rancagua Rancagua puede ocupar largas páginas, o aún más, puede ser materia de un libro completo, como algunos que ya se han escrito. Aunque sólo trataremos de resumir lo que otros han dicho, es tanto lo que se ha escrito sobre ese episodio trascendental de la historia chilena, que se haría extenso y fatigoso.
Sin embargo, por ser éste el hecho de mayor importancia en la Historia de Rancagua, pues fue la acción que sacó a la villa del anonimato y colocó el nombre de Rancagua en las páginas páginas más dramáticas de la historia, no podemos dejar de darle alguna extensión al relato de la Batalla. Sin omitir hechos interesantes o de importancia, importancia, trataremos de abreviar lo más posible. Se han escrito libros, folletos, monograifas, monograifas, artículos sobre este acontecimiento, acontecimiento, que ha sido considerado desde diversos puntos de vista: patriótico, patriótico, militar, “ohigginista “carrerista”, “carrerista”, educativo, sentimental, novelesco, novelesco, poético, etc.
Los han tratado plumas bien documentadas, llenas de erudición; otras que adolecen de algún algún defecto, omisiones, pasionismo, o simplemente otras que han escrito escrito relatos sencillos, o en los que ha campeado libremente la imaginación.
En las siguientes líneas, trataremos de hacer una descripción simplemente simplemente informativa, desde el punto de vista vista eminentemente local si se quiere, evitando en lo posible citas, documentos, documentos, detalles técnicos, mientras no sean indispensables para la mejor mejor comprensión y sin dar opiniones tajantes con respecto a la conducta de los jefes que intervinieron o sobre el valor más o menos estratégico de las acciones o del lugar escogido para realizarlas.
ESTUDIO DE SITUACIÓN El General Bernardo OHiggins, Comandante Comandante de la Primera División del Ejército patriota, había observado la situación y la conformación especial que tenía la villa de Rancagua, o Santa Santa Cruz de Triana, y se había formado el convencimiento de que era un lugar lugar muy apropiado para defenderse, en el posible caso de que el enemigo lograra atravesar el río Cachapoal. Así se lo hizo observar a José Miguel Carrera, en diversos oficios y comunicaciones. comunicaciones. En algunos de ellos le expresa: expresa: “El punto de Rancagua es de suma importancia para el enemigo y para nosotros no hay otro igual en todo el Reino.
Se puede hacer en él una vigorosa defensa sin exponer mucha mucha tropa ni aventurar la acción, aún cuando nuestra fuerza sea la quinta parte menos”. “Nos toma el enemigo el único lugar de defensa, el punto de Rancagua, desde el momento que suceda, casi preveo la infeliz suerte de Chile”. “Rancagua es el punto que debe decidir decidir nuestra suerte”. “Con mil hombres de infantería, 300 de caballería de fusil; igual número de lanceros, la culebrina de a 8 y el obús, yo soy responsable de que el enemigo no penetrará en Rancagua jamás”... Sin embargo, Carrera era partidario de defender la Angostura. Angostura. Pero, finalmente hubo acuerdo en elegir a Rancagua como punto de defensa, si no se lograba detener al enemigo en la línea del río Cachapoal. Cachapoal. PREPARATIVOS DE DEFENSA El día 20 de septiembre de 1814, los rancagüinos vieron llegar a la villa al General don Bernardo OHiggins, al frente de más de mil hombres que formaban la Primera División.
Después de conferenciar con las autoridades locales y exponerles su plan, se pidió la ayuda de las Milicias de Rancagua, y de la gente del pueblo pueblo para iniciar de inmediato los trabajos trabajos de fortificación. Con adobes, ladrillos, piedras, maderos, y otros elementos, se construyeron trincheras trincheras en las boca-calles distantes una cuadra del centro de la Plaza. La configuración especial que le dio el fundador a la villa, hace que desde desde el centro de la Plaza salgan cuatro cuatro calles formando una cruz.
Estas trincheras eran especialmente de adobes, de un metro a un metro cincuenta cincuenta de altura, dispuestas en forma forma de ángulo, de modo que en cada Un completo relato de lo acontecido el 1 y 2 de octubre de 1814. continúa. boca-calle quedaban tres, cada una en diferente dirección.
