Autor: M. VILLARROEL
Colo Colo 91 recordó sus cábalas en el hotel Sheraton
Colo Colo 91 recordó sus cábalas en el hotel Sheraton M.
VILLARROEL na pintura, un mozo indiscreU to, unos guantes de arquero envueltos en toallas de hotel y leer el diario en una reposera junto a la piscina. ¿Qué tienen en común todas esas cosas? Que fueron algunas de las tantas cábalas que tenían los jugadores del plantel de Colo Colo campeón de la Copa Libertadores. "Ese equipo era una cábala en sí mismo", resume Ignacio Pérez Tuesta, autor del libro "Hombres de blanco: la historia Íntima de Colo Colo campeón de América 1991", donde cuenta esos rituales que aquel plantel nunca dejó de realizar. Y casi todos con un lugar en común: el hotel Sheraton, cuartel de concentración de los albos en esa campaña.
En ese mismo hotel, este miércoles, el club invitó a los campeones a un almuerzo para conmemorar los 33 años de la obtención del título 33 años de la obtención del título "Este hotel es simbólico", dijo el Coca Mendoza.
Con más canas y el doble de edad los campeones se reunieron en RICHARD SALGADO "Aquí vivíamos, prácticamente", dijo el Chano Garrido en aniversario 33 de la Copa Libertadores Colo Colo 91 recordó sus cábalas en el hotel Sheraton cábalas en el hotel Sheraton cábalas en el hotel Sheraton cábalas en el hotel Sheraton cábalas en el hotel Sheraton cábalas en el hotel Sheraton Los campeones tienda que vendía cuadros. Un día pararon y miraron los cuadros. Después pasaban por las canchas de tenis, era un paseo para relajarse.
Eso fue al principio y como empezaron a ganar después Pizarro buscaba al Chano para hacer el mismo paseo, casualmente a la misma tienda de pinturas y se ponía delante del mismo cuadro", comenta Ignacio Pérez Tuesta. El diario de Morón. Una cábala conocida, pero la favorita de Garrido: "Daniel Morón salió de su habitación siempre a la misma hora, a las 12. Bajaba y creía que nadie lo estaba mirando. Se iba al lado de la piscina del hotel y ahí se tiraba en la reposera y hacía como que estaba leyendo el diario, pero no leía nada. Un día amaneció lloviendo y todos lo miramos, nos preguntábamos si la iba a hacer igual. Y la hizo, el diario se mojaba y él hacía como que lo leía igual", recuerda el zaguero. El mozo con el trofeo. Otra con Garrido: "El mismo 5 de junio en la mañana, el día de la final, bajan a tomar desayuno y un mozo del hotel de 1991 se le hace un gesto al Chano.
Él pensó el lugar donde se reunieron que le iba a pedir un autógrafo. 'Vennuevamente ga, que le tengo algo", le dijo y lo llevó concentraban para Jugar de locales. continental, el 5 de junio de 1991.
Asistieron Marcelo Barticciotto, Gabriel "Coca" Mendoza, Patricio Yáñez, Rubén Espinoza, Lizardo "Chano" Garrido, Eduardo Vilches, Javier Margas y Jaime Pizarro, entre otros. y Jaime Pizarro, entre otros. en el Sheraton, el hotel de las cábalas. al segundo o tercer piso del hotel.
El Chano, sin entender qué pasaba, le pregunta qué quiere y el mozo lo hace entrar a una habitación: era la pieza reservada por la Conmebol, donde estaba arriba de una mesa el trofeo de la Copa Libertadores. El Chano no la quiso tocar.
Salió de la pieza y se quedó pensando toda la tarde en que iba a ser mufa y que perderían por su Lizardo Garrido recordó sus anécdotas con Jaime Pizarro y Daniel Morón. culpa", relata Pérez Tuesta.
La ropa y los guantes de Morón. "Si decimos que ese equipo era una cábala en sí mismo, sobre todo es por Daniel Morón", afirma el es"Es lindo que nos juntemos todos, que estemos reunidos en una fecha tan especial, y en el hotel donde estuvimos siempre. Este hotel es simbólico, por eso vine también, me trae bólico, por eso vine también, me trae RICHARD SALGADO muchos recuerdos maravillosos", dijo el Coca Mendoza. "No sólo era el hotel donde nos concentrábamos. Aquí vivíamos, prácticamente. Tantos recuerdos, tantas historias, sobre todo las de las cábalas", evocó entre risas el Chano Garrido. Jaime Pizarro y la pintura. "A Pizarro ustedes lo ven compuesto, súper serio, y siempre fue así, pero también tenía sus cábalas.
El pensaba que me engrupía, que yo no cachaba, y me decía '¿ oye Chano vamos a dar una vuelta para allá?". Y me llevaba a ver un cuadro, una pintura que vendían en una tienda. Pero era feo el cuadro. Y me tenía ahí durante dos minutos. Y bueno, ese día ganamos. Y al partido siguiente, otra vez, el mismo cuadro. Menos mal que no vendieron el cuadro", recuerda Garrido. "Esa historia es una de las poco conocidas y desmitifica la creencia de que Pizarro no era cabalero. Comenzó porque ellos salían, durante las mañanas, a caminar a los alrededores del Sheraton. Y cerca de ahí había una critor Pérez Tuesta, actual director de la Escuela de Periodismo y Comunicaciones de Universidad de Las Américas. "Era el único que llevaba su ropa al hotel. El recordado traje amarillo, lo guardaba él y lo llevaba en su bolso. Lavaba los guantes en el hotel, los envolvía con las toallas blancas y los llevaba así al estadio. Así lo hizo siempre, desde el principio". siempre, desde el principio". siempre, desde el principio"..