Para identificarlas, se les denominó con el nombre de la calle y el punto geográfico en que se encontraban: la del Sur o de San Francisco (en las esquinas de las actuales calles del Estado y OCarrol); la del Norte o de La Merced (en las actuales calles del Estado y Cuevas), la del Oriente o del Este (en las actuales Germán Riesco y Alcázar) y la del Poniente o del Oeste Oeste (en las actuales Independencia y Campos). En estos preparativos Rancagua vivió vivió los días siguientes, envuelta en la mayor zozobra, ante la inminencia de acciones bélicas de impredecibles consecuencias.
MOVIMIENTOS DE TROPAS El día 27 se supo en el pueblo que don Juan José Carrera, al mando de la Segunda División, había llegado a acampar a la “chacra de Valenzuela ubicada más o menos a una legua al oriente de Rancagua.
El día 30 don José Miguel Carrera se encontraba, junto con la Tercera División, División, en los Graneros del Conde o Graneros de La Compañía, como se conocía a ese lugar, a 11 kilómetros al norte de Rancagua.
Un pequeño grupo de soldados se quedó ese día en la villa, mientras Bernardo OHiggins con los hombres hombres de la Primera División y parte de los de la Segunda, se fue a vigilar los diversos vados del río Cachapoal, atentos a tratar de impedir el paso de los realistas que, según se supo, ya estaban en La Requínoa, a pocos kilómetros de la ribera sur del río. Al anochecer del día 30 de septiembre, septiembre, existía la certidumbre de que se acercaba el momento de una batalla. batalla. Es de comprender los temores de la gente del pueblo. Los hombres fueron ocupados en los trabajos de fortificación de la plaza y ayudando a los soldados. Algunas familias lograron lograron salir de Rancagua hacia lugares alejados. Las mujeres acudían a las Iglesias a rezar y luego se encerraron en sus casas, con sus niños y con los ancianos, mientras la noche comenzaba comenzaba a caer lentamente. PRIMER DÍA DE BATALLA La mayor parte de la noche del día 30 transcurrió en vela para los soldados patriotas. Las patrullas recorrían las márgenes del río en los lugares que se les habían asignado. Los habitantes habitantes de la villa apenas si podían conciliar conciliar el sueño escuchando el galope de caballos y los movimientos de tropas.
Al amanecer del sábado l de Octubre, Octubre, se supo en la villa, con dolorosa sorpresa, que Osorio había cruzado, antes del amanecer, sigilosamente, el río Cachapoal, por el vado de Cortés, al poniente de Rancagua. La División de Juan José Carrera, que se vio en peligro de quedar aislada decidió replegarse de inmediato al interior de Rancagua. El capitán Labbé, Labbé, ayudante de Juan José, galopó a comunicarle a OHiggins lo que estaba estaba pasando.
El General, al comprender comprender que la defensa de la línea del río ya no era posible, ordenó también el repliegue de la Primera División, encerrándose encerrándose en el pueblo, tal como se tenía proyectado para tal emergencia. emergencia. La precipitación con que se realizaron realizaron estos movimientos, hizo que las Milicias de Caballería de Aconcagua, que comandaba el Coronel don José María Portus, no tuvieran tiempo de tomar posiciones y se dispersaran. Previamente trataron inútilmente de entraren Rancagua, lo que privó a los patriotas de unos 1.200 hombres. DENTRO DE RANCAGUA La mayor confusión se desató en el interior del pueblo, cuando se supo que el ataque enemigo se aproximaba. aproximaba. OHiggins penetró en la villa alrededor de las 8 de la mañana. Un espléndido sol primaveral se remontaba remontaba lentamente por el lado cordillerano cordillerano y sería testigo mudo del drama que comenzaba a desarrollarse.
Cerradas las trincheras, OHiggins pasó rápida revista a las defensas y subió luego al techo del Cabildo, en la Plaza, desde donde examinó la forma en que el enemigo estaba distribuyendo distribuyendo sus fuerzas para rodear al pueblo.
De acuerdo a lo que pudo apreciar ordenó que sus hombres se ubicaran, en las cuatro trincheras, en la siguiente forma: En la calle de La Merced, al norte, el capitán José Antonio Sánchez, con 100 soldados y dos cañones. En la trinchera de San Francisco, al sur, los capitanes Antonio Millán y Manuel Astorga, con 200 hombres y 3 cañones. En la calle de Cuadra, al poniente, el capitán Francisco Molina con 2 cañones cañones y 150 soldados. Y, finalmente, en la trinchera del oriente, el capitán Hilario Vial, con 100 hombres y dos cañones.
El resto de los hombres fue concentrado concentrado en la Plaza, con la caballería al mando de Ramón Freire y del capitán capitán Rafael Anguita, para que pudieran pudieran acudir en cualquier momento a prestar apoyo en el lugar de mayor peligro. En los techos de las casas cercanas a la Plaza y en los campanarios de las iglesias de La Merced y Parroquial, puso a varios fusileros, encargados de hostilizar al enemigo. Entretanto, los habitantes de la villa de Rancagua, vivían las horas de mayor mayor angustia de sus vidas. Los hombres hombres ayudaban ardorosamente a los soldados. Las mujeres, los ancianos y los niños, permanecían encerrados en sus casas o rezando dentro de las Iglesias.
OHiggins estableció el Cuartel General General en la casa del lado sur del costado costado oriente (donde hoy está el edificio de la Gobernación Provincial) En las casas del costado nor-poniente fue instalado un rudimentario hospital de sangre (donde hoy se levanta el edificio de la Intendencia Regional). BANDERAS NEGRAS EN RANCAGUA Para demostrar al enemigo la decisión decisión de los patriotas de luchar hasta morir, OHiggins ordenó “banderas negras de guerra a muert En lo alto de La Merced hizo colocar uno de los paños funerarios que se usaban en las ceremonias de la iglesia. iglesia. Esa fue la famosa “BANDERA NEGRA» de Rancagua. En la misma torre, en el campanario de la Parroquia Parroquia y en el techo del Cabildo, como así mismo en las trincheras, se colocaron colocaron banderas de la Patria Vieja, con un crespón negro. El historiador Julio Bañados dice: “Aquellos emblemas del color de la noche, más parecían adornos de un funeral. Era, a la vez, un reto desesperado desesperado al enemigo y al triste luto que, con anticipación, ponían los hijos de 1 3.
M. contínúa.... La verdadera historia de la batalla de Rancagua La verdadera historia de la batalla de Rancagua 1 relato de la Batalla de Rancagua Rancagua puede ocupar largas páginas, o aún más, puede ser materia de un libro completo, como algunos que ya se han escrito. Aunque sólo trataremos de resumir lo que otros han dicho, es tanto lo que se ha escrito sobre ese episodio trascendental de la historia chilena, que se haría extenso y fatigoso.
Sin embargo, por ser éste el hecho de mayor importancia en la Historia de Rancagua, pues fue la acción que sacó a la villa del anonimato y colocó el nombre de Rancagua en las páginas páginas más dramáticas de la historia, no podemos dejar de darle alguna extensión al relato de la Batalla. Sin omitir hechos interesantes o de importancia, importancia, trataremos de abreviar lo más posible. Se han escrito libros, folletos, monograifas, monograifas, artículos sobre este acontecimiento, acontecimiento, que ha sido considerado desde diversos puntos de vista: patriótico, patriótico, militar, “ohigginista “carrerista”, “carrerista”, educativo, sentimental, novelesco, novelesco, poético, etc.
Los han tratado plumas bien documentadas, llenas de erudición; otras que adolecen de algún algún defecto, omisiones, pasionismo, o simplemente otras que han escrito escrito relatos sencillos, o en los que ha campeado libremente la imaginación.
En las siguientes líneas, trataremos de hacer una descripción simplemente simplemente informativa, desde el punto de vista vista eminentemente local si se quiere, evitando en lo posible citas, documentos, documentos, detalles técnicos, mientras no sean indispensables para la mejor mejor comprensión y sin dar opiniones tajantes con respecto a la conducta de los jefes que intervinieron o sobre el valor más o menos estratégico de las acciones o del lugar escogido para realizarlas.
ESTUDIO DE SITUACIÓN El General Bernardo OHiggins, Comandante Comandante de la Primera División del Ejército patriota, había observado la situación y la conformación especial que tenía la villa de Rancagua, o Santa Santa Cruz de Triana, y se había formado el convencimiento de que era un lugar lugar muy apropiado para defenderse, en el posible caso de que el enemigo lograra atravesar el río Cachapoal. Así se lo hizo observar a José Miguel Carrera, en diversos oficios y comunicaciones. comunicaciones. En algunos de ellos le expresa: expresa: “El punto de Rancagua es de suma importancia para el enemigo y para nosotros no hay otro igual en todo el Reino.
Se puede hacer en él una vigorosa defensa sin exponer mucha mucha tropa ni aventurar la acción, aún cuando nuestra fuerza sea la quinta parte menos”. “Nos toma el enemigo el único lugar de defensa, el punto de Rancagua, desde el momento que suceda, casi preveo la infeliz suerte de Chile”. “Rancagua es el punto que debe decidir decidir nuestra suerte”. “Con mil hombres de infantería, 300 de caballería de fusil; igual número de lanceros, la culebrina de a 8 y el obús, yo soy responsable de que el enemigo no penetrará en Rancagua jamás”... Sin embargo, Carrera era partidario de defender la Angostura. Angostura. Pero, finalmente hubo acuerdo en elegir a Rancagua como punto de defensa, si no se lograba detener al enemigo en la línea del río Cachapoal. Cachapoal. PREPARATIVOS DE DEFENSA El día 20 de septiembre de 1814, los rancagüinos vieron llegar a la villa al General don Bernardo OHiggins, al frente de más de mil hombres que formaban la Primera División.
Después de conferenciar con las autoridades locales y exponerles su plan, se pidió la ayuda de las Milicias de Rancagua, y de la gente del pueblo pueblo para iniciar de inmediato los trabajos trabajos de fortificación. Con adobes, ladrillos, piedras, maderos, y otros elementos, se construyeron trincheras trincheras en las boca-calles distantes una cuadra del centro de la Plaza. La configuración especial que le dio el fundador a la villa, hace que desde desde el centro de la Plaza salgan cuatro cuatro calles formando una cruz.
Estas trincheras eran especialmente de adobes, de un metro a un metro cincuenta cincuenta de altura, dispuestas en forma forma de ángulo, de modo que en cada Un completo relato de lo acontecido el 1 y 2 de octubre de 1814. continúa. boca-calle quedaban tres, cada una en diferente dirección.
Para identificarlas, se les denominó con el nombre de la calle y el punto geográfico en que se encontraban: la del Sur o de San Francisco (en las esquinas de las actuales calles del Estado y OCarrol); la del Norte o de La Merced (en las actuales calles del Estado y Cuevas), la del Oriente o del Este (en las actuales Germán Riesco y Alcázar) y la del Poniente o del Oeste Oeste (en las actuales Independencia y Campos). En estos preparativos Rancagua vivió vivió los días siguientes, envuelta en la mayor zozobra, ante la inminencia de acciones bélicas de impredecibles consecuencias.
MOVIMIENTOS DE TROPAS El día 27 se supo en el pueblo que don Juan José Carrera, al mando de la Segunda División, había llegado a acampar a la “chacra de Valenzuela ubicada más o menos a una legua al oriente de Rancagua.
El día 30 don José Miguel Carrera se encontraba, junto con la Tercera División, División, en los Graneros del Conde o Graneros de La Compañía, como se conocía a ese lugar, a 11 kilómetros al norte de Rancagua.
Un pequeño grupo de soldados se quedó ese día en la villa, mientras Bernardo OHiggins con los hombres hombres de la Primera División y parte de los de la Segunda, se fue a vigilar los diversos vados del río Cachapoal, atentos a tratar de impedir el paso de los realistas que, según se supo, ya estaban en La Requínoa, a pocos kilómetros de la ribera sur del río. Al anochecer del día 30 de septiembre, septiembre, existía la certidumbre de que se acercaba el momento de una batalla. batalla. Es de comprender los temores de la gente del pueblo. Los hombres fueron ocupados en los trabajos de fortificación de la plaza y ayudando a los soldados. Algunas familias lograron lograron salir de Rancagua hacia lugares alejados. Las mujeres acudían a las Iglesias a rezar y luego se encerraron en sus casas, con sus niños y con los ancianos, mientras la noche comenzaba comenzaba a caer lentamente. PRIMER DÍA DE BATALLA La mayor parte de la noche del día 30 transcurrió en vela para los soldados patriotas. Las patrullas recorrían las márgenes del río en los lugares que se les habían asignado. Los habitantes habitantes de la villa apenas si podían conciliar conciliar el sueño escuchando el galope de caballos y los movimientos de tropas.
Al amanecer del sábado l de Octubre, Octubre, se supo en la villa, con dolorosa sorpresa, que Osorio había cruzado, antes del amanecer, sigilosamente, el río Cachapoal, por el vado de Cortés, al poniente de Rancagua. La División de Juan José Carrera, que se vio en peligro de quedar aislada decidió replegarse de inmediato al interior de Rancagua. El capitán Labbé, Labbé, ayudante de Juan José, galopó a comunicarle a OHiggins lo que estaba estaba pasando.
El General, al comprender comprender que la defensa de la línea del río ya no era posible, ordenó también el repliegue de la Primera División, encerrándose encerrándose en el pueblo, tal como se tenía proyectado para tal emergencia. emergencia. La precipitación con que se realizaron realizaron estos movimientos, hizo que las Milicias de Caballería de Aconcagua, que comandaba el Coronel don José María Portus, no tuvieran tiempo de tomar posiciones y se dispersaran. Previamente trataron inútilmente de entraren Rancagua, lo que privó a los patriotas de unos 1.200 hombres. DENTRO DE RANCAGUA La mayor confusión se desató en el interior del pueblo, cuando se supo que el ataque enemigo se aproximaba. aproximaba. OHiggins penetró en la villa alrededor de las 8 de la mañana. Un espléndido sol primaveral se remontaba remontaba lentamente por el lado cordillerano cordillerano y sería testigo mudo del drama que comenzaba a desarrollarse.
Cerradas las trincheras, OHiggins pasó rápida revista a las defensas y subió luego al techo del Cabildo, en la Plaza, desde donde examinó la forma en que el enemigo estaba distribuyendo distribuyendo sus fuerzas para rodear al pueblo.
De acuerdo a lo que pudo apreciar ordenó que sus hombres se ubicaran, en las cuatro trincheras, en la siguiente forma: En la calle de La Merced, al norte, el capitán José Antonio Sánchez, con 100 soldados y dos cañones. En la trinchera de San Francisco, al sur, los capitanes Antonio Millán y Manuel Astorga, con 200 hombres y 3 cañones. En la calle de Cuadra, al poniente, el capitán Francisco Molina con 2 cañones cañones y 150 soldados. Y, finalmente, en la trinchera del oriente, el capitán Hilario Vial, con 100 hombres y dos cañones.
El resto de los hombres fue concentrado concentrado en la Plaza, con la caballería al mando de Ramón Freire y del capitán capitán Rafael Anguita, para que pudieran pudieran acudir en cualquier momento a prestar apoyo en el lugar de mayor peligro. En los techos de las casas cercanas a la Plaza y en los campanarios de las iglesias de La Merced y Parroquial, puso a varios fusileros, encargados de hostilizar al enemigo. Entretanto, los habitantes de la villa de Rancagua, vivían las horas de mayor mayor angustia de sus vidas. Los hombres hombres ayudaban ardorosamente a los soldados. Las mujeres, los ancianos y los niños, permanecían encerrados en sus casas o rezando dentro de las Iglesias.
OHiggins estableció el Cuartel General General en la casa del lado sur del costado costado oriente (donde hoy está el edificio de la Gobernación Provincial) En las casas del costado nor-poniente fue instalado un rudimentario hospital de sangre (donde hoy se levanta el edificio de la Intendencia Regional). BANDERAS NEGRAS EN RANCAGUA Para demostrar al enemigo la decisión decisión de los patriotas de luchar hasta morir, OHiggins ordenó “banderas negras de guerra a muert En lo alto de La Merced hizo colocar uno de los paños funerarios que se usaban en las ceremonias de la iglesia. iglesia. Esa fue la famosa “BANDERA NEGRA» de Rancagua. En la misma torre, en el campanario de la Parroquia Parroquia y en el techo del Cabildo, como así mismo en las trincheras, se colocaron colocaron banderas de la Patria Vieja, con un crespón negro. El historiador Julio Bañados dice: “Aquellos emblemas del color de la noche, más parecían adornos de un funeral. Era, a la vez, un reto desesperado desesperado al enemigo y al triste luto que, con anticipación, ponían los hijos de 1 3.
M. contínúa... la Madre Patria, antes de morir, cubiertos cubiertos de glorias inmortales, entre las ruinas y el incendio de Rancagua Vicuña Mackenna cuenta que en el grandioso desfile de homenaje a OHiggins, de 1872, al ser inaugurado inaugurado el monumento ecuestre a su memoria, “un grupo de 25 inválidos, inválidos, sobrevivientes de la guerra de la independencia, presididos por el Sargento Rufino Saez, desfilaron escoltando escoltando la “BANDERA NEGRA» de Rancagua, que sobre fornido mástil llevaba el último de los combatientes de aquel heroico asalto.. OHIGGINS TOMA EL MANDO El mando de las tropas encerradas en Rancagua, debió haberle correspondido correspondido a Juan José Carrera, comandante comandante de la Segunda División, por ser el oficial más antiguo, pero éste decidió entregar a OHiggins esta responsabilidad. responsabilidad.
En los apuntes de John Thomas, Thomas, atribuidos a OHiggins, se cuenta cuenta que Carrera le dijo: “General y amigo: usted tiene toda la fuerza a su mando, pues, aunque no tengo orden de entregarle mi División, División, considero que usted le dará la dirección acertada que siempre acostumbra, y porque se que mis granaderos lo han de seguir a usted adonde quiera guiarlos”. OHiggins agradeció la deferencia, aceptó el mando y se aprestó a luchar en defensa de la Patria. COMIENZA EL ATAQUE Osorio, entretanto, rodeó completamente completamente la villa y distribuyó sus fuerzas fuerzas para poder atacar a las cuatro trincheras patriotas.
En la Cañada (Alameda), dejó a la caballería a las ordenes de Eleorraga y Quintanilla, y él se instaló con su cuartel general en una amplia casa del lado sur, donde comenzaba el camino hacia el Cachapoal Cachapoal (donde está actualmente la Casa de la Cultura). Más o menos a las 10 de la mañana, las fuerzas realistas iniciaron el ataque ataque a la plaza. Desde el lado norte avanzaron unos mil hombres de los batallones Valdivia Valdivia y Chillán, la mando de Lantaño y Carvallo, con 4 cañones.
Por el sur atacaron los Talaveras, el Real de Lima y los Húsares de la Concordia, Concordia, al mando de los oficiales Maroto, Maroto, Velasco y Barañao, apoyados por 6 cañones y con un total de 900 hombres. Por el oriente avanzó el coronel Ballesteros, Ballesteros, con 4 cañones y los batallones batallones Concepción y Voluntarios de Castro, con unos 1.400 hombres. Por el poniente, el ataque estuvo a cargo de los dos batallones de Chiloé con 4 cañones, al mando del Comandante Comandante Montoya. La batalla se inició casi simultáneamente simultáneamente por los cuatro lados. En la trinchera sur o de San Francisco, el ataque comenzó minutos antes con una carga en columnas cerradas de los Talaveras, al mando de Rafael Maroto. Maroto.
Los patriotas los dejaron acercarse acercarse lo más posible, aguardándolos en silencio, y cuando los tuvieron a su alcance, les lanzaron una lluvia de balas que los obligaron a replegarse en confusión, dejando la calle cubierta cubierta de cadáveres. En las otras trincheras sucedió algo parecido y al cabo de una hora de sangriento combate, los realistas se replegaron y suspendieron el fuego.
Osorio que, seguro de su éxito, descansaba en la casa elegida para cuartel, cuartel, fue informado del rechazo sufrido por sus tropas y, enfurecido, ordenó al coronel Manuel Barañao que atacara de inmediato con la caballería de Húsares. Sin embargo, el resultado fue el mismo: a pesar de la impetuosidad impetuosidad y valentía con que atacaron los realistas, una nueva lluvia de metralla los detuvo y obligó a replegarse. Barañao ordenó a sus hombres desmontar desmontar de sus caballos y los reorganizó reorganizó en una nueva columna que, durante varios minutos, sostuvo un duelo de fusilería con la trinchera patriota. patriota.
Protegidos del fuego de los fusiles, el capitán español Vicente San Bruno comenzó a construir con sus Talaveras Talaveras una trinchera enfrentando a las del sur de los patriotas, a una cuadra de distancia (hoy esquina de calles del Estado y Gamero), empleando para ello toda clase de objetos: sacos sacos de tierra, muebles, vigas y hasta atados de charqui que sacaron de las casas vecinas.
Por el norte y oriente, los capitanes Sánchez y Vial contenían otros ataques ataques realistas, mientras por la calle de Cuadra (hoy Independencia), el capitán Molina hacía prodigios de valor valor junto a sus hombres, conteniendo un poderoso ataque enemigo. OHiggins recorría incansablemente todas las trincheras, sable en mano, dando órdenes, infundiendo valor y ayudando a sus soldados.
Al mediodía los realistas cortaron el abastecimiento de agua del pueblo, que entraba por acequias que salían del canal que atravesaba la Cañadilla del Oriente (se denominaba popularmente popularmente la “acequia grande”, que desapareció desapareció en 1962) y la Cañada. Esta agua servía tanto para el riego como para la bebida y con esa operación los patriotas fueron privados de un elemento precioso para sus vidas y para sus armas. Poco después se suspendió el ataque. ataque. En el intertanto, los realistas construyeron nuevas trincheras frente frente a las de los patriotas. Estos aprovecharon aprovecharon para recoger sus muertos, atender a sus heridos y reforzar sus propias trincheras. REINICIAN ATAQUES Más o menos a las 2 de la tarde se reanudaron los ataques, con más violencia violencia que en la mañana, con el objetivo objetivo de dar por terminada la batalla. La trinchera realista de San Francisco ocasionaba fuertes daños a los patriotas, patriotas, por lo que OHiggins concibió un plan audaz: apoderarse de ella. Llamó hasta la plaza a un grupo de 50 hombres escogidos, les puso a la cabeza cabeza al subteniente Nicolás Maruri y al alférez Francisco Ibañez y les encomendó encomendó la diffcil y temeraria tarea. Estos Estos hombres protagonizaron uno de los episodios más heroicos de la sangrienta sangrienta jornada. En forma resuelta, desafiando las balas enemigas, salieron salieron por la trinchera del sury atacaron cuchilla en mano la trinchera realista, matando a casi todos sus defensores. Después que la desbarataron, ataron con lazos dos cañones del enemigo y volvieron con ellos a la Plaza. El detalle de esta acción muestra hechos hechos casi increíbles, pero plenamente plenamente confirmados por testigos.
Cuando Maruri trataba de volver a la plaza, por ejemplo, le comunicaron que en el interior de una de las casas, en el patio, se encontraba un destacamento destacamento de Talaveras esperando que pasara pasara para cortarle la retirada. Sin perder un instante, subió al techo de una casa vecina y desde allí les lanzó una granada de mano que diezmó a los enemigos, lo que le permitió volver a la plaza. Los patriotas celebraron el hecho con muestras de alegría y OHiggins, en ese mismo sitio, ascendió ascendió al subteniente Nicolás Maruri al grado de capitán, por su arrojo y valentía. valentía. En las otras trincheras se registraron también hechos que constituyeron extraordinarias muestras de heroísmo. heroísmo. Después de dos horas de combate combate encarnizado, más o menos a las cuatro de la tarde, los realistas se replegaron replegaron de nuevo y suspendieron su tercer ataque. EL CUARTO ATAQUE Unas tres horas más tarde, más o menos a las siete, cuando ya estaba anocheciendo, las cuatro trincheras de los defensores recibieron el cuarto cuarto asalto enemigo. Las escenas de la tarde se repitieron. Otras dos horas de horrible combate terminaron con un nuevo repliegue de los asaltantes, cuando las sombras de la noche ya envolvían a Rancagua. LA NOCHE HORRENDA (1 al 2 de octubre de 1814) Una noche horrenda para Rancagua continúa